Cuando ganar se torna obligación
Osaka, Barty o Sorribes explican cómo lidian con la presión de las expectativas creadas
Se puede entrenar el drive, el saque o el revés. Se puede golpear 10.000 veces a la pelota hasta que el movimiento queda perfecto, exacto, efectivo. Pero hay un golpe que no se puede poner en práctica hasta que no te viene encima: gestionar las expectativas. Sobre todo cuando el deportista está empezando y a un gran resultado parece que tiene que llegar otro enseguida. Paula Badosa, brillante ganadora ante la número 1 del mundo, Ashleigh Barty, en el torneo de Charleston la semana pasada y ayer ante Barbora Krejcikova (6-1 y 7-5), primera victoria en el cuadro final del Mutua Madrid Open, lo sufrió. Con miedo hasta para saltar a la pista de tan grande lo que se esperaba de ella. Pero ya hay calma: «Me quedo con lo bien que he gestionado los nervios de querer hacerlo bien».
No hay una fórmula mágica y cada tenista tiene su receta para no quedarse por el camino cuando todas las luces parecen marcar la senda al éxito. «Si lo que prima es la consecución de los resultados, los triunfos y el reconocimiento a corto plazo, se corre el riesgo de que ese jugador se vaya quemando por sobrecarga, por el nivel de exigencia y por todas las expectativas creadas, y el miedo a no estar a la altura de lo que cree que los demás esperan», señala Óscar del Río, psicólogo deportivo. «Es algo que tienes que aprender por tu cuenta. Tienes que encararlo, pasar por esas expectativas y centrarte solo en lo que tienes que hacer cada día en la pista. No pensar mucho en lo que pasa alrededor. Pero es muy duro. Si logras superar esa fase de ansiedad mientras mantienes la consistencia en tu juego, los resultados llegan. La clave es centrarte en ti misma», afirma Elina Svitolina.
Un proceso lento y diario, indica también Ashleigh Barty: «Es una cuestión de ir aprendiendo poco a poco, de todas las experiencias y del proceso que has puesto en marcha con el equipo y mi mentor desde hace algunos años. Intentar ser más fuerte físicamente, en tu tenis y mentalmente. Es parte del deporte. Esa mentalidad es como otro músculo que tienes que fortalecer. Aprender de los momentos duros, cuando estás abajo y tienes que volver a levantarte. Creo que ahí es cuando aprendes más. Hay que saber recoger esas experiencias de los malos tiempos y aprender de ellas». «Todos pasamos por momentos de presión, de expectativas no cumplidas, momentos duros. Esto es el deporte», reitera Svitolina. También Garbiñe Muguruza tuvo que pasar por ese trance: «Me metía mucha presión e iba en mi contra. Hubo un cambio cuando vi que me estaba afectando mucho. Lo pasaba muy mal en pista. Me dije ‘no se puede sufrir tanto ni castigarte tanto’».
Es una parte más del aprendizaje hacia las alturas. Como está ya probando Sara Sorribes. Primer título en Guadalajara (México) este curso y de estreno hoy en el Mutua Madrid Open contra Simona Halep. Observa con tranquilidad esa presión que ya planea, por sí misma y los de fuera, de hacer un buen resultado cada semana. Como si fuera sencillo. «He de decir que, por un lado, esas expectativas que generas son muy bonitas de tener. Significa que el trabajo está dando sus frutos. Y creo que hay que llevarlo con la mayor naturalidad posible. Está claro que a veces la cabeza te lleva demasiado lejos, pero tienes que intentar estar mucho en el día a día. Darle a cada cosa su espacio y su tiempo».
Equipo y Kobe Bryant
También subraya la importancia del entorno: «Compartir muchas cosas con tu equipo para que te ayuden todavía más». Factor clave en el que Del Río hace hincapié. «Es el entrenador y el entorno el que debe aislar de esas expectativas externas y hagan centrarse al jugador en su proceso de mejora. No tanto en el resultado o la competición, sino en progresar en todas las habilidades. Todo lo que puede rodear al jugador, como los medios, sí que están más pendientes más esas expectativas, pero tiene que haber ese grupo cercano que les ponga los pies en la tierra y les hagan ver que la referencia es uno mismo y que hay que centrarse en el progreso».
Para Naomi Osaka, la ayuda para afrontar las atenciones cuando empezó a despuntar y a brillar no llegó de su propio equipo, ni siquiera del mundo del tenis, pero sí del deporte, y con mucha experiencia en esta faceta. «La persona que me ayudó a lidiar con expectativas y con la presión de los medios fue Kobe Bryant. Aprendí mucho de él». La obligación de ganar cuando se empieza a ganar es un rival más al que hay que batir.
ASHLEIGH BARTY NÚMERO 1 DEL MUNDO «La mentalidad es como otro músculo que hay que fortalecer»