Alonso Caparrós: «La sociedad es cruel con los trastornos mentales»
El colaborador televisivo relata sus años de excesos y adicción a las drogas en un libro
Origen
«Había un problema de estructura familiar y un éxito profesional muy rápido»
Con todo lujo de detalles Alonso Caparrós se desnuda ante los lectores en ‘Un trozo de cielo azul’ para narrar en primera persona cómo han sido los años más duros de su vida y dar un respiro a los que creen que del infierno no se sale. Él lo ha hecho y de ahí que pueda contarlo.
—¿Escribir en este libro sus vivencias más ocultas ha sido una terapia?
—Obedece a muchas cosas ya que por un lado necesitaba escribirlo para hacerme entender. Eso se une a que mi sueño desde la infancia era escribir un libro y también es cierto que necesitaba cerrar determinados capítulos. —Era consciente de que al escribir esos capítulos de sus adicciones iba a tener que revivir el infierno.
—Los capítulos finales donde hablo del voluntariado que ejerzo y la toma de contacto con la realidad engloban un año y medio de mi vida muy intenso. Hoy, repasar mi pasado no supone una revictimización ya que he trabajado muchísimo en mis procesos mentales para mi recuperación. Lo que en un principio resultaba tortuoso hoy resulta una brisa.
—¿Qué le hizo caer en las adicciones?
—Había un problema de estructura familiar y eso se unió a un éxito muy rápido de mi carrera, aunque confieso que soy incapaz de contestar un motivo único y concreto.
—¿Quedan miedos?
—Me quedan los miedos esenciales que sentimos todos, pero es verdad que el problema de la adicción siempre está ahí, aunque ya tengo todas las herramientas para combatirlo.
—¿Cuántos años de su vida ha vivido con la sombra de la adicción a su lado?
—A los 18 años empecé y hasta hace unos años ha sido todo muy duro. Por fortuna eso acabó cuando apareció en mi vida Angélica.
—Describe a su mujer como una persona de una generosidad y bondad que la hace casi divina.
—Te juro que es así. Angélica es la mujer de la que estoy enamorado, pero por encima de eso tiene una calidad como ser humano que te aseguro no se encuentra. Es increíble y soy consciente de que no voy a poder estar a su altura.
—Usted es padre de dos hijos y no sé si se han planteado tener un bebé.
—Es algo que tenemos en agenda, pero es verdad que estamos muy a gusto así. Tengo 50 años, ella es más joven, pero cuenta con muchos sobrinos y cuando lo hablamos no acabamos de tenerlo claro.
—Habla de su adaptación profesional como colaborador de ‘Sálvame’ donde entró con una gran polémica por el enfrentamiento con su padre Andrés Caparrós.
—Aquel momento fue durísimo porque nosotros parecíamos una familia perfecta cuando realmente no lo era. El enfrentamiento con mi padre, algo trascendental en mi vida personal, fue vital para la maravillosa relación que hoy tenemos. Esa conversación en privado hubiera sido igual de dura, pero lo bueno es que ayudó a que reconstruyéramos una relación sana. Mi relación con mi padre hoy es mucho mejor que mejor porque está llena de sinceridad.
—Hoy vivimos otro drama familiar como el de Rocío Carrasco. ¿Cree que aquí habrá final feliz como en su caso? —La única manera de arreglar la situación de esa familia es, a pesar de que suene cursi, con la renuncia, la compasión el sacrificio y el desapego. Sin esos factores es imposible. Pienso que es un asunto más de maldad que otra cosa y como no se recurra a esos dones que he citado aquí no hay solución.
—Uno de los capítulos más duros es cuando vuelve a casa con su madre tras recibir un tratamiento de electroestimulación.
—Hay una ignorancia enorme en lo que son las enfermedades mentales y sus tratamientos. España es uno de los países del mundo que más ansiolíticos consume y por eso es más llamativo. Los cerebros funcionan con electricidad y hay veces que es necesario resetearlos sin que eso suene a algo dantesco. Las adicciones son un problema mental y como tal hay que tratarlas. Te aseguro que la sociedad es cruel con la drogodependencia y con los trastornos mentales. Nadie se merece esa crueldad porque no hay nada peor en el mundo que no te comprendan.