Paso al frente a la elegancia
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La 73 edición de la pasarela madrileña toca a su fin. En la última jornada de los diseñadores consagrados, Juan Carlos Mesa hizo doblete: abrió y cerró el día, primero con la firma Ángel Schlesser, de la que es director creativo desde junio de 2020, y cerró con su propia firma, Maison Mesa. Una proeza y un gustazo para los pocos que pudieron asistir a este desfile como consecuencia de las normas restrictivas de la pandemia.
Juan Carlos Mesa ha contado para la colección de Schlesser con la colaboración de la que es patrocinadora desde hace veinte años de la Mercedes Benz, L’Oreal, que cumplía 50 años y que ha querido recordar el eslogan que se hizo mítico: ‘Porque nosotras lo valemos’. La firma rindió así homenaje a todas las mujeres. Mujeres elegantes y con porte, como nos han hecho ver sobre las tablas sus modelos ocasionales: Cayetana Guillén Cuervo, Francine Gálvez, Cristina Piaget, Yelimar y Ruth Beitia. Vestidas con diseños arquitectónicos inspirados en principios de siglo XX, en concreto, en la escuela Bauhaus. Estructuras clásicas con un toque de vanguardismo,
Mesa sabe lo que tiene entre manos y lo que dibujan sus patrones, sus 25 años en la moda le avalan. La colección presentada para su propia firma, Maison Mesa, se inspiró en los años 50, en las fiestas bohemias de Londres que pasado el tiempo dieron pie a la música electrónica. “Rave” (delirio), así se llamaba la colección, fue la pasarela en su clausura. Atrevido hasta el máximo: falda vaquera combinada con cuerpo de ‘paillete’ de estampado animal rematado con zorro en los puños. ¿Se lo pueden imaginar? Pues llegó a más, a lo que él califica como “novia Rosalía”: falda de novia, combinada con sudadera, eso sí, en blanco puro.
De alfombra roja
Pero antes las pasarela se había convertido en una gran alfombra roja, pues después de Ángel Schlesser desfilaba la valenciana Isabel Sanchís, con una brillante colección de siluetas intensas y volúmenes escultóricos. La fiesta que falta en la calle por la pandemia la puso ella y su hija Paula –un gran tándem– en el pabellón 14 de Ifema. Gustó en su debut en la edición anterior, y en esta no ha decepcionado en absoluto. Gran calidad en los patronajes, en el diseño en general y en las telas, realizadas en su gran mayoría por ellas, al igual que los bordados. Un lujo muy español que exporta a todo el mundo.
Y cuando ya solo faltaban dos desfiles para concluir, el pabellón 14 de Ifema se convierte en un improvisado Congreso móvil: Grande-Marlaska, Irene Montero, Carmen Calvo, además de la presidenta del Senado, Pilar Llop, y de parte del Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, y el consejero de Sanidad de la Comunidad, Enrique Ruiz Escudero. La causa lo merecía: nuestro diseñador toledano Ulises Mérida ha hecho una colaboración una asociación que ayuda a mujeres en riesgo de exclusión social.
«Durante la pandemia utilicé mi taller para hacer mascarillas con esta asociación. Paradojas de la vida, las mascarillas salvaban unas vidas y hacían libres a quienes las cosían», nos comentaba antes de desfilar. «De ahí surgió esta colección. Mujeres que han sido rescatadas tras ser vendidas, mujeres a las que asociación les ha enseñado que hay otra vida. Me ha emocionado trabajar con ellas. Es tan bonito poder ayudar», dice Ulises mientras se le iluminaba la mirada.
Treinta salidas al más puro estilo Mérida: camisas ‘betinas’, vestidos cortados al bies, superposición de prendas, es decir, su estilo, su ADN. En lo único que no habríamos identificado a Ulises en esta colección es en la utilización de estampados florales, pero sí en los colores flúor, verdes, naranjas y morados, y en los grandes cinturones de inspiración oriental. Bravo por la iniciativa y bravo por el resultado.