Ver y no creer a «Luisa Fernanda»
«LUISA FERNANDA» Libreto: F. Romero y G. FernándezShaw. Música: Federico Moreno Torroba. Director de escena: Davide Livermore. Dirección musical: Karel Mark Chichon. Principales intérpretes: Yolanda Auyanet, Juan Jesús Rodríguez, Rocío Ignacio, Jorge de León. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, Orquesta de la Comunidad de Madrid. Lugar: Teatro de la Zarzuela, Madrid
Los estrenos en la Zarzuela suelen transformarse en una aclamación popular. Un público de fieles, amigos y halagadores, entre los que asoma una simpática claque, aplauden entusiasmados espectáculos que, a veces, tienen un recorrido muy distinto. A Davide Livermore, el director escénico de «Luisa Fernanda», le molestan muchos las críticas, aunque la primera debería ser la suya. Mirar el trabajo propio con distancia y prevención habría impedido el engendro («plan, designio u obra intelectual mal concebido») escénico con el que ha desdibujado hasta el absurdo la comedia de Romero, Fernández-Shaw y Moreno Torroba.
Es fácil imaginar que las dificultades en tiempos de la Covid se multiplican por mil y que entre ellas está la necesidad de comprimir las obras en una duración prudente y sin descanso. Inmiscuirse durante hora y media en un asunto placentero, como pueda ser la zarzuela, puede ser una experiencia gratificante siempre y cuando no se obligue al espectador a la continua elipsis, a las contradicciones y a los absurdos a los que lleva la síntesis del libreto realizada por Livermore; una simplificación tan exagerada que vuelve incompresible la obra y la reduce, incluso, a una continuidad de éxitos musicales más o menos hilvanados mediante una justificación argumental. Todo ello encuentra el soporte visual de un cine, en este caso el supuesto Doré de Madrid. porque así se explica que la acción se traslada al ambiente republicano de los treinta.
La presentación de Karel Mark Chichon en el foso de la Zarzuela ha permitido descubrir a un director capaz de doblegar y conjuntar a la Orquesta de la Comunidad de Madrid en una sonoridad redonda. A partir de la potente introducción orquestal inicial, la partitura fue desgajándose en un versión de sonido más abierto, un punto acelerada, siempre pujante y afirmativa. Chichon evitó caer en la complacencia, posiblemente con el fin de sostener en todo su apogeo a un primer reparto que hizo agua constantemente. Es necesario disculpar al barítono Juan Jesús Rodríguez por el esfuerzo de cantar tras padecer una afección de garganta. Yolanda Auyanet ofreció lo mejor de la noche, sobre todo cuando excepcionalmente llevó el papel de la protagonista al terreno de lo reflexivo porque entonces surge una cantante con gusto. Desabrido, excesivo y áspero, Jorge de León apuesta todo al volumen, a la fuerza y a una rudeza excesiva soportada por una voz muy desigual. Rocío Ignacio, la cuarta protagonista, defendió a Carolina yendo de menos a más sin acabar de recuperar los defectos iniciales, demasiado inclinada a lo gritado, a lo extemporáneo.
Lo mejor Yolanda Auyanet ofreció lo mejor de la noche, sobre todo cuando llevó su papel a lo reflexivo