Japón liberará agua radiactiva de Fukushima al mar pese a la oposición de los países vecinos
► Los expertos aseguran que, si el líquido se diluye a lo largo de años, no habrá riesgos
Más de mil depósitos repletos de agua contaminada se suceden en los aledaños a la central nuclear de Fukushima, en Japón. Y, a día de hoy, siguen llegando más. Una década después del tsunami que desató el peor desastre atómico desde Chernóbil, Japón ha aprobado un plan para deshacerse del agua tóxica: la verterá de forma controlada al mar. Una decisión que ha puesto a Corea del Sur, China, los pescadores de la zona, el propio Ayuntamiento de Fukushima y las organizaciones ecologistas en contra.
Desde el accidente en 2011, la empresa Tepco, que gestiona la central, ha acumulado más de un millón de toneladas de agua contaminada que utiliza para refrigerar los reactores dañados. El agua se somete a un tratamiento para eliminar todos los isótopos radiactivos y posteriormente se almacena en tanques. Pero, según sus cálculos, entre el verano y el otoño del próximo año ya no quedará espacio para más tanques.
«La eliminación del agua tratada es un tema inevitable en el desmantelamiento de la planta de Fukushima», dijo ayer el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, al detallar el plan que se implementará «al tiempo que se garantiza que los estándares de seguridad sean aprobados por un amplio margen y se tomen medidas firmes para evitar posibles daños», recogió la agencia de noticias japonesa Kiodo.
El proceso comenzará dentro de dos años y podría durar décadas, según las previsiones de las autoridades. Una comisión del Ministerio de Economía concluyó en febrero de 2020 que liberar el agua en el mar y evaporarla eran opciones viables, aunque la primera era técnicamente más factible y ha sido respaldada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
Los contaminantes
El problema está en el tritio, un isótopo radiactivo de hidrógeno que, por tanto, no se puede desligar del agua. «Químicamente es agua, por eso aunque se pongan filtros o se someta a desionización, no funciona», explica Eduardo Gallego, catedrático de Ingeniería nuclear de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y miembro de la Sociedad Nuclear Española. Según el experto, la solución planteada por Japón no es descabellada si el contenido se diluye «poco a poco» y «durante años». «Dentro de los isótopos radiactivos, el tritio es el más débil».
Además, tiene una vida corta. En 14 años su radiactividad se reduce a la mitad y «en 140 años no tendrías prácticamente nada», cuenta Begoña Quintana, catedrática de Física Atómica de la Universidad de Salamanca. Además, las partículas que emite son de baja energía, tanto que no pueden ni atravesar la piel. Hoy, explica la experta, las cantidades de mercurio presentes en los mares y, con ello, en los peces, son mucho más peligrosas para la salud que las del tritio. «El mercurio se acumula, mientras que el tritio no», cuenta Quintana. Todo dependerá de las concentraciones que se viertan.
Pero a los grupos ecologistas también les preocupan otros radioisótopos como el estroncio-90, el yodo y el carbono-14, con mayores posibilidades a ser incorporados a la fauna marina o acabar asociados a los sedimentos y que se han detectado en los tanques. «Han optado por la opción más barata», lamentó el portavoz de Greenpeace en Japón, Kazue Suzuki. La diferencia es que estos elementos sí que se pueden eliminar con el tratamiento del agua. Pero a los pescadores locales no les convence y temen que los consumidores rechacen sus productos.
Por su parte, el Gobierno de Corea del Sur convocó ayer al embajador japonés en el país, Koichi Aiboshi, para protestar por la medida. Seúl insistió en su «firme oposición» a arrojar el agua de Fukushima al mar, una postura contra la que ya han convocado protestas. También China expresó su «grave preocupación» a Japón a través de los canales diplomáticos y pidió «gestionar el asunto de forma prudente y responsable».