Cataluña cobrará un impuesto por CO2 a coches y furgonetas
La Generalitat quiere incentivar la compra de vehículos limpios con esta nueva tasa
El Gobierno catalán comenzará a cobrar en noviembre de 2020 un impuesto por las emisiones de CO2 de los vehículos. En total, afectará a unos 3,6 millones de turismo y furgonetas. Las motos comenzarán a tributar al año siguiente, mientras que los camiones, al menos de momento, quedan exentos del gravamen. La intención de la Generalitat es que este impuesto, creado a través de la ley de acompañamiento de los presupuestos para 2017 –pero que todavía no se ha empezado a cobrar–, sea aprobado en las próximas semanas. Espera que el Parlamento catalán lo valide antes de final de año, según informaron a Efe fuentes del departamento de Economía.
La secretaria general de Hacienda de la Generalitat, Marta Espasa, justificó ayer la conveniencia de aplicar un impuesto a los vehículos que emitan CO2 en Cataluña con el objetivo de que «los ciudadanos adquieran vehículos menos contaminantes». «Es un impuesto que nace de la ley del cambio climático y que tiene un carácter medioambiental», recalcó ayer ante los periodistas. Y añadió que se usará para combatir «la emergencia» climática.
En mayo, un aviso
Los titulares de un turismo o de una furgoneta que emita CO2 a 31 de diciembre de 2019 deberán pagar por este impuesto entre el 1 y el 20 de noviembre de 2020. En mayo recibirán un aviso de la administración en el que se les comunicará que están sujetos al pago del tributo. En el año 2019, los vehículos estarían exentos de pagar en la franja hasta los 120 gramos por kilómetro recorrido –tributarán a partir de esa cantidad–, mientras que en el año 2020, empezarán a pagar al superar la barrera de los 95 g/km. Un vehículo con unas emisiones de 150 g/CO2/km, por ejemplo, pagaría 17,5 euros en el 2019 y 44,4 euros en el 2020. Para las motos, el impuesto se aplicará en 2020, lo que implica que sus titulares lo pagarían en noviembre de 2021.
El RACC, según adelantó «La Vanguardia», valoró positivamente de manera global la tasa, no sin ciertas críticas. Lamenta que la tasa «grava la posesión y no el uso», y también que se dejen de lado los vehículos de gran tonelaje, que, de forma general, son los que desprenden más emisiones. Además, puede afectar a las economías más bajas al repercutir sobre todo en los vehículos más antiguos.