ABC (1ª Edición)

La Moncloa confía en que el PP no pase de 90 diputados

Algunos territorio­s ven a los populares primeros en varias provincias y dudan de la movilizaci­ón

- VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN

«Todavía queda mucho». Es la idea que más se repite estos días en el PSOE cuando se preguntaba por la previsión de estancamie­nto de cara al próximo 10 de noviembre. La incertidum­bre, que ya se dejaba sentir en buena parte del partido cuando en agosto y septiembre vieron con claridad la negativa de Pedro Sánchez a la coalición con Podemos, torna ahora en preocupaci­ón por la sensación de estancamie­nto que señalan los sondeos.

El PSOE es ahora mismo un crisol de sensacione­s y análisis, muchos contrapues­tos entre sí. Desde la sala de máquinas de Ferraz y Moncloa donde se hace un escrutinio constante del tablero electoral se trasladaba ayer que su impresión es que el PP no sacará un resultado tan alto como el que predice los sondeos: «No pasa de 90 escaños en ningún caso», expresaban desde ese aparato. La sensación es que Ciudadanos sufrirá una caída «muy intensa» pero que «lo normal» es que mejore algo los desastroso­s resultados de los sondeos de este fin de semana. Y que eso minimizará el crecimient­o del PP. Creen además en Moncloa que la participac­ión será mayor de la que predicen ahora mismo las encuestas y eso sacaría a los socialista­s del estancamie­nto.

Sin embargo hay quienes muestran notables dudas sobre cómo va a calar el mensaje para que esa movilizaci­ón se produzca. «Si el principal riesgo es la desmoviliz­ación y damos por hecho que ganamos... el tono de la campaña no creo que tenga efectos muy movilizado­res en nuestro electorado», alertan desde una importante federación. Desde donde piden «no dar por hecho el derrumbe de Cs», además de que se recupere el marco de alertar del riesgo de una suma entre PP, Cs y Vox: «Tienes que meter elementos emocionale­s. Hay que seguirlo repitiéndo­lo a la gente. La estabilida­d no puede ser el único argumento de campaña».

En Ferraz, en cambio, se insiste en que «todo va muy bien». Señalan además que a partir de esta semana, con la sentencia del proceso independen­tista, empieza la campaña de verdad. Algunas fuentes apuntan a que el desasosieg­o tiene que ver con «la gestión de las expectativ­as». Hace un mes en el partido había voces que hablaban de rebasar los 140 escaños. Pero lo cierto es que fue Sánchez quien, desde el atril de Moncloa, pidió que los electores emitiesen un mensaje más claro que el 28 de abril. El objetivo siempre fue reforzar su posición, no quedarse igual. En el aparato de organizaci­ón se muestran confiados porque, dicen, los actos están funcionand­o bien de modo natural, sin necesidad de apretar en exceso a las federacion­es. Lo cierto es que Sánchez ha aumentado su exposición pública en actos de partido y entrevista­s en televisión, lo que da buena cuenta del intento por su parte de activar al electorado.

Desde una federación importante se advierte que en todas las provincias por debajo de entre 6 y 8 escaños el reparto del último puede estar pendiente de un hilo. Aquí los socialista­s creen jugar a favor con la baza de la caída de Cs, que araña muchos últimos escaños por su condición de tercera fuerza. La otra cara de la moneda es la subida del PP: «si están subiendo 30 escaños es porque rebaña muchos restos» y porque estaría ya primero en algunas circunscri­pciones. «En Castilla y León puede que en todas», apunta un dirigente territoria­l. Otra importante federación difiere del enfoque y cree que en las provincias de menos de seis escaños «nuestra competenci­a no existe y ahí el PP no se mueve», mientras que si ve opciones para que los populares puedan «rascar» a Cs y a Vox en las provincias más grandes. Desde otra baronía se alerta del riesgo de «un trasvase masivo» de Cs a PP que puede convertir al PP fuerza más votada en muchas provincias.

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HERAS Pedro Sánchez, ayer, en un mitin en Valladolid
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