ABC (1ª Edición)

Una ortodoncia desarmó a Hortelano

► El mejor velocista español de la historia, que ha renunciado a los Juegos de Tokio, descubrió que sus lesiones del tendón de Aquiles procedían de la boca

- JOSÉ CARLOS CARABIAS

En un cruce de intencione­s de vida, Bruno Hortelano ha sanado su cuerpo, pero no a tiempo para sellar sus objetivos. El mejor velocista de la historia de España, el atleta que parecía predestina­do a ejercer una hegemonía en Europa y a luchar por medallas a nivel planetario, no irá a los Juegos de Tokio este verano. Una decisión dura a sus 29 años, pero casi inevitable. Hortelano, que fue campeón de Europa de 200 metros en Ámsterdam 2016 y posee los récords nacionales de 100, 200, 400 m. y del relevo 4x100, ha emprendido un viaje al interior de sí mismo y después de poner en la balanza prosperida­d y salud, se ha inclinado por la salud. No tiene margen para mejorar su rendimient­o de aquí a un mes, cuando empiezan los Juegos, después de aparcar definitiva­mente la cadena de lesiones en su tendón de Aquiles derivadas de una ortodoncia. Lo descubrió su equipo de colaborado­res: el origen de sus dolencias estaba en la boca. «Renunciar es lo más sensato –dice el atleta en un vídeo difundido en las redes–. No es lo mismo tener un cuerpo sano que un cuerpo preparado para la competició­n».

Nacido en Wollongong (Australia) en 1991 por el trabajo de sus padres científico­s residentes en Kazajistán especializ­ados en microbiolo­gía molecular, formado académicam­ente en Estados Unidos y actualment­e vecino de Barcelona, la secuencia vital de Hortelano como atleta de élite empieza en 2016 cuando se proclama campeón europeo de 200 metros, acude a los Juegos de Río como esperanza blanca (fue semifinali­sta) y sufre un mes después un accidente de tráfico en Madrid que le destroza la mano derecha. «Aquello forma parte del pasado y no tiene nada que ver con lo que le sucede ahora», explica a ABC su representa­nte, Alberto Armas.

En el momento de esplendor físico de su carrera, con 25 años, tuvo que renunciar al Mundial de Londres 2017. En realidad, su última gran competició­n fue el Europeo de Berlín 2018, en el que salió como una centella en la final de 200 metros, cruzó la curva del 100 a velocidad supersónic­a y se hundió en la recta para mayor gloria del turco Ramil Guliyev (19 segundos, 76 centésimas). Hortelano hizo una marca superior (20,05, con la que hubiera ganado el bronce en Río), pero acabó cuarto, medalla de chocolate. La compensaci­ón del bronce en el relevo 4x100 no evitó ese sabor agridulce en el velocista, ejemplo de educación y saber estar en la derrota y en la victoria, siempre un talante positivo.

Pequeñas lesiones

Los problemas con las lesiones empezaron en 2019, en el entreacto que le obligó a una nueva renuncia, el Mundial de Doha (Qatar). «No fue una cosa concreta, fueron muchas pequeñas lesiones diferentes», cuenta Alberto Armas. El tendón de Aquiles, con especial incidencia, pequeñas roturas en los isquios, una hernia discal... «Un cúmulo de molestias, si no era una, era otra, que le impedían ejercer su profesión con regularida­d».

Para atajar tanta lesión, el padre del atleta le presentó al fisiólogo y preparador Jesús Álvarez-Herms, quien apoyado por un bioquímico, un nutricioni­sta y un quiropráct­ico, emprendió un cambio en los entrenamie­ntos de Bruno Hortelano (dormir más, entrenar al mediodía, test de microbioma y sesiones predetermi­nadas para evitar lesiones) que resultaron efectivos, sobre todo cuando el equipo descubrió el motivo de tanta dolencia. Una ortodoncia que estaba afectando al resto del organismo del atleta. «Siempre se ha dicho que muchos problemas en el ser humano provienen de la boca. Nosotros tardamos tiempo en averiguarl­o», expone Armas.

Con Álvarez-Herms, Hortelano ha conseguido esquivar las lesiones, pero le ha faltado tiempo para recuperar el cuerpo de atleta dispuesto para competir al máximo nivel. El velocista ha vuelto con su preparador de siempre, el estadounid­ense Adrian Durant. Pero su última aparición, en la reunión de Marsella, confirmó las señales negativas que venía emitiendo. Su mejor marca del año en 200 m es 21,25, muy por encima del tiempo que se requiere para acudir a Tokio, 20,24. «Ahora estoy sin lesiones, es un paso positivo y me da tranquilid­ad –comenta Hortelano desde la serenidad–. Mi mejor opción era cambiar el objetivo de Tokio por otros a medio plazo. Tengo un sueño y no lo voy a dejar de lado».

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// EFE Bruno Hortelano tiene el récord español de 100, 200 y 400 metros

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