La juventud de un cuarentón
La marca celebra el 40 aniversario estrenando un motor diésel de 330 CV
Pocos vehículos se han mantenido tan fieles a sus orígenes como el Mercedes-Benz Clase G. A sus 40 años se puede considerar como un «cuarentón atractivo», que tan solo sutilmente ha variado su estética, y ha logrado mantener todas sus cualidades 4x4, mejorando notablemente el comportamiento en carretera.
El Clase G nació como vehículo militar sobradamente preparado para circular en las condiciones más duras, pero también se ha adentrado en el segmento de los automóviles de uso civil, igualmente capacitado para el 4x4, pero con toda la tecnología y lujo disponible.
El proyecto nace a principios de los años 70 del siglo pasado como contrato de cooperación entre la antigua Daimler-Benz AG y Steyr-Daimler-Puch en la ciudad austríaca de Graz, donde en la actualidad se sigue fabricando. La tracción integral y los bloqueos de diferencial con una acción de bloqueo del 100% forman parte desde siempre del modelo «G», al igual que el bastidor de travesaños. En 1975 se toma la decisión de iniciar la producción en serie de los modelos G, y se amplía y traslada para ello la planta de Graz, donde los procesos manuales están presentes también a día de hoy en las líneas de fabricación. Alrededor de 2.000 empleados confeccionan a mano esta «herramienta» de precisión con una gran minuciosidad.
Este cuarenta aniversario ha tenido un regalo especial: el nuevo Mercedes-Benz G 400 d, equipado con un nuevo motor, el diésel de mayor potencia. Se trata de un seis cilindros en línea, que promedia 9,6 l/100 km de consumo, con unas emisiones de CO2 de 253 g/km.
Los alrededores de Graz, y el nuevo circuito de pruebas 4x4 diseñado para someter a los Clase G a los trazados más duros, y que también ha sido inaugurado para la ocasión, han sido los bancos de pruebas donde hemos podido conducir este modelo conmemorativo.
En lo que se refiere a carretera y autopista, cabe destacar la buena insonorización que se ha conseguido, ya que ni el motor ni los ruidos provenientes del exterior se perciben a la hora de circular. Sus 330 CV y un rotundo par máximo de 700 Nm disponibles entre 3.400 y 4.600 rpm, nos garantizan una conducción muy ágil. No se detectan excesivos balanceos, y los acabados de lujo interiores se acompañan de las últimas tecnologías en ayudas a la conducción.
La mejora de comportamiento en carretera no le resta facultades fuera de ella. Subidas de rampas de 45 grados, entrada de 30,3 y salida de 29,9 grados, inclinación lateral de 35, vadeo de 700 milímetros de profundidad, descenso de rampas con el 100% de inclinación son capacidades que hemos podido comprobar en primera persona estrenando el G-Class Experience Center, construido en el antiguo aeródromo Nittner en Kalsdorf. Unas instalaciones de más de 100.000 metros cuadrados de superficie en los que se pueden simular y superar las condiciones de mayor dureza que nos podamos encontrar en la conducción fuera del asfalto.