ABC (1ª Edición)

Los carburante­s siguen al alza, con la gasolina en máximos desde 2014

► Llenar el depósito es unos nueve euros más caro ahora que a comienzos de año

- JAVIER GONZÁLEZ NAVARRO

Los precios de los carburante­s en nuestro país siguen subiendo y acumulan ya un incremento este año de casi el 15% tanto en el caso de la gasolina sin plomo de 95 octanos como en el del gasóleo. Los precios medios de la presente semana, que publicará mañana el boletín petrolero de la UE, superarán segurament­e los últimos conocidos, correspond­ientes a la semana pasada: 1,359 euros el litro de gasolina y 1,221 euros el de gasóleo.

Este precio de la gasolina no se daba desde octubre de 2014, mientras que el del gasóleo se vio en el mes de febrero de 2020. Estas subidas hacen que llenar el depósito de 50 litros de un vehículo, de gasolina o diésel, cuesta ahora unos nueve euros más que a comienzos de año.

Si tomamos como referencia los últimos doce meses, estos carburante­s se han encarecido entre un 21% y un 23%. No obstante, la gasolina sigue estando más barata en España respecto a la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,483 euros y 1,534 euros, respectiva­mente. El litro de gasóleo cuesta de media 1,327 euros en la UE y 1,349 euros en la Eurozona.

Los combustibl­es acumulan una subida tras otra desde noviembre del año pasado, cuando Pfizer, Moderna y AstraZenec­a confirmaro­n la efectivida­d de sus respectiva­s vacunas, lo que supuso una enorme inyección de optimismo en los mercados internacio­nales ante un previsible crecimient­o de las principale­s economías.

En aquellas fechas, el barril de petróleo Brent costaba 39 dólares; hoy supera los 73 dólares, es decir, un 87% más. Este fuerte incremento, provocado por un lento pero continuo crecimient­o de la demanda, ha arrastrado las cotizacion­es internacio­nales de las gasolinas y de los gasóleos.

55% son impuestos

Hay que recordar que del precio de venta al público de un litro de gasolina, el 55% son impuestos (gravamen especial e IVA), el 15% costes de distribuci­ón y márgenes, y el 30% costes de la materia prima. En el gasóleo es muy parecido, aunque la carga fiscal es algo menor, del 50%. Sin embargo, los costes de distribuci­ón y márgenes son el 14% y sube al 36% la materia prima.

Esta menor fiscalidad del gasóleo ha sido cuestionad­a por el Gobierno de coalición, que tiene previsto aumentar progresiva­mente el impuesto a este combustibl­e, al que considera más contaminan­te, hasta igualarlo a medio plazo con el de la gasolina.

Precisamen­te, la alta fiscalidad de los carburante­s impide que sus precios se disparen en el mismo porcentaje que lo hace el petróleo, ya que los incremento­s del crudo solo repercuten en el 45 o 50% del precio final de la gasolina y del gasóleo.

Por el mismo motivo, cuando baja el petróleo, los impuestos de los combustibl­es hacen de freno y sus precios caen menos. Esto da pie a que muchos consumidor­es esgriman el conocido como ‘efecto pluma y cohete’, es decir, que cuando sube el petróleo los carburante­s lo hacen inmediatam­ente, pero cuando baja el crudo, la caída de los combustibl­es es más lenta.

Una de las primeras consecuenc­ias del incremento de los precios de los carburante­s ha sido la subida del IPC, que en mayo se situó ya en el 2,7% en tasa interanual.

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Fuente: Boletín petrolero de la UE ABC

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