Responsabilidad compartida
España ha sufrido unos terribles daños como consecuencia de la crisis sanitaria que nos asola desde hace 14 meses. Desde entonces, se han establecido numerosas restricciones de nuestros derechos para contener los contagios y evitar que se siguiera multiplicando la expansión de la enfermedad. Esto ha provocado unos efectos devastadores en el tejido empresarial. Grandes, medianas y pequeñas empresas, y autónomos, han visto cómo la falta de actividad, durante este largo año, se ha llevado por delante la viabilidad de sus proyectos, muchos de ellos de manera definitiva.
Es evidente que el origen de esta crisis es sanitaria, y no será posible iniciar la recuperación hasta que hayamos solucionado el problema de salud. A pesar de que se ha demostrado que era posible, y beneficioso, compatibilizar salud y economía, el final de esta pesadilla solo llegará cuando todos los ciudadanos estemos vacunados y podamos, finalmente, iniciar una vida normal.
Ahora no hay nada más importante, ni más urgente, que acelerar el proceso de vacunación, así que hay que trabajar en dos direcciones. Conseguir más vacunas y preparar el sistema para que la distribución a la población sea inmediata. Y en estas tareas es fundamental disponer todos los recursos, públicos y privados, para alcanzar el ambicioso reto que tenemos. En los primeros momentos de la crisis, las necesidades de abastecimiento de materiales para proteger a los profesionales sanitarios y atender a los enfermos desbordaron la capacidad de las administraciones públicas de adquirir y distribuir dichos materiales. De manera inmediata, las empresas privadas pusieron al servicio de la sociedad dinero, recursos, logística y transporte para facilitar mascarillas, los EPI, desinfectantes, respiradores, etc. Quedó demostrada la capacidad de gestión privada para buscar soluciones globales inmediatas en tiempos de emergencia.
Ahora que tenemos la emergencia de la vacunación, también ofrecemos los recursos de las empresas privadas para alcanzar la meta anhelada en el menor tiempo posible. Todos, Gobierno, comunidades autónomas, sanidad privada, mutuas, farmacias, grandes empresas, organizaciones empresariales, etc., tenemos la responsabilidad de que la vacuna llegue a todos los españoles.