Aumentan las dudas sobre la eficacia de las vacunas chinas
La OMS prepara su aprobación cuando se teme que no proteja a los mayores
En materia de vacunas, a diferencia del periodismo, la ausencia de noticias no es una buena noticia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha iniciado el procedimiento para aprobar el uso de emergencia a nivel global de dos vacunas chinas, desarrolladas respectivamente por Sinopharm y Sinovac. El veredicto del comité de expertos de la institución, sin embargo, no ha sido halagüeño: aunque la efectividad general del primero de los compuestos es satisfactoria, los ensayos clínicos no aportan información suficiente para evaluar sus efectos en personas mayores o con patologías previas.
El informe ha sido elaborado por el Grupo Asesor Estratégico de Expertos (SAGE, por sus siglas en inglés) en inmunización. Este organismo emite consejos sobre cómo debe proceder la OMS, pero carece de competencias ejecutivas y su opinión no es vinculante a la hora de conceder licencias de distribución. La buena noticia es que Sinopharm obtiene un 78,1% de eficacia para adultos entre 18 y 59 años, cifra por encima del umbral exigible (en torno al 50%).
En 44 países
La mala es que los expertos expresaron «poca confianza» en la calidad de las pruebas respecto al blindaje para mayores de 60 años, así como «muy poca confianza» para los afectados por otras dolencias. Su suspicacia apunta a la escasa población de las tres investigaciones: apenas 209 ancianos recibieron las dos inyecciones de Sinopharm.
Esta solución recibió el visto bueno por parte de las autoridades chinas en diciembre del año pasado. Desde entonces, otros 44 países se han sumado a la lista, los cuales han administrado en conjunto más de 65 millones de dosis. Tan solo 1.461 personas han experimentado reacciones adversas, 8 de ellas de gravedad.
Otra causa de recelo es «la ausencia de una buena explicación para los diferentes resultados de eficacia», según el informe del SAGE. Evaluaciones previas llevadas a cabo en países como Indonesia, Turquía o Brasil otorgaban a la vacuna de Sinopharm un rango del 51 al 84%. El estudio realizado por la empresa estatal china concedía un 79%.
Los datos compilados podrán cotejarse con otros ensayos en marcha. Nueve investigaciones están inconclusas en Perú, Argentina, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Pakistán. China se ha visto obligada a externalizar a terceros países sus pruebas ante la limitada prevalencia de Covid en el país.
El dictamen del SAGE, en cualquier caso, no supone un varapalo definitivo. La vacuna de AstraZeneca obtuvo una respuesta similar antes de recibir el permiso de la OMS en febrero. Desde entonces, más estadísticas han venido a completar las incógnitas pendientes. El organismo apuesta ahora por un curso de acción similar. Su directora general asistente, la brasileña Mariangela Simao, adelantaba el lunes que los compuestos de Sinopharm y Sinovac podrían aprobarse esta semana.
De este modo, ambas soluciones podrían incorporarse al Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax) para ser repartidas entre países desfavorecidos, los cuales sufren para inmunizar a su población ante la escasez de abastecimiento. China –que ha recurrido a acuerdos bilaterales–, estaría en condiciones de convertirse en el primer proveedor mundial, exportando hasta 2.000 millones de dosis. Su capacidad de producción actual supera los 5.000 millones anuales, según expuso en abril Zheng Zhongwei, jefe del grupo de trabajo del Consejo de Estado.
Los laboratorios del gigante asiático fueron de los primeros en iniciar las pesquisas en pos de vacunas contra el Covid, pero muchas todavía no han publicado los resultados de sus ensayos al completo. El director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, Gao Fu, admitió en abril que la eficacia de los compuestos chinos «no es muy alta»: luego se retractó, alegando que se había tratado de un malentendido.
Las autoridades han aprobado cuatro soluciones de producción doméstica. El Gobierno trata ahora de acelerar la campaña de vacunación: ha alcanzado la cota de 275 millones de dosis administradas y persigue el objetivo de inmunizar a un 40% de la población –560 millones de personas–antes de julio.