Fernando Simón, criticado por su imprudencia e incapacidad de predicción
▶ Los expertos critican la «imprudencia» e «incapacidad de predicción» de Simón tras culpar otra vez a los ciudadanos y restar relevancia a la nueva variante del virus
El portavoz de Sanidad en la gestión de la pandemia, Fernando Simón, echó la culpa a los ciudadanos del aumento de contagios y le quitó relevancia al impacto de la cepa británica en nuestro país. Los expertos recuerdan sus fallos y piden que sea más cauto antes de hacer este tipo de afirmaciones.
La tercera ola se acelera «Durante la segunda ola se tardó casi diez semanas en tener la subida exponencial que vemos en la tercera», advierten los expertos
Ver a Fernando Simón en sus comparecencias semanales es como ver un anuncio de coches que nadie va a comprar. Así lo retrata José Manuel Bautista, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid que señala que el portavoz de Sanidad adolece de «incapacidad de predicción». Así, recuerda, al igual que lo hace Serafín Romero, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), cuando dijo que «España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado». «No tiene autoridad, porque él mismo la ha ido perdiendo. Puso en duda el uso de las mascarilla, la transmisión por aerosoles... Predice muy mal y es poco cuidadoso porque hace aseveraciones que en el ámbito científico se evitarían hacer», añade Batista, que le critica el hecho de haberle restado importancia a los efectos de la cepa británica en España. «Podría haber dicho que no se sabe el efecto que tiene», se conforma. Simón dijo el pasado lunes, en rueda de prensa, cuando informó del peor fin de semana desde que empezó la pandemia (61.422) que «la variante, en caso de tener algún impacto, es marginal al menos en nuestro país». «Es cierto que una variante del virus puede tener un pequeño impacto en la evolución que observamos, pero de ninguna manera podemos achacarlo a una mutación del virus; es un problema del comportamiento de estos días», espetó el epidemiólogo ante una curva que no deja de crecer (ayer se alcanzó una incidencia de 454,22 y 25.438 nuevos casos).
«Cuando alguien tiene esa responsabilidad debe tener prudencia en sus declaraciones. No debería haber sido tan rápido al decir que la cepa no nos va a afectar porque no lo sabemos, tenemos infradiagnósticos», apunta Romero. Simón habló el pasado lunes de 70 casos de la mencionada cepa. El presidente de la Organización Médica Colegial (OMC) no lo tiene tan claro y advierte de que se está desarrollando un incremento altísimo de casos «cuando en la segunda ola se tardó casi 10 semanas en tener la subida exponencial que vemos en la tercera. En dos semanas pegamos un salto impresionante, comunidades con incidencias acumuladas por encima de 500 que estaban en 200. No podría decir que es la cepa, pero por eso hay que ser cauto; me hubiera gustado escuchar de Simón que se van a incrementar los diagnósticos para saber si realmente estamos siendo afectados por esta variedad a sabiendas de que ha pasado en otros países».
Bautista recuerda, en este sentido, los análisis realizados por los británicos. Señala que la variante británica tiene un incremento del 0,4 y 0,7 más que la variante «normal» (aproximadamente de 1,5) en el número de reproducción o tasa R, es decir, el número de contagios que produce un enfermo. «Este aumento hace que la nueva variante
llegue a una tasa R de 1,9 a 2,2, es decir, que de cada diez personas que tienen la enfermedad lo pueden transmitir a 19 o 22 nuevas personas. Esto incrementa un 70% la transmisibilidad de la infección, y aunque si bien es cierto que la cepa tiene menos letalidad, si hay más gente infectada el resultado es, indefectiblemente, más fallecimientos». Bautista señala que la cifra podría ser extrapolable a España aunque depende también de la situación epidemiológica de cada país. Así, Bautista advierte de que el efecto global de las variantes lo veremos mas adelante, «pero no hay que despreciar que los cambios que se producen en la biología de virus». Mientras tanto, el propio Consejo de Ministros aprobó ayer la prórroga de catorce días del acuerdo que limita los vuelos directos y buques de pasaje entre Reino Unido y España.
Ministro hasta la campaña
En lo que hay unanimidad es en el fallo de Simón a la hora de echar la culpa a los ciudadanos del aumento de contagios. «Lo hemos pasado mejor de lo que debíamos haberlo hecho en Navidades, ahora habrá que asumirlo», dijo el lunes. «Las declaraciones no son afortunadas, la culpa al menos está repartida. El Gobierno central y los autonómicos tienen responsabilidad por
que han sido poco restrictivos; estamos viendo lo mismo que pasó en EE.UU. después de Acción de Gracias: muchos movimientos y muchos contactos en espacios cerrados y sin mascarilla», señala Manuel Martínez Sellés, presidente del Colegio de Médicos de Madrid.
Óscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología coincide en «no se puede responsabilizar solo a los ciudadanos, aunque haya personas que han hecho caso omiso a las medidas». Aún así, no entra a valorar la gestión de Simón y apunta más a los políticos que al técnico. «Hay que mirar a los que tienen que tomar las decisiones y han sido elegidos para eso; cerrar o no cerrar un municipio depende de muchas circunstancias, no solo de lo que opinen los expertos», asegura. Y cuando se apunta a los políticos, la mirada se dirige a Salvador Illa, que tiene un pie en Sanidad y otra en las elecciones catalanas. Ayer dijo en rueda de prensa que está «centrado al 101% en la lucha contra el virus».
Pero si había alguna duda lo dejó claro: «Seguiré ejerciendo mis funciones hasta que empiece la campaña electoral». Para Romero, la retirada de Illa es una mala noticia, pero si no se puede evitar, insta al Gobierno a nombrar urgentemente un nuevo ministro: «Si ha decidido ir a las elecciones Illa tiene que dar un paso a un lado y buscar que alguien asuma la responsabilidad ante un escenario de preocupación como el que supone la tercera ola. Se necesita a alguien que esté al cien por cien centrado en la gestión de la pandemia».