Caso Nevenka Cuando decir «no es no» salía tan caro
En 2001 fue la primera mujer en denunciar a un político por acoso sexual. Ganó el caso, pero la sociedad la condenó y salió de España. Dice que ya no se va a esconder más
Han pasado casi 20 años desde que Nevenka Fernández se enfrentó públicamente a una de las personas más poderosas e influyentes de Ponferrada: el alcalde del Partido Popular, Ismael Álvarez, que ejercía el cargo desde las elecciones de julio de 1999. Nevenka formaba parte de su equipo como concejala de Hacienda en el ayuntamiento y había mantenido con él un breve vínculo sentimental. «En enero de 2000, tras decirle a
Ismael que no tengo claros mis sentimientos, la relación se acaba. A partir de ahí empezó un infierno para mí», decían las primeras líneas del extenso comunicado de dimisión que Nevenka leyó el 26 de marzo de 2001. Se le saltaron las lágrimas entonces y se le saltan ahora, cuando vuelve a leerlo para el documental que se estrenará en Netflix el próximo 5 de marzo. «Tengo 26 años y dignidad», manifestó Nevenka de manera rotunda. En ese mismo encuentro ante la prensa anunció que había presentado una querella criminal contra Ismael Álvarez por acoso sexual continuado, coacciones y lesiones.
El 30 de mayo de 2002, el alcalde de Ponferrada dimitió tras ser condenado por acoso sexual. La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León le condenó a pagar una multa de 6.480 euros y a indemnizar a su víctima con 12.000 euros más. Días después, el 7 de junio, la gente de Ponferrada salió a la calle. Unas 3.000 personas –convocadas por nueve alcaldes pedáneos del PP– defendieron a Ismael Álvarez; y otras 300 –movilizadas por organizaciones de mujeres– apoyaron a Nevenka. Unos coreaban «Ismael eres el mejor» y otras «fuera acosador».
Nevenka fue la primera mujer en España que denunció haber sufrido acoso sexual en el ámbito laboral y político. Fue la primera en decir «no es no». Pero nadie lo tuvo en cuenta. Incluso con una sentencia que decía que el exalcalde era un acosador, el conflicto se trasladó a las calles como
Una madre feliz «Mi hija lo pasó muy mal, llegó a pesar 36 kilos. Pero ahora vuelve a ser la Nevenka que perdimos»
un tema político. La violencia machista era lo de menos. Los votantes del PP calificaron la lucha de Nevenka como una pataleta de una niña consentida y despechada que intentó desacreditar a un alcalde cuya gestión consideraban impecable. La minoría del PSOE decía que eso le pasaba por ser del PP, y la apoyaron por ir en contra del partido mayoritario. A día de hoy sería impensable que el debate social tuviera tintes de cualquier signo, sobre todo con una condena en firme, que después ratificó el Tribunal Supremo. Pero a Nevenka su heroicidad, ser pionera al defender un caso de violencia machista, le costó el exilio. Al contrario de lo que le ocurrió al exalcalde, que cumplió su condena y sigue a día de hoy siendo un hombre querido y respetado en la ciudad. De hecho, en 2011 creó otro partido, se presentó a las elecciones y sacó cinco escaños, le votaron casi 6.000 personas.
En Ponferrada no se habla del caso Nevenka 20 años después. No ha habido demasiada reflexión al respecto, ni siquiera cuando la sensibilidad sobre estos temas ha evolucionado y movimientos como el MeToo y el 8-M han sentado un precedente en la lucha feminista. Los más jóvenes coinciden con la Asociación de Feministas Bercianas, desde donde condenan que el Ayuntamiento no haya reconocido el mérito que tuvo Nevenka