El estándar bananero
Francina Armengol Presidenta de Baleares El Gobierno balear expropia a la Sareb, a la que ni siquiera ha devuelto los pisos que le cedió hace siete años
Andaba algo alicaído el espíritu transgresor que para el turismo europeo tuvo el archipiélago balear en el último tercio del siglo pasado, cuando las islas fueron paraíso de lo imprevisible y sinónimo de rebeldía. Contra el aburguesamiento, nada mejor que una buena dosis de populismo bananero, servido por la presidenta regional e inspirado en un chavismo cuya versión occidental, adaptada al umbral de sus miedos, los visitantes de la UE tienen ya a la vuelta de la esquina. Más no se puede pedir. Las expropiaciones inmobiliarias de Francina Armengol garantizan sensaciones fuertes, para el público que de lejos y con fascinación observa el fenómeno y más aún para quien las sufre. Es la Sareb –sociedad participada por el Estado y con la que el Gobierno se esfuerza en estrechar lazos y racionalizar el traspaso de viviendas sociales– la primera víctima de un saqueo inmobiliario del que se enteró por la prensa y cuyas referencias catastrales –aireadas por el Ejecutivo de Armengol– representan una invitación a la okupación, ejercicio liberador y progresista al que no es ajeno el propio Govern. Las 75 viviendas que por un plazo de cinco años, ya agotado, le cedió la Sareb en 2014 todavía no han sido devueltas a sus propietarios. Lo que desde fuera parece una expropiación cumple los estándares endógenos del equipo de Francina.