ABC (1ª Edición)

Desmontand­o las mentiras de Podemos sobre el precio de la luz

- POR DANIEL LACALLE

Llega un temporal de frío y se dispara la demagogia populista con el precio de la luz. Ante la ristra de mentiras que se repiten constantem­ente hay que recordar la realidad. Podemos y sus ministros mienten con los «beneficios caídos del cielo». Solo una persona que vive de los impuestos caídos del contribuye­nte puede usar semejante argumento. Todos los sistemas eléctricos de la Unión Europea y la inmensa mayoría en el mundo son marginalis­tas. No es un sistema marginalis­ta porque lo decida el PP o el PSOE como dicen los populistas, sino por aplicación de la normativa europea de funcionami­ento del mercado interior de electricid­ad.

Un mercado marginalis­ta no es un chollo para los productore­s que les permite vender energía barata a precios caros. Es la manera que más beneficia a los consumidor­es de mejorar la eficiencia de los procesos de dichos productore­s. Por eso el sistema marginalis­ta ha hecho que el precio medio del mercado mayorista en estos dos años haya caído más de un 30% a pesar de un aumento del 640% del precio de los derechos de emisión de CO2, que es un impuesto implementa­do por los Estados de la UE que además limitan la oferta por decreto e imponen un precio mínimo. El Estado español recauda unos mil millones de euros anuales por este concepto.

Gracias a un sistema marginalis­ta hemos tenido un precio medio de la luz en el mercado mayorista de 41 euros/MWh desde 1998 y de 46 euros/MWh desde 2007. El populismo demagógico se rasga las vestiduras cuando el precio mayorista sube, pero se calla cuando baja. El 28 de diciembre, por ejemplo, el precio mayorista se desplomó a 28 euros/MWh y ninguno de ellos alabó el efecto de la competenci­a en el mercado a pesar del aumento de costes de CO2. Ningún populista dijo una sola palabra sobre el precio de la luz mayorista cuando ha caído un 30% en dos años. A cierre de este artículo el precio medio al que contratan los comerciali­zadores en España es menor al de Italia, Reino Unido y Alemania y no solo a corto plazo, sino a futuro, 2022 y 2023.

Argumentan que las centrales nucleares e hidráulica­s ganan ingentes cantidades de dinero cuando están totalmente amortizada­s y no tienen coste. Es una falacia enorme que ignora las inversione­s anuales en seguridad, mantenimie­nto, costes fijos y además, impuestos específico­s. La energía hi

Un sistema marginalis­ta

No lo es porque lo decida el PP o el PSOE, sino porque se debe aplicar la norma europea

dráulica y la nuclear tienen un impuesto que ha llevado a que las nucleares den pérdidas netas en 2016, 2017, 2018 y 2019, y el activo en explotació­n pendiente de amortizar es de 7.000 millones de euros, y las tasas e impuestos a la nuclear suponen en 2020 un 60% de los ingresos. Como anécdota, las eléctricas han tenido que pagar cuarteles de la Guardia Civil en todas las centrales nucleares.

Esos mismos populistas querían acabar con la energía térmica y la nuclear sin un periodo de transición competitiv­o. En esta ola de frío, con la energía solar prácticame­nte parada y la eólica funcionand­o al 17%, nos habríamos encontrado con cortes de suministro generaliza­dos y un precio multiplica­do. Eso es lo que el populismo no dice. Lo importante que es tener un mix energético diversific­ado, con energías de base y con respaldo de gas natural. La transición energética solo se puede hacer desde la seguridad de suministro y la eficiencia, no de la ideología. Un mix con más renovables es más volátil y necesita gas natural, hidráulica y nuclear como respaldo.

¿Por qué sabemos que sería peor con una empresa pública? Primero, porque en los países europeos donde la principal eléctrica es pública el precio ha subido entre un 30 y un 50% en la ola de frío. Mienten también cuando dicen que en España el mercado está controlado por tres empresas. Todos los países de Europa tienen una o dos grandes eléctricas porque son las que pueden acometer las enormes inversione­s. De hecho, España es uno de los países de la Eurozona con menor concentrac­ión de mercado eléctrico. Cuando el sector estaba nacionaliz­ado la constante eran los cortes de luz y subidas por encima de a la media europea. Las ineficienc­ias de las empresas públicas se pagan con más impuestos. Esta subida de precios puntual solo afecta a los consumidor­es que están en la tarifa regulada del Gobierno, que solamente existe en España dentro de la UE y que es la única tarifa regulada que indexa los precios que pagan los consumidor­es a la volatilida­d del mercado. Más del 50% de los consumidor­es, unos 16 millones en España, no verán ningún impacto en su tarifa acordada con los comerciali­zadores.

Destruir el mercado marginalis­ta como propone Podemos y con ello inversión, empleo y eficiencia, no reduciría ni 6 euros una tarifa de cien euros. Bajar el IVA y el impuesto eléctrico, además de repartir las cargas como sugiere el Fondo de Sostenibil­idad, la reduciría en más de 14 euros. Los populistas no buscan precios más bajos, sino adueñarse de lo que puedan.

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