«Los niños deben saber que la vida no siempre es fácil»
▶ Tras quedar en silla de ruedas, Cisco García anima a no decaer en el esfuerzo y la lucha
El 28 de diciembre de 2015 es una fecha inolvidable en la vida de Cisco García. Una mala caída practicando snowboard le dejó condenado a una silla de ruedas. Recuerda que durante su estancia en el hospital hasta ver qué posibilidad de mover sus piernas le dejaba su inflamada médula espinal, miraba cada mañana un ‘collage’ que le habían regalado sus amigos con fotos en las que él salía saltando, esquiando... «Lloraba todas las mañanas observando cómo era mi vida anterior. Mi mente, por aquel entonces, era una montaña rusa de emociones».
Y llegó su diagnóstico: nunca más podría mover sus piernas. «Estuve una semana roto de dolor y rabia. Un día, con aquel ‘collage’ en mis manos, entendí que ya había jugado las cartas que la vida me había dado hasta entonces. Ahora mis cartas eran otras. Debía afrontarlas».
Un impulso de optimismo
Cambió el chip. Comenzó a salir y, no sin dificultad, a manejarse poco a poco con la silla de ruedas. Se dio cuenta de que podía ser feliz. «Empecé a tener ilusión de nuevo, ganas de hacer cosas», matiza. Decidió adentrarse en el mundo del tenis en silla y en la actualidad compite con gran éxito en el circuito profesional. Su historia es una auténtica muestra de esfuerzo, superación, adaptación y optimismo. Valores que ha plasmado en «Compañeros de aventuras», un cuento en el que narra su historia con el objetivo de que los niños aprendan a poner en práctica todos estos valores que a él tanto le han ayudado.
En el cuento «intento que les quede un poso que puede servirles de impulso en su día a día. La vida pone piedras en el camino y hay que saber luchar, nunca hundirse. Los niños deben saber que la vida no es fácil, que no siempre ocurren las cosas como queremos y, cuando pasa, hay que esforzarse por lograr lo que ansiamos. Las personas solo mejoran ante las dificultades, es un aprendizaje universal».
Explica que sería una estampa estupenda que los padres leyeran el cuento con sus hijos y les explicaran todos estos aspectos. «Está dedicado a toda la familias, más en estos momentos en los que sufren por la pérdida de seres queridos por culpa del Covid, por quedarse sin trabajo, por entrar en depresión... Yo, en mi momento, tuve inspiración en el ‘collage’ de
mis amigos. Espero que este cuento también les pueda servir de inspiración a ellos».
Hoy Cisco asegura que lleva una vida tranquila. «Me levanto a las 7 de la mañana. Mi mujer, Raquel, se va a trabajar y yo me ocupo de nuestro hijo Gonzalo, de un añito. Le llevo en mi coche a la guardería. Mucha gente me dice ‘¿te ayudo?’ cuando me ven meterle con su sillita en el coche. Les digo que no, tardaré más, pero puedo hacerlo solo y me gusta hacerlo. Cuando llego allí, vuelvo a sacar mi silla del coche, saco su cochecito, meto a Gonzalo y le dejo en la guardería. Me vuelvo a casa un rato y después voy a entrenar de 11 a 15 horas. Al salir recojo a Gonzalo y vamos a casa a comer juntos con Raquel».
A día de hoy, Cisco deja que su hijo haga cosas por él mismo. «Por ahora no le sobreprotejo, todo lo contrario. He visto que los niños a los que se les protege en exceso y se les da todo lo que piden son inseguros, débiles, consentidos, frágiles, no son capaces de luchar por lo que quieren y son infelices. No quiero que mi hijo sea así. Aunque me cueste no protegerle en mayor medida, sé que es lo mejor para él y, por eso, intentaré no hacerlo más de lo necesario para no perjudicarle y que sepa que en la vida hay que luchar y esforzarse, como plasmo en el cuento, y como mi vida me ha enseñado», concluye.
No rendirse «Las personas solo mejoran ante las dificultades, es un aprendizaje universal que a mí me tocó asumir»