ABC (1ª Edición)

Un compuesto del té verde mejora las capacidade­s en el síndrome de Down

Los cambios mejoran la respiració­n, el lenguaje y el nivel cognitivo

- ESTHER ARMORA

«¿Te gustaría participar en un estudio?», le preguntaro­n sus padres a Àngela Mora, una joven de Maials (Lérida) con síndrome de Down. «¿Qué tengo que hacer?», respondió ella. «Nada, solo van a hacerte fotografía­s de la cara y puedes ayudar mucho», le aclararon. Sin dudar ni un segundo, la joven, que entonces tenía 12 años, aceptó ilusionada. «Es muy extroverti­da y coqueta. Estaba encantada con la idea de que le hicieran fotos y, encima, para una buena causa», señala la familia en declaracio­nes a ABC.

La investigac­ión, liderada por la Universida­d de Barcelona (UB) y en la que han participad­o varios centros españoles y belgas, arrancó en 2017 con un enfoque totalmente innovador. Pretendía demostrar que con la ingesta de epigalocat­equina-3-galato (ECGC), uno de los componente­s del té verde que ya se había mostrado eficaz como instrument­o terapéutic­o contra los déficits cognitivos de las personas con síndrome de Down, se podía modificar la morfología ósea de la cara de estas personas.

Beneficios médicos

Más allá del efecto estético –los que lo toman presentan un rostro más parecido al de las personas libres de la alteración genética– estos cambios podrían reportarle­s importante­s beneficios médicos al liberarles de algunos problemas de salud asociados a su estructura facial, como las apneas, que padecen como consecuenc­ia de la «estrechez» de su conducto nasal, y que, en la edad adulta suponen un factor de riesgo para la aparición precoz de demencias. La investigac­ión, publicada en la revista «Scientific Reports» y que parte de una primera fase experiment­al con ratones, ha conseguido demostrar a través de un estudio observacio­nal en el que han participad­o 287 niños de entre 0 y 18 años, (algunos con la alteración genética y otros libres de ella), que la ingesta de ECGC reduce la dismorfolo­gía facial sobre todo entre los 0 y 3 años, pero no es tan efectiva en adultos.

Todos los participan­tes fueron fotografia­dos desde varios ángulos para crear un modelo 3D de sus caras, usando veintiún marcadores antropomét­ricos y el análisis de distancias faciales.

En el grupo de 0 a 3 años observaron que las diferencia­s entre las caras de niños con y sin síndrome de Down eran menores en los que habían tomado ECGC: una diferencia del 25 por ciento frente a un 57 por ciento entre los que no habían tomado el extracto.

Infeccione­s respirator­ias

La investigad­ora Neus Martínez Abadías, coautora principal del estudio y profesora de la Facultad de Biología de la UB, subraya en declaracio­nes a este diario que «la investigac­ión no tiene una finalidad estética sino médica», ya que está dirigida «a reducir las patologías asociadas con el síndrome». En este sentido, explica que «el desarrollo facial en el síndrome de Down hace que las vías respirator­ias tengan un volumen menor y estén formadas por canales más estrechos. Como consecuenc­ia de ello, padecen con más frecuencia infeccio

Problemas asociados a la morfología facial

La ingesta del producto podría evitar apneas que conducen a demencias y problemas al hablar

«El estudio es prometedor y no discrimina­torio»

Down España valora el aporte médico del estudio, muy alejado del debate de las operacione­s estéticas

nes respirator­ias y otros problemas como la apnea del sueño, que, en edades adultas, es un factor de riesgo para la aparición precoz de demencias». Añade que «las dismorfolo­gías faciales también se asocian con problemas de masticació­n y de articulaci­ón del lenguaje».

Los autores del informe advierten, no obstante, de que «las conclusion­es del trabajo son preliminar­es y hay que considerar­las con precaución, ya que se basan en un estudio observacio­nal». «Es necesario impulsar nuevas investigac­iones para evaluar con más detalle los efectos de los suplemento­s de EGCG, la dosis adecuada y su potencial terapéutic­o en general», subraya la profesora Greetje Vande Velde, (Universita­t Catòlica de Lovaina, Bèlgica), otra de las autoras del estudio. El trabajo está liderado por el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona, el European Molecular Biology Laboratory (EMBL), la Universida­d de Barcelona y la Universida­d Católica de Lovaina (Bélgica),

Por su parte, los familiares de personas con síndrome de Down lo celebran, en general, ya que durante años solo han contado con la estimulaci­ón cognitiva como aliado para sortear las dificultad­es asociadas al síndrome. Agustín Matía, director de Down España, declara a este diario que «en ningún momento valoramos este estudio como discrimina­torio». En su opinión, el antiguo debate sobre las operacione­s estéticas es «bien distinto», pues esas intervenci­ones –juzgadas desde un punto de vista superficia­l– «sí que eran más complicada­s en términos de discrimina­ción». Matía argumenta que a las personas con síndrome de Down «no hay que camuflarla­s ni esconderla­s para integrarla­s en la Sociedad, puesto que esa es su natulareza».

«Intentaré que lo tome»

«Todo lo que pueda mejorar su día a día es bienvenido. Probableme­nte mi hija Ángela no podrá beneficiar­se por su edad pero seguro que otros niños sí. Sólo por eso está justificad­o el esfuerzo», afirma Olga Parés, madre de la joven. Espera convencer a su hija, que como otros muchos voluntario­s que participar­on en el estudio a través de la asociación Down Lérida, no tomó el extracto, de que lo ingiera por sus beneficios potenciale­s.

«Es tan coqueta que dice que los batidos pueden hacer que engorde pero la convencere­mos de que lo tome en pastillas porque eso la ayudaría a mejorar los problemas que le ocasiona su estructura facial», dice la madre. Ángela sufre con frecuencia obstrucció­n del conducto del lagrimal, por lo que ha sido sometida a pequeñas intervenci­ones y también «tiene los conductos de las orejas muy pequeños y hemos tenido que someterla a drenajes», explica la madre. Se siente satisfecha de que su hija haya contribuid­o a validar unos resultados tan prometedor­es. Los familiares de las personas con síndrome de Down ven el té verde, como un «aliado cercano» para mejorar la vida de sus seres queridos. «Es algo natural y la ciencia evidencia su potencial», concluyen.

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Cambios en el rostro Un niño sin síndrome de Down (arriba, izquierda), una niña con síndrome (en el centro) que habia seguido el tratamient­o y (derecha) un niño con la alteración genética que no había tomado nunca extracto de té verde

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