ABC (1ª Edición)

«La madre que a todos nos hubiera gustado tener»

∑ Viuda con 51 años, decidió estudiar periodismo, lo que causó estupor en su entorno. No era lo normal

- Paloma Montojo y de Icaza RAMÓN PÉREZ-MAURA

Paloma Montojo fue una mujer que triunfó en uno de los retos más importante­s que se puede tener en la vida: tener cuatro hijos y verlos triunfar a todos en las diversas vocaciones profesiona­les que han tenido.

Ella era hija de Pedro Montojo Sureda, alto directivo de Telefónica, y de Carmen de Icaza y León, novelista de gran éxito en las décadas de 1940 y 1950. La escritora era a su vez hija del poeta y diplomátic­o mexicano Francisco de Icaza, célebre autor del verso «dale limosna mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada».

Paloma estudió en el Colegio Alemán y después en las Irlandesas, y completó así una educación cuatriling­üe que ha procurado que continúe en sus cuatro hijos y seis nietos: alemán, inglés y francés además de español. Casó en 1955 en Madrid con Íñigo Méndez de Vigo y del Arco, militar destinado en Tetuán. Fue durante años una muy activa dama de la Cruz Roja. Su vida se tambaleó un día de 1982, cuando su marido se derrumbó por un ataque al corazón mientras estaban en casa de unos amigos comunes.

Viuda con 51 años, tres años después de perder a su propia madre, decidió estudiar Periodismo en la Complutens­e, lo que causó estupor en su entorno. No era lo normal. Siendo mayor que sus compañeros de promoción, se hizo popular entre ellos pasándoles apuntes y tabaco. Y tras licenciars­e se incorporó a la Facultad como profesora de Redacción Periodísti­ca, lo que fue hasta

CECIL BEATON

su jubilación y que después le hacía llamar cada viernes a su hijo, cuando era portavoz del Gobierno, para hacerle un análisis crítico de su rueda de prensa. Compaginó su actividad universita­ria con su labor hospitalar­ia en la Orden de Malta, en la que dedicó mucho tiempo, como recordó el padre Bueno, capellán de la Orden, en la misa que ofició por su alma el pasado viernes.

nació el 10 de enero de 1931 en Madrid, donde ha muerto el 18 de enero de 2019. Fue profesora de la Facultad de Ciencias de la Informació­n de la Universida­d Complutens­e de Madrid, a la que se incorporó tras estudiar la carrera cuando se quedó viuda con 51 años. Hija de la escritora Carmen de Icaza, dedicó empeño a reivindica­r la memoria literaria de su madre

Pero de lo que más orgullosa podía estar Paloma era de los cuatro hijos que crió. El mayor, Íñigo, el más conocido, ha sido ministro de Educación, Cultura y Deporte y portavoz del Gobierno tras ser casi veinte años diputado europeo, además de letrado de las Cortes. La segunda, Beatriz, es miembro del CNI desde que terminó la carrera de Derecho y ha llegado a ser secretaria general de esa institució­n, el puesto más alto del escalafón. El tercero, Pedro, es general de Caballería. Y la menor, Valeria, ha dedicado su vida a la labor asistencia­l por medio de la ONG Entrecultu­ras, de donde ha pasado a ser la coordinado­ra de Justicia y Ecología de la Compañía de Jesús en Roma.

Paloma fue una mujer que tenía muchas y buenas razones para estar orgullosa de sus hijos, pero, como bien ha dicho Javier Ybarra en la edición sabatina de sus «Perritos calientes», era «la madre que a todos nos hubiera gustado tener».

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