El Barça no quiere esta Liga
La remontada del Granada tras el gol de Messi impide al equipo azulgrana, que se apagó tras el descanso, situarse como líder
Un ‘panenkita’ es, según la definición que Roberto Gómez (el creador del término) ha propuesto a la RAE, «el presunto entendido en fútbol que, con un aire de superioridad, exprime cuatro frases hechas sazonadas con varios nombres de jugadores desconocidos que dan lustre a un discurso vacío y despreciativo del fútbol de toda la vida». Entre los ‘panenkitas’ y la derechita ‘cool’, la virilidad, la entereza y la verdad están amenazadas en este tonto mundo, tan vergonzosamente rendido a la corrección política. El Barça jugaba para tomar el liderato. Mi hija, muy atenta al partido, preguntándome cuándo podremos volver a los estadios. Pocas cosas hay tan fantásticas como ir al campo con tu papá de la mano: esto es el auténtico fútbol femenino, y no que las mujeres se pongan a hacerse daño en un deporte de contacto, claramente masculino, y que sólo tiene sentido desde unas determinadas cotas de fuerza física. La derechita ‘cool’ me llamará machista. Los ‘panenkitas’, fascista. Los que entienden de fútbol, y de la vida, sabrán perfectamente lo que digo.
Partido tosco, gris, de clase baja. El Barça rascaba y rascaba y se encallaba sin encontrar vías para atacar al Granada. Desconcertados los de Koeman, que jugaban con tres atrás y arriba no podía desequilibrar. Poca fluidez, poca velocidad, ninguna ocasión consignable. Un disparo raso de Griezmann, poca cosa, muy poca. Otro partido que era un argumento en favor de la Superliga, en favor de no perder el tiempo, ni el dinero. Messi rompió el terrible tedio de la tarde, marcando tras una brillante combinación con Griezmann. Extraordinarios los dos, muy elegante el giro del francés para habilitar al argentino. Un error de Busquets casi provoca, sin solución de continuidad, el empate del Granada. El Barça tiene estas cosas: un gran talento, una gran finura y una gran capacidad para malversarlos en las más estúpidas jugadas.
Pero en cualquier caso, ahí estaba el liderato, ahí estaba el Barça habiendo hecho los deberes para desatascarse y mucho más cerca del segundo gran título de la temporada, en un curso en que nadie daba nada por este equipo. El trabajo lento, sordo y concienzudo de Koeman, que a su modo –muy particular– es otra encarnación de Cruyff, y representa lo mejor de aquellos años; y el efecto Laporta, que con su llegada a la presidencia del club le ha devuelto la moral de victoria y la inspiración a Messi, han hecho posible lo que hace tres meses parecía una quimera. El Granada no se rendía, y Soldado menos, pero el Barça parecía entender la trascendencia del momento y el partido corría hacia su ocaso con su sucio mono de trabajo.
El Granada, a la espera
De verdad que no sé si alguna vez el Barça ha tenido a un jugador tan nefasto como Umtiti, mira que llega a ser malo. El Granada se aprovechaba de ello para presentar su candidatura al empate. El 1 a 0 servía, pero era corto, y el muro del Granada no se desmoronaba. El partido no daba más de sí, pero podía envenenarse para el Barcelona si no era capaz de rematarlo. El Granada no arriesgaba porque no lo necesitaba. Se limitaba a aguantar y a esperar su momento. Los de Koeman no paraban, sabían que no se les podía escapar el liderato, pero poco a poco se iban frustrando de tanto picar piedra sin premio, y lo que no tenía que pasar pasó, y Machís logró el empate. Muy mal Mingueza. Koeman fue expulsado por impacientarse, a propósito del gol, con el cuarto árbitro, y desde el palco le mandaba notas de voz a su segundo,
Schreuder. Entraron Dembélé y Pedri por Mingueza e Ilaix. Lógicos pero tardíos cambios. Empezó el ataque en busca del gol, aunque el gol que llegó fue el segundo del Granada. Piqué se tragó el centro de Adrián Marín y Jorge Molina remató bien de cabeza. Trincao entró por Busquets.
Lo que no se consigue es porque no se quiere lo suficiente. Qué manera tan absurda de demostrar inmadurez en el esfuerzo final, insolvencia. El Granada hizo lo que tenía que hacer, pero el partido lo tiró el Barça.
Roja a Koeman El técnico fue expulsado por sus protestas al cuarto árbitro después del tanto del empate andaluz