ABC (1ª Edición)

El inspector de la ‘caja b’ del PP apunta a Fernández Díaz y al exjefe de UDEF en Kitchen

▶ Señala presiones para apartarle de la causa, incluido un cambio de destino a la Embajada de España en Portugal

- ISABEL VEGA

El inspector jefe al frente de la unidad que investiga para la Audiencia Nacional el caso Gürtel, Manuel Morocho, testificó ayer ante el juez que investiga la Operación Kitchen que sufrió presiones y maniobras para dificultar su labor. Incluyó una oferta de cambio de destino que percibió como un intento de quitárselo de encima y que le llegó por boca del entonces jefe de la UDEF, José Luis Olivera, con la venia, en teoría, del que era ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

Según fuentes presentes en la declaració­n, que se prolongó durante algo más de dos horas y que se retomará este viernes, Morocho explicó que en junio de 2013 Olivera le citó en una cafetería y le ofreció el puesto de agregado en la Embajada de España en Portugal, con sede en Lisboa, un puesto mucho mejor remunerado que el que ostentaba en aquel momento. Asumió que era una maniobra para apartarle de la Gürtel en un momento en que el foco estaba en los llamados papeles de Bárcenas. En aquella reunión, Olivera contestó a una llamada de teléfono diciendo «señor ministro» y luego añadió: «Sí, está aquí conmigo».

Eso, sumado al hecho de que un destino así se aprueba al más alto nivel, lleva a Morocho a concluir que Fernández Díaz estaba al tanto de la estrategia para apartarle del asunto. El juez Manuel García Castellón le ha preguntado en este punto si aquello no pudo ser un «teatrillo» para meterle más presión. Morocho sin poder descartarl­o, concedió que no lo sabía. Con todo, según aseguró, no fue la única oferta que recibió, como tampoco la única presión en su día a día. Llegaron a proponerle un puesto en la representa­ción española en la ONU.

La defensa de Fernández Díaz niega taxativame­nte que aquella comunicaci­ón se produjera. Queda por ver si el juez da el paso de citar a Olivera como imputado, pues su nombre lleva tiempo ya sobrevolan­do la Operación Kitchen pero es la primera vez que alguien lo refiere directamen­te en una maniobra de ese calado. Cabe recordar que ya constan audios y anotacione­s de Villarejo en el sumario que apuntan al «conocimien­to» que Olivera tenía de la trama una vez en desarrollo pero también en ciernes, cuando le habrían involucrad­o, de acuerdo a las agendas del comisario, en una estrategia que al inicio pasaba por «ayudar» a Bárcenas y que desde julio de 2013 se habría transforma­do en un despliegue para sustraerle documentac­ión sensible.

Morocho llevaba ya entonces dos años investigan­do la Gürtel y según relató al juez, no sin dificultad­es. Conforme explicó, sus superiores –en aquella época estaba al frente de la Policía el ya imputado Eugenio Pino– boicotearo­n su trabajo sobre los papeles de Bárcenas. Afirmó, de acuerdo con las mismas fuentes, que se le pidió obviar de sus informes por un lado la condición de Dolores de Cospedal como apoderada de una cuenta del PP que hizo los pagos a la constructo­ra que reformó la sede y por otro, que su marido, Ignacio López del Hierro, aparecía como donante en los papeles del extesorero.

No es la primera vez que Morocho se expresa en estos términos pues ya habló de presiones en su primera testifical y volvió a hacerlo en la comisión de investigac­ión del caso Kitchen en el Congreso. Ahora lo hace abarcando desde 2013 y con más detalles que dan contexto a las notas de Villarejo.

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