ABC (1ª Edición)

El bajo caudal del Ebro muestra un lecho repleto de algas

Entre febrero y marzo, el Pirineo asistió a un deshielo prematuro

- ROBERTO PÉREZ

El Ebro sufre un estiaje prematuro, inusual en estas fechas del año y más propio de la canícula que de mediados del mes de junio, cuando todavía no ha llegado oficialmen­te el verano. La escasez de agua ha dejado a la vista un extenso lecho de algas en el cauce del Ebro a su paso por Zaragoza capital.

Este acusado descenso del caudal suele ocurrir en las semanas centrales del verano, entre julio y agosto. En estas fechas de junio resulta extraño. De hecho, ha habido años que en vísperas del verano lo que ha preocupado ha sido justo lo contrario, las crecidas del Ebro y sus temidas riadas. Esas crecidas en vísperas de la estación estival venían motivadas por lluvias persistent­es, ocasionalm­ente combinadas con el deshielo del Pirineo.

Este año, sin embargo, las precipitac­iones no han sido abundantes. Tampoco las nevadas en invierno. De hecho, el deshielo también se adelantó considerab­lemente y arrancó en pleno invierno. Y todo eso se nota en el Ebro y en la red de embalses de esta cuenca hidrológic­a, cuyas reservas están muy por debajo de las de hace un año y son inferiores a la media del último quinquenio.

Hay una relación directa entre lo que nieva en el Pirineo durante el invierno y cómo se comporta el Ebro desde finales de primavera. Y este año la nieve no ha dado de sí. No solo porque ha habido poca, mucha menos de lo habitual, sino porque el invierno registró temperatur­as inusualmen­te elevadas.

El Pirineo despidió el pasado marzo uno de los inviernos más secos y menos fríos que recuerda en muchos años. Aún no había llegado oficialmen­te la primavera y el Pirineo ya presentaba una estampa más propia de finales de mayo que de mediados de marzo. Tan es así que en aquellas fechas, a mediados de marzo, en toda la vertiente española del Pirineo no había ni mil hectómetro­s cúbicos de agua en forma de nieve, algo que suele darse a las puertas del mes de junio, no en la recta final del invierno.

Invierno seco y cálido

El motivo de esa situación vivida este año fue doble: de una parte, la escasez de precipitac­iones que se notó con rotundidad durante el invierno; de otra, las temperatur­as inusualmen­te altas que se registraro­n desde finales de enero. Así que la poca nieve que había caído se empezó a derretir antes de tiempo. Y, a estas alturas, en junio, el Ebro echa de menos los caudales de los deshielos que se producen en condicione­s normales y que van aportando caudales durante la primavera.

Hay otro dato que demuestra lo meteorológ­icamente singular que ha sido este año en la cuenca del Ebro: en mes y medio, entre febrero y la primera quincena de marzo, el Pirineo vio cómo se derretía, prematuram­ente, más del 40% de la escasa nieve que había llegado a acumular durante el invierno.

 ?? FABIÁN SIMÓN ?? Aspecto del Ebro a su paso por Zaragoza, esta semana
FABIÁN SIMÓN Aspecto del Ebro a su paso por Zaragoza, esta semana

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain