De Bruyne lidera la remontada del City
El PSG se hunde tras un gran primer tiempo y Guardiola acaricia la final de Champions
Un partido en el que uno de los dos equipos está entrenado por Guardiola es, normalmente, fácil de predecir de antemano. Balón para los de Pep Guardiola, y robo y contragolpe para el contrario. Sobre todo, si cuenta arriba con tres de los mejores futbolistas del mundo cuando tienen por delante una autopista, como es el caso del PSG con Di María, Mbappé y Neymar. Había toneladas de expectación por la semifinal entre el Manchester City y los franceses, pero lo que pocos espectadores imaginaron es un guión a contracorriente. Al menos en la primera mitad. El PSG quiso ser el protagonista y lo logró haciendo a los ingleses invisibles con una puesta en escena llena de personalidad y valentía. Los duelos individuales caían del lado galo, la presión alta también era propiedad de los de Pochettino, y la circulación del balón la lideraban con maestría Verratti, Neymar y Di María, ayudados en la sombra por Gueye y Paredes. Incontestable dominio del PSG, también en las jugadas de estrategia, y en una de ellas nació el tanto de Marquinhos.
Gueye, expulsado El senegalés del PSG cometió una durísima entrada sobre Gundogan que le costó la roja directa
A los quince minutos, un córner tenso y con figura de plátano botado por Di María lo llevó a la red el central brasileño. Premio para él tras un mes en la enfermería por una lesión en los abductores.
La idea primitiva de Guardiola, con Gundogan de pivote, cinco mediapuntas y sin nueve puro, hacía aguas. El City no generaba fútbol y solo en un par de errores del PSG en la salida del balón encontraron los ingleses opciones de poner a prueba a Keylor. Foden, en el minuto 40, tuvo el empate a uno, pero su inocente disparo desde el punto de penalti lo detuvo el costarricense sin pestañear. Señaló Brych el túnel de vestuarios con la sensación de que sobre el campo jugaban niños contra adultos.
Cambio radical
Tras el descanso, todo cambió por completo. Neymar, el mejor de los 22 sobre el verde, desapareció por completo y, tras él, el resto de sus compañeros. La presión del City subió un par de niveles en intensidad, y las pelotas divididas ya no caían del lado francés. El PSG era una copia barata de los primeros cuarenta y cinco minutos, a la vez que De Bruyne crecía y, junto al belga, el resto de sus compañeros. En las botas del capitán del Manchester inició la remontada el equipo inglés. En el 64, un centro envenenado suyo acabó en la red de Navas sin que nadie tocara el balón camino de su portería. Error inesperado del costarricense, dubitativo a la hora de gestionar ese balón al área con más vuelo que fuerza.
El empate alimentó el nerviosismo del equipo local y espoleó al visitante, que por primera vez en el partido olía sangre. Quizás cualquier otro equipo se hubiera conformado con ese 1-1 en campo rival, como hiciera el Chelsea el martes en Valdebebas, pero eso es impensable con Guardiola en el banquillo. Incrementó su acoso el Manchester City, con un De Bruyne imperial y un PSG descolocado hasta en sus propias barreras. En el 71, una falta en la medialuna del área se convirtió en el segundo tanto inglés, obra de Mahrez. Mal la barrera del PSG abriéndose y lento de reflejos Keylor, extrañamente despistado en su competición fetiche. La roja directa a Gueye culminó el despropósito de un PSG en modo doctor Jekyll y señor Hyde. El City acaricia la final.