ABC (1ª Edición)

MENSAJE DE ESPERANZA PARA LA TIERRA MARTIRIZAD­A DE IRAK

Francisco pide a su llegada a Bagdad que el nombre de Dios no sea usado «para justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión»

- JUAN VICENTE BOO

Al término de la primera jornada del Papa en Bagdad, marcada por un fuerte mensaje de reconcilia­ción a todos los iraquíes, su entorno está convencido de que será el viaje más importante del pontificad­o por la etapa de hoy en Nayaf y Ur de Caldea, dedicada a promover la fraternida­d ente las tres grandes religiones que tienen como padre a Abraham.

En su primer discurso a un país desgarrado por tres grandes guerras en los últimos cuarenta años, Francisco afirmó ayer en el palacio presidenci­al: «Solo si logramos mirarnos entre nosotros, con nuestras diferencia­s, como miembros de la misma familia humana, podremos comenzar un proceso efectivo de reconstruc­ción y dejar a las generacion­es futuras un mundo mejor, más justo y más humano».

Su discurso enlazaba con las palabras de bienvenida del presidente Barham Salih, un ingeniero kurdo formado en Cardiff y Liverpool, gran abanderado de la integració­n nacional y de la convivenci­a entre todos los grupos religiosos. En palabras dirigidas a todo Irak y Oriente Medio, Francisco aseguró: «Entre tantos que han sufrido, no puedo dejar de recordar a los yasidíes, víctimas inocentes de una barbarie insensata y deshumana, perseguido­s y asesinados a causa de sus creencias religiosas, cuya propia identidad y superviven­cia se puso en peligro».

El Santo Padre sabe que una defensa de los cristianos conlleva el peligro de alimentar sectarismo­s, mientras que un mensaje de reconcilia­ción y defensa de toda minoría contribuye a mejorar el clima de reconcilia­ción imprescind­ible para superar la tragedia nacional. Por eso, el Papa –recibido con los brazos abiertos por los musulmanes chiíes, mayoritari­os en el país–, se dirigía a todos los grupos religiosos de Irak rogando «que Dios nos conceda caminar juntos, como hermanos y hermanas». Y subrayando que «la religión, por su naturaleza, debe estar al servicio de la paz y la fraternida­d. El nombre de Dios no puede ser usado para justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión», como señala el Documento de Fraternida­d Humana que firmó en 2019 en Abu Dabi con el gran Imán de la Universida­d de Al-Azhar, Ahmed AlTayyeb, referente teológico de 1.300 millones de musulmanes sunníes.

Con la misma claridad espoleó al Gobierno, los parlamenta­rios y los jueces a «combatir la plaga de la corrupción, los abusos de poder y la ilegalidad». Y a esforzarse «para edificar la justicia, que crezca la honestidad y la transparen­cia y se refuercen las institucio­nes».

Refiriéndo­se de modo implícito a las guerras, Francisco manifestó: «Vengo como penitente que pide perdón al Cielo y a los hermanos por tantas destruccio­nes y crueldad. Vengo como peregrino de paz, en nombre de Cristo, Prínci

pe de la Paz». En esa línea urgió a «que callen las armas, se evite su proliferac­ión, aquí y en todas partes. Que cesen los intereses particular­es, esos intereses externos que son indiferent­es a la población local». Al mismo tiempo, pidió a la comunidad internacio­nal que continúe ayudando a la reconstruc­ción de Irak, «trabajando con espíritu de responsabi­lidad común con las autoridade­s locales, sin imponer intereses políticos o ideológico­s».

Vacunas para todos

Con el telón de fondo de la pandemia, el Papa volvió a pedir «una distribuci­ón equitativa de las vacunas para todos», añadiendo que esta crisis «es también una llamada a repensar nuestros estilos de vida», pues se trata, dijo con literalida­d, de «que salgamos de este tiempo de prueba mejores que antes. De que construyam­os el futuro en base a lo que nos une, más que en lo que nos divide».

Poco después, en un encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos y catequista­s en la catedral siro-católica, el Santo Padre rindió homenaje a los 48 hermanos y hermanas que murieron en el atentado terrorista en esta catedral hace diez años y cuya beatificac­ión está en proceso. Pero, al mismo tiempo, recordó «a todas las víctimas de la violencia y las persecucio­nes, pertenecie­ntes a cualquier comunidad religiosa».

Y adelantó que hoy en Ur de Caldea, encontrará a los líderes de las tradicione­s religiosas para proclamar una vez más la convicción de que «la religión debe servir a la causa de la paz y de la unidad entre todos los hijos de Dios». Ur es la ‘tierra prometida’ a la que no logró llegar Juan Pablo II en 1999, después de haber hecho historia como el primer Papa que visitaba una sinagoga, la de Roma en 1986, y una mezquita, la de los Omeyas en Damasco en 2001. Francisco mira a largo plazo, y del mismo modo que su discurso a los líderes espiritual­es musulmanes de Turquía en 2014 consolidó la prioridad de desautoriz­ar a los fanáticos y violentos cada uno en su respectiva religión, el nuevo desafío es pasar a un clima de fraternida­d.

El Papa iniciará la jornada del sábado con una visita al Gran Ayatolá Alí Al-Sistani en su modesta casa de la ciudad santa de Nayaf. El líder de los chiíes de Irak es un moderado que, a los 90 años de edad, vuelca todas sus energías en promover comportami­entos constructi­vos y a impedir el contagio de las versiones teocrática­s que se enseñan en Qom y se promociona­n políticame­nte desde Teherán.

 ??  ?? El Papa Francisco, recibido ayer en el aeropuerto de Bagdad por el primer ministro, Mustafa al Kadhimi
El Papa Francisco, recibido ayer en el aeropuerto de Bagdad por el primer ministro, Mustafa al Kadhimi
 ??  ?? Francisco, junto a religiosos en la catedral de la Salvación de Bagdad
Francisco, junto a religiosos en la catedral de la Salvación de Bagdad
 ?? REUTERS ?? Fuertes medidas de seguridad a la salida del Papa de la catedral siro-católica de Bagdad
REUTERS Fuertes medidas de seguridad a la salida del Papa de la catedral siro-católica de Bagdad
 ?? EFE ??
EFE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain