ABC (1ª Edición)

NUESTRA PATRIA

«Los españoles del siglo XXI podremos decir con orgullo que en nuestra Patria hemos cumplido con nuestra parte del trabajo, que vamos a ser unos buenos ancestros de los españoles del futuro. Hoy es el día de celebrarlo unidos, consciente­s de nuestra suert

- POR ISABEL DÍAZ AYUSO ISABEL DÍAZ AYUSO ES PRESIDENTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID

UNA fiesta nacional es un día feliz de celebració­n ciudadana donde se reconoce todo lo conseguido a lo largo de nuestra historia. Es un día de agradecimi­ento a los ancestros por la prosperida­d institucio­nal y material que ellos construyer­on para que nosotros la disfrutáse­mos. Quiero que todos los españoles celebremos juntos nuestra Fiesta Nacional, orgullosos de la nación en la que vivimos, por el pasado del que venimos, por el presente que disfrutamo­s y por el futuro que vamos a construir. Porque la nación, como escribió Edmund Burke en una frase fantástica, es una asociación entre los muertos, los vivos y los que todavía no han nacido.

Por esto mismo, somos consciente­s de que nuestra Nación no nos pertenece sólo a los españoles de hoy. También sabemos que en la vieja Historia de nuestra patria no siempre hemos sabido articular un sistema de convivenci­a en el que todas las libertades estuvieran garantizad­as y en el que todos los derechos estuvieran reconocido­s, como sabemos que nunca se ha logrado eso mejor que en el periodo que comenzó con la Constituci­ón de 1978. Hoy disfrutamo­s de un ordenamien­to jurídico del que estamos orgullosos por el bienestar y la libertad que nos proporcion­a.

Una fiesta nacional es también una renovación del compromiso de vivir juntos, y de seguir contribuye­ndo a la construcci­ón de la nación. Decía Antonio Machado «que no es patria el suelo que se pisa, sino el suelo que se labra. Que allí donde no existe huella del esfuerzo humano no hay patria. La patria es algo que se hace constantem­ente». Y queda mucha patria por hacer.

Pero me gustaría que hoy disfrutemo­s. Que seamos consciente­s de lo afortunado­s que somos. Porque el legado recibido es fantástico: Somos solidarios entre nosotros y generosos con los demás. Somos, y a una distancia enorme del siguiente, la primera nación en donaciones de órganos y en operacione­s de trasplante­s. Tenemos la esperanza de vida más alta del mundo. Tenemos unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado modernos y escrupulos­amente respetuoso­s con el ordenamien­to jurídico. Unas empresas constructo­ras internacio­nales que realizan obras magníficas allí donde son reclamadas. Y hay miles de razones más por las que estar satisfecho­s.

Nuestros antepasado­s nos han regalado una lengua que nos hermana con más de 500 millones de personas. Algo que, en la nueva sociedad de la informació­n, es una ventaja de la que no sé si somos consciente­s. Nuestro idioma es como nosotros, cambiante, creado por todos y modificado por todos. No exaltamos las diferencia­s, ni tenemos nostalgias de tiempos pasados, y si glorificam­os algunos capítulos de nuestra historia es porque son gloriosos para la humanidad. Además, lo son de verdad. Un 12 de Octubre, unos hombres que no habían visto el mar lo cruzaron, descubrier­on un continente y la forma redonda de la tierra. Allí donde ellos desembarca­ron, los nativos constituye­n hoy en día el porcentaje más importante de la población. Allí donde otros desembarca­ron apenas queda algún indígena en reservas olvidadas. Nosotros, en nuestra fiesta nacional, no celebramos la derrota del enemigo en una batalla sangrienta, celebramos la unión de dos hemisferio­s. Aquellos nativos fueron considerad­os españoles iguales en derechos. Somos buena gente. Vivimos como a nosotros nos gusta vivir, en el mejor país del mundo. Mejorable, sí, pero ya es fantástico. Dejemos de una vez los pesimismos y cuidemos la nación porque España es una gigantesca red de afectos que nos protege, tejida por millones de ciudadanos anónimos a lo largo de los siglos. España es un regalo magnífico, un testigo al que tenemos que contribuir, porque nuestros actos sólo adquirirán sentido dentro de esta narración que es la construcci­ón de España. Los grandes acontecimi­entos que crean la nación no son las batallas ni las revolucion­es, sino los actos cotidianos. Esto es lo permanente, la gestión eficaz de la administra­ción, la construcci­ón de infraestru­cturas públicas (hospitales, escuelas, líneas de metro...), la suma del trabajo bien hecho de cada uno de nosotros, esto es hacer Patria. Es en España donde cada uno de nosotros contribuye con su trabajo diario al esfuerzo civilizado­r universal. Sí, a lo universal, porque, no lo duden, nuestra única forma posible de ser universale­s es ser españoles. Y serlo sin chauvinism­o, sin golpes en el pecho ni nostalgias de épicas trasnochad­as. La nuestra es una gran nación que, sencillame­nte, desarrolla en su territorio y a su manera el ideal occidental ciudadano en el que cada uno tiene el máximo de libertad para desarrolla­r su talento y contribuir a esta obra de todos. Los españoles del siglo XXI podremos decir con orgullo que en nuestra Patria hemos cumplido con nuestra parte del trabajo, que vamos a ser unos buenos ancestros de los españoles del futuro. Hoy es el día de celebrarlo unidos, consciente­s de nuestra suerte y de nuestra fuerza.

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