Nayaf, el bastión del máximo clérigo chií
Francisco llega hoy a la ciudad santuario para encontrarse con Ali Sistani
Entre decenas de personas y banderas verdes con el nombre de Ali, la figura más importante del islam chií después del profeta Mahoma, asoma la majestuosa mezquita que lleva su nombre, en Nayaf, al sur de Irak. Es ‘la calle del profeta’, situada en la zona antigua de la ciudad, el barrio donde vive Ali Sistani, de 91 años y principal autoridad religiosa del país y de sus más de 20 millones de musulmanes chiíes. Hoy el Papa Francisco volará a Nayaf desde Bagdad para tener un encuentro privado con el reputado clérigo, uno de los platos fuertes de la histórica visita del Papa. La reunión, que será privada, tiene el objetivo de reforzar las relaciones entre los cristianos y los musulmanes en el país, resquebrajadas en los últimos siete años debido a la violencia y el sectarismo de los radicales islamistas.
La zona antigua de Nayaf es un laberinto de callejuelas con decenas de vendedores de té, jóvenes empujando carros de madera para llevar a los ancianos a la sagrada mezquita y librerías que dejan docenas de ejemplares en la calle día y noche ante la falta de espacio. En la zona vieja de la ciudad santuario de Irak no se roba.
«Esta es una zona sagrada», explica Abu Khasem, un vendedor de jabones. El perímetro de seguridad privada con hombres provistos de fusiles en una de las arterias de ‘la calle del profeta’ despeja las dudas sobre el lugar donde se sitúa la humilde y pequeña casa donde pasa la mayoría de su tiempo Ali Sistani (nacido en Mashhad, Irán). El clérigo chií, que no suele aparecer en público, es la autoridad religiosa más respetada de Irak. Su tono moderado y siempre dirigido a los iraquíes en general, alejándose del sectarismo, lo ha convertido en una figura apreciada por la sociedad iraquí. Sistani representa la escuela chií de Nayaf, que aboga por la separación entre política y religión, diferente a la de Qom, en Irán, que sugiere que los clérigos sean la máxima autoridad y den directrices a la clase política.
La visita de Francisco ha sido comparada con la que mantuvo el Santo Padre en febrero de 2019 en Abu Dabi con el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib, máxima autoridad académica para los musulmanes suníes. Abbas Khadim, director de la iniciativa de Irak del Atlantic Council, asegura que serán encuentros distintos. «La posición de Ahmed al Tayeb es diferente de la de Ali Sistani. Pero ambos encuentros tienen una gran importancia y son muy útiles en las relaciones entre cristianos y musulmanes», argumenta. Destaca el estatus de Sistani: «Tiene una gran importancia a nivel internacional como autoridad chií. Es una figura muy importante socialmente y políticamente en el entorno iraquí». Asegura que este encuentro entre el Papa y Sistani tiene un único propósito: «En una visita rápida, será una reunión para interferir en el mundo. Un diálogo interreligioso que va a dar un mensaje de tolerancia y paz. Va a tener gran significado».
Sin un punto marcado
La autoridad
Sistani es una de las principales autoridades religiosas del chiísmo, que tiene 20 millones de fieles en Irak
Unos días antes de la visita la seguridad ha aumentado levemente en la ciudad vieja. Aunque aún no se sabe donde mantendrán el encuentro, en el barrio de Sistani muchos ciudadanos ya dan la bienvenida a Francisco. Ayad Najeem espera que le entreguen su té en una de las estrechas calles. «El Papa tiene un gran respeto en nuestra ciudad. Es la máxima autoridad de los cristianos y será bienvenido a Nayaf», afirma. Hussniin Martub, que tiene una tienda de libros, reconoce que el acontecimiento es muy importante para Nayaf. «El Papa del Vaticano es la persona religiosa con más seguidores en el mundo. Que venga a nuestra ciudad a reunirse con la eminencia Ali Sistani es una gran noticia», asegura. Abbas Khadim señala que lo destacado de esta visita no va a ser lo que hablen ambas personalidades en la reunión, que será privada y sin cámaras, sino el mensaje. «La simple foto de ambos ya es suficiente para dar un mensaje al mundo. Para mí será la foto del siglo, porque es posible que en mucho tiempo no vayamos a ver algo de estas características», afirma. Hussein Khashif, un joven de 30 años postrado en una calle cerca de la mezquita coincide con Abbas. «Es algo que será importante también en el futuro, para las nuevas generaciones. La imagen de ambos reunidos puede ayudar a acabar con las divisiones y el sectarismo de la gente inculta», comenta.