Urge un documental sobre Quique San Francisco
EROTISMO Pataky nos da un caso de chica con más belleza que currículo
LUNES
Elsa Pataky se ha asomado a las redes sociales, muy bien escoltada de su marido, el titán Chris Hemsworth, para avalar eso mismo: que están juntos, y tan contentos. Como siempre, o más. Porque hoy la foto es la vida. O sea, que Instagram es la biografía. La foto pone fin a una crisis, pero a una crisis que no ha habido. Lo digo porque se publicó, hace días, que la pareja atravesaba un mal momento, y ese mal momento se resuelve en una foto donde los dos salen guapos y radiantes, reenamorados de ropa deportiva. La verdad, Pataky ha hecho el agosto de novedad, pero en marzo. Porque ha sido noticia por una crisis que no existió, y ahora lo es por desmentir esa misma crisis falsa. Estamos ante dos novedades que no tienen novedad ninguna, en rigor, salvo que hemos ganado una foto de esta pareja de atletas, para el álbum familiar que somos todos. Pataky nos da un caso de chica con más belleza que currículo, si nos ponemos rigurosos, y ahí está su mérito, porque desde un publirreportaje playero, hace siglos, se nos ha plantado en un telediario. Gusta, funciona. No sabemos muy bien a qué ha llegado, pero ha llegado lejos. Las encuestas la sacan, a veces, como la española más codiciada y cotizada, quizá porque su exotismo, o erotismo, es no parecer española. Pataky es un show. Pataky es la Pataky. Eso sí, todavía le viene costando pillar papeles donde importe más el vocabulario que el vestuario.
MARTES
Victoria Abril no se ha bajado de sus bobadas de negacionista con visa oro. Tiene tanto talento para la interpretación como para el dislate.
MIÉRCOLES
Manuel Díaz fue un huérfano famoso de padre también famoso, hasta que al fin la ley vino a poner la vida en su sitio. Así resultó lo sospechado, y previsto: que su padre es Manuel Benítez, ‘El Cordobés’, aquel exótico que tuvo cátedra de matador en los setenta, y más allá de los setenta. Un figura, y una figura. Manuel Díaz se atrevió un día a torear de pleito, y ese pleito lo ganó, rematando su biografía y también la de su padre, que a ratos son la misma. Pero su padre, que es duro personaje, no le ha respondido. Ni entonces, ni ahora, ni acaso nunca. Y ya ni el hijo le espera, según deducíamos la otra mañana, cuando Manuel anunciaba su vuelta a los ruedos el día 3 de abril. En el regreso al lío de muleta le acompañará Enrique Ponce, y Emilio de Justo. Manuel regresa así al ruedo propiamente dicho, y también al ruedo de lo público, porque torear en el cartel, junto a Ponce, es como hacerse un reportaje para el Instagram del corazón. Manuel le va a dedicar la faena del primer toro a su mujer, Victoria Troconis, y me apuntan que Ponce tiene previsto hacer lo mismo, pero dedicando el suyo a Ana Soria, su amor en curso. Veremos, ya veremos, porque estas citas de los toreros reúnen muchas vísperas. A mí todos los gestos de Ponce con su chavala me parecen muy bien, y no comparto la alegría con la que a menudo se le censura, porque entreveo en los reproches más envidias que argumentos. Claro que Ana es más joven que él, y qué pasa. Manuel Díaz no viene directamente del hambre, como tantos toreros, pero sí conoció un largo calendario de privaciones. Se empleó de lavacoches en una gasolinera de Córdoba, entre otros oficios de intemperie, y se hizo matador de toros por llamar la atención de su padre, el que no contesta. Hoy es Manuel dueño de una finca, porque los grandes se compran una finca, o los mata el toro, y está felizmente casado con Virginia Troconis, la dulce venezolana que no da un ruido. Hay gente que es lo que parece, y ahí entra Manuel Díaz. Un tipo directo, simpático, y siempre de buen rollo. Es un optimista del riesgo. Con el padre tan cerca, pero tan lejos. Sin dar respuesta.
JUEVES
Se han cruzado dos funerales en la semana. El de Quique San Francisco, y el de Álex Casademunt. En el de este último se ha dado un poco un funeral con clima de party, por el jaleo de ‘triunfitos’. En el de Quique hubo una copa de amigos ácratas, brindando con cerveza. Urge sobre Quique un documental, porque en él la vida se parecía siempre al cine, a la novela. A mí me presentó a su perro Florián, un bull terrier, como quien te presenta a un hermano.
VIERNES
Enrique Ponce es el protagonista de la sección inevitable del posado de instagram, que ya se nos va haciendo costumbre, cada semana. Pero no con foto propia, sino de su novia, la dorada Ana Soria. La foto arriesga menos que la foto de la semana anterior, un desnudo sin desnudo de Paz Vega, pero ahí está, con un pie de foto lírico: «Instantes en los que detienes el tiempo». Dicho por lo proletario: ‘Ana saliendo de la ducha’. Con albornoz de mucho abrigo. Suerte el 3 de abril, maestro.