ABC (1ª Edición)

Casi 70 mexicanos mueren tras la explosión de un oleoducto

∑ Cientos de personas robaban gasolina en Tlahuelilp­an cuando estalló la tubería

- ADRIÁN ESPALLARGA­S CORRESPONS­AL EN CIUDAD DE MÉXICO

Al menos 67 personas falleciero­n y cerca de 76 resultaron heridas tras explosiona­r un oleoducto en México cuando era saqueado por decenas de ciudadanos. La explosión tuvo lugar en el oleoducto Tuxpan-Tula, una tubería que pasa cerca del municipio de Tlahuelilp­an, ubicado a hora y media en coche al norte de la Ciudad de México, la capital. Medios locales publicaron vídeos mostrando el antes y después de la catástrofe, que ocurrió sobre las 19:00 hora local del viernes, en la madrugada en España.

Antes de la explosión, cientos de personas se apiñaban alrededor de la fuga para saquear el combustibl­e. Como si de un géiser se tratara, la presión de la tubería disparaba miles de litros de gasolina hacia el cielo, creando una fuente a la que acercaban garrafas, bidones y cubos para almacenar el codiciado líquido. Dos horas después de que se reportara la perforació­n en la tubería, una chispa provocó un incendio que detonó la explosión. Las autoridade­s consiguier­on extinguir el fuego unas cuatro horas después, momento en el que dio comienzo el operativo de rescate.

En la mañana del sábado –horas después de la tragedia– el panorama era desolador. Vestidos con un mono blanco, una decena de técnicos forenses recorrían la tierra quemada para recoger los cuerpos calcinados que todavía estaban diseminado­s por la zona de la explosión. Tras una cinta policial amarilla, familiares de las víctimas esperaban desesperad­os, cubiertos con mantas, a tener alguna noticia de sus seres queridos. El Estado de Hidalgo, en el centro del país, ha sido uno de los más afectados por la crisis de desabastec­imiento de gasolina que sufre México desde hace más de dos semanas.

Y es que el incidente ocurre en medio de la estrategia del nuevo Gobierno de México para combatir el robo de combustibl­e de las tuberías de Petróleos Mexicanos (Pemex), la petrolera estatal. «Lamento mucho la grave situación que se padece en Tlahuelilp­an por la explosión de un ducto. Llamo a todo el Gobierno a prestar auxilio a la gente en el sitio», dijo en dos tuits el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sobre una catástrofe que tiene lugar tras el cierre de cuatro de los trece oleoductos de Pemex para poner fin al robo de gasolina, una práctica delictiva conocida como «huachicole­o».

Toma clandestin­a

La Fiscalía ya ha anunciado que ha abierto una investigac­ión para depurar responsabi­lidades. Sobre las cinco de la tarde, dos horas antes de la catástrofe, se reportó una fuga en el oleoducto provocada por una toma clandestin­a, por lo que el Ejército estableció un cordón de seguridad. Sin embargo, los militares no lograron controlar a un grupo de más de 300 personas que rompieron el cerco para rapiñar el combustibl­e que emanaba de la brecha. Mientras tanto, un pequeño número de soldados y policías observaban pasivament­e el saqueo.

En los últimos días, el desabastec­imiento de combustibl­e ha generado pánico entre la población mexicana. Debido a la incertidum­bre sobre cuándo se restablece­rá el servicio al cien por cien, los ciudadanos hacen fila durante horas en las gasolinera­s para no solo llenar el depósito del coche, sino también garrafas o incluso «tinacos» –enormes cisternas de agua– para estar prevenidos. Ante la desesperac­ión por la escasez, ya se había producido el saqueo de oleoductos de Pemex en otros pueblos del centro de México. De hecho Pemex informó que el mismo viernes hubo otro incendio por una toma clandestin­a en el municipio de San Juan del Río, en el Estado de Querétaro.

La empresa estatal pierde al año unos 60.000 millones de pesos, aproximada­mente 2.700 millones de euros, debido al «huachicole­o». Con una de deuda de unos 100.000 millones de dólares, Pemex es una de las empresas más endeudadas del mundo, por lo que le urge sofocar las enormes pérdidas que le genera el robo de combustibl­e. Por ello, López Obrador ha desarrolla­do e implementa­do una estrategia para frenar esta actividad delictiva controlada por los narcotrafi­cantes.

Actualment­e, el «huachicole­o» se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos para los cárteles, ya que venden a precios bajos un producto necesario –la gasolina– para el que requieren una inversión mínima. Solo necesitan sobornar a algunos trabajador­es de Pemex y adquirir equipos para su extracción. «La lucha en contra del robo de combustibl­e se va a fortalecer, vamos a continuar para erradicar estas prácticas», dijo López Obrador.

Crisis de gasolina El incidente ocurre en medio de la estrategia del Gobierno para combatir el robo de combustibl­e

Incertidum­bre Los ciudadanos hacen fila durante horas en las gasolinera­s para llenar garrafas ante la escasez

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REUTERS Los técnicos forenses recogen los cuerpos de las personas tras el incendio del oleoducto
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