LA «ESTEPA ESPAÑOLA» DE PETER HANDKE
España ocupa un puesto esencial en la obra de Peter Handke, como espacio mítico e histórico que nos ayuda a comprender todas las crisis de Europa. Entre su centenar de relatos, novelas, piezas de teatro, ensayos y guiones cinematográficos, media docena hablan de nuestro país. Handke fue introducido en España por José Luis Gómez años antes que el austriaco realizase varios viajes por tierras españolas, convertidas en paisaje geográfico que se confunde con sus paisajes más íntimos, entre la cuenca danuviana y los Balcanes.
La descomposición de AustroHungría y el riesgo de descomposición de la civilización europea tiene un puesto central en la matriz primera de su obra, que también fue testigo de las atrocidades cometidas por las comunidades étnicas y religiosas durante las guerras balcánicas con las que culminó la descomposición de la antigua Yugoslavia. En ese marco histórico, Handke viajó a España en varias ocasiones y se sirve de los paisajes castellanos para reflexionar sobre el futuro de los pueblos europeos. En su libro «La noche del Morava», habla de la «estepa española»: un lugar entre real y simbólico donde sigue estando presente la huella de Machado.
La «estepa española» de Handke tiene muchos colores y peculiaridades de los paisajes de los Balcanes y la cuenca danuviana, presentes en toda su obra. Se trata de una «síntesis» entre los paisajes del alma y los del viajero que encuentra en Aranjuez y la sierra de Gredos escenarios para sus fábulas y alguno de sus relatos y guiones, como ocurre con una película de Wim Wenders.
Una de sus claves indispensables son sus «viajes», que solo cobran sentido a través de las iluminaciones del alma, la poesía mística castellana o los tormentos ilustrados de María Zambrano.
El primer dramaturgo Peter Handke dejó constancia de la crisis de las lenguas europeas. El narrador y el viajero contemplan los paisajes devastados y sembrados de cadáveres, tras un rosario de guerras. El lector de Antonio Machado y el Cántico espiritual se resiste a guardar silencio y decide hablar, contar los tormentos del alma, ante el melancólico espectáculo de nuestra historia reciente.