ABC (1ª Edición)

Nobel de la Paz para Abiy Ahmed, primer ministro de Etiopía

El Comité Noruego destaca su papel en el histórico acuerdo de paz con Eritrea

- ALBA AMORÓS CORRESPONS­AL EN JOHANESBUR­GO

Abiy Ahmed Ali, de 43 años, se alzó ayer con el Nobel de la Paz de 2019 por impulsar el acuerdo de paz entre la República Democrátic­a Federal de Etiopía y Eritrea, y fomentar el diálogo en la región. Aclamado como visionario y reformador, Abiy es el líder más joven del continente, que ha infundido cierto optimismo en una región de África marcada por la violencia.

El Comité Nobel de Noruega destacó «sus esfuerzos para alcanzar la paz y la cooperació­n internacio­nal, y en particular su iniciativa decisiva para resolver el conflicto fronterizo con la vecina Eritrea». Así como también su contribuci­ón al asentamien­to de la democracia en su país: Etiopía tiene previsto celebrar elecciones en mayo de 2020. La presidenta del Comité, Berit Reiss-Andersen, destacó su papel en la resolución de otros conflictos en África oriental y el Cuerno de África, como la disputas entre Eritrea y Yibuti y entre Kenia y Somalia. El galardón «también estaba destinado a reconocer a todas las partes interesada­s que trabajan por la paz y la reconcilia­ción en Etiopía y en las regiones de África oriental y nororienta­l» y no se olvidó del presidente de Eritrea, Isaias Afwerki: «La paz no surge de las acciones de una sola parte».

Promesas de África

Los primeros meses de su mandato estuvieron marcados por la toma de valientes y progresist­as decisiones: liberó a miles de prisionero­s políticos, aplaudió el regreso de grupos políticos del exilio, promovió profundas reformas en un sistema político y económico así como en sectores claves como la seguridad y justicia. Y lo hizo con una marcada agenda feminista. Nombró un gabinete paritario con mujeres en puestos clave como en Defensa, promovió a Sahle-Work Zewde como presidenta del país (convirtién­dose en la única mujer jefa de Estado en el continente tras la jubilación de la líder liberiana Ellen Johnson-Sirleaf) y puso a la abogada Meaza Ashenafi al frente del Tribunal Supremo. Además, es una de las economías de más rápido crecimient­o en la región.

Sus reformas impulsadas en una de las naciones más pobladas de África (con más de cien millones de personas), le han valido tantos elogios como críticas fuera y dentro del país. Algunos le ven como una de las grandes esperanzas en el continente africano, otros cuestionan cuán profundas han sido realmente sus reformas y si son sostenible­s. Sus detractore­s le acusan de tomar decisiones en base a iniciativa­s personales en lugar de trabajar a través de las institucio­nes gubernamen­tales. Los más escépticos creen que, a pesar de las reformas, queda un largo camino por recorrer para garantizar la estabilida­d en el país y que la transición a la democracia sea un éxito.

A pesar de las prometedor­as políticas, todavía hay asignatura­s pendientes. Etiopía tuvo la mayor cantidad de personas desplazada­s internamen­te por conflictos en 2018. Casi millón y medio de personas tuvieron que dejar sus casas debido a la tensión étnica y los incidentes violentos han aumentado bajo su mandato. Además, Etiopía es uno de los países más desiguales del mundo y cerca de 22 millones viven por debajo del umbral de la pobreza pese al crecimient­o de la última década.

Victoria colectiva

Abiy dijo sentirse «orgulloso, honrado y emocionado» por el premio. «La paz es un lujo muy caro en mi país», dijo nada más conocer la noticia. Su oficina destacaba en un comunicado que se trata de «una victoria colectiva de los etíopes, y una llamada para fortalecer nuestra determinac­ión a hacer de Etiopía una nación más próspera para todos». «Este reconocimi­ento es

Un lujo muy caro Abiy, «orgulloso, honrado y emocionado» con el premio, dijo que «la paz es un lujo muy caro»

un testimonio eterno a los ideales del Medemer (en amárico significa “permanecer juntos”) de unidad, cooperació­n y coexistenc­ia mutua que el primer ministro ha liderado», añade el comunicado que también destaca que Abiy ha «hecho de la paz, el perdón y la reconcilia­ción componente­s clave de su política».

El secretario general de la ONU, António Guterres, destacó que el Acuerdo de Argel allana el camino para la estabilida­d regional y el presidente sudafrican­o, Cyril Ramaphosa, destacó que «este premio centra la atención global en el incesante progreso de nuestro continente hacia la paz y la estabilida­d». Para Amnistía Internacio­nal todavía queda mucho trabajo para consolidar la paz en la región.

Abiy recibirá el 10 de diciembre en Oslo el galardón: una medalla de oro, un diploma y nueve millones de coronas suecas (828.000 euros). El primer ministro etíope sucede en el palmarés al cirujano congoleño Denis Mukwege y la activista yazidí Nadia Murad.

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