El silbato argentino de la Eurocopa
▶ Trabajador en una empresa de piscinas, mañana será el primer no europeo que arbitra en este torneo
Trabajador en una empresa familiar dedicada a la construcción y mantenimiento de piscinas, Andrés Rapallini no se puede permitir el lujo de vivir solo del fútbol. Amante desde muy niño de este deporte, aunque sus habilidades con el balón solo le dieron para jugar partidillos con los compañeros en el patio del colegio y algún que otro fin de semana con los amigos, Rapallini es un árbitro reconocido en Argentina, su país natal, y en toda Sudamérica porque es internacional desde 2014. Su cara resulta habitual para los aficionados en la Libertadores. Un colegiado con carácter que, como el buen vino, ha ido ganando cuerpo con el paso de los años y que mañana entrará en la historia del arbitraje al convertirse en el primer juez no europeo en dirigir un encuentro en una Eurocopa. Será en el Ucrania-Macedonia del Norte (15.00
horas), correspondiente a la segunda jornada del Grupo C.
La presencia de Rapallini en el viejo continente obedece a la puesta en marcha de un plan estratégico conjunto entre la Conmebol y la UEFA para fomentar el arbitraje en un año en el que los goles, al coincidir en el tiempo, se cantan simultáneamente en la Eurocopa y en la Copa América. Este campeonato, por primera vez desde su nacimiento, también cuenta en la edición que ya se está disputando en Brasil con colegiados europeos. Un intercambio que enriquece a ambas competiciones y con el que se pretende mejorar y ampliar la experiencia de los mejores árbitros. Y entre ellos está catalogado este argentino de 43 años al que todos sus amigos conocen como Fefo.
Rapallini dirigió su primer partido en la máxima categoría de su país en el año 2011 después de haberse formado en la prestigiosa escuela que el exárbitro Jorge Vigliano tiene en la ciudad de La Plata, el lugar de nacimiento del colegiado que mañana se convertirá en el primer sudamericano en dirigir un duelo de la Eurocopa. Su participación en este torneo, sin embargo, comenzó ya en la segunda jornada porque fue designado como cuarto árbitro para el Bélgica-Rusia. Este jueves subirá un nuevo escalón.
Con más de una década de carrera en la élite y habituado a la presión que supone dirigir el clásico, Rapallini es un árbitro experimentado y no se arruga en el terreno de juego, aunque también ha tenido malas tardes. Una de las más recordadas, el pasado año en un duelo de la fase de grupos de la Copa América entre Gremio y América de Cali. Un partido que acabó con diez minutos de prolongación y escándalo tras la expulsión de ocho futbolistas, cuatro de cada equipo.
Un mes sancionado
También en 2020 le tocó vivir uno de los momentos más incómodos de su carrera doméstica porque fue suspendido durante un mes por el Tribunal de Disciplina de la AFA debido a sus «reiterados errores» administrativos a la hora de volcar los informes de los partidos. Fallos burocráticos que no empañaron una carrera que mañana llevará a Rapallini a convertirse en el primer árbitro sudamericano en un encuentro de la Eurocopa, en el que estará asistido por sus compatriotras Juan Pablo Belatti y Diego Yamil.