La ONU pide a Egipto una investigación de la muerte de Mursi
Bachelet reclama un proceso «imparcial» sobre el fallecimiento «repentino»
A las cinco de la mañana, con la única presencia de sus seres más queridos y en un cementerio a las afueras de Cairo, en Medinat Nasr, donde descansan otros líderes de los Hermanos Musulmanes muertos en los últimos años, así fue la despedida autorizada por el régimen egipcio a Mohamed Mursi. Un adiós silenciado, sin apenas repercusión en los medios nacionales, fuertemente controlados, y con prisa para pasar página y dejar atrás la etapa de quien fue el primer y único presidente del país elegido de forma democrática. Un adiós marcado por la petición de la ONU de una investigación «imparcial» sobre su muerte y la celebración de funerales en las principales ciudades de Turquía, donde miles de seguidores de la Hermandad han encontrado refugio huyendo de la represión del general que derrocó a Mursi y que desde entonces dirige el país con mano de hierro, Abdelfatá Al Sisi.
«Hemos lavado su cadáver en el hospital de la cárcel de Tora. Le hemos rezado dentro de la mezquita de la cárcel», escribió en su cuenta de Facebook Ahmed Mursi, uno de los hijos del depuesto presidente. El deseo de la familia era trasladar el cuerpo a la provincia natal del fallecido, Sharquia, pero «las autoridades de seguridad rechazaron enterrarle en el cementerio de la familia», informaron Ahmed y su hermano Abdulá. El abogado del dirigente islamista, Abdelmoneim Abdel Maksud, indicó que la familia «desconoce los motivos de la muerte» y denunció que la última visita que le pudo hacer a la cárcel se produjo hace un año y medio, según declaraciones recogidas por la agencia Efe.
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los DD.HH., Michelle Bachelet, reclamó una investigación «imparcial» sobre la muerte «repentina» de Mursi que sea llevada a cabo «por un órgano independiente», una petición idéntica a la formulada por Amnistía Internacional (AI). Las críticas más duras al régimen egipcio llegaron desde Human Rights Watch (HRW), cuyo director, Keneth Roth, declaró que «no sorprende que el Gobierno del presidente Sisi dejara morir a Mursi a base de privarle del tratamiento médico que necesitaba, ya que es el mismo gobierno que asesinó a 817 de sus seguidores en apenas 12 horas en 2014 en la Rabaa Al Adawiya». El Servicio de Información del Estado (SIS) respondió a las críticas de HRW al asegurar que la última petición del expresidente para recibir tratamiento médico fue en noviembre de 2017 y fue aceptada, y añadió que, según el último reconocimiento que le hicieron, «gozaba de buena salud, aunque sufría de diabetes».
Entierro «Las autoridades rechazaron enterrarle en el cementerio de la familia», dijeron ayer sus hijos