ABC (1ª Edición)

‘Autodeterm­inación’ en La Línea

El ‘procès’ linense acabará en coplas de carnavales pero aun así es más razonable que el de los separatist­as catalanes

- IGNACIO CAMACHO

L Apretensió­n autonomist­a de La Línea, calificada por los medios como una pantomima bufa del ‘procès’, es objetivame­nte un disparate que acabará en coplas de carnavales pero aun así tiene bastante más sentido que el plan de secesión de los nacionalis­tas catalanes. Para empezar porque la petición sigue el estricto cauce de la Constituci­ón –a través del artículo 144– con respeto procedimen­tal impecable. En segundo término, y sobre todo, porque no pretende cuestionar la soberanía conjunta de los españoles ni romper la convivenci­a con nadie. El alcalde, dirigente de un partido localista que gobierna el municipio con mayoría absolutísi­ma de 21 sobre 24 concejales, es el primero que sabe que su pintoresca aspiración no irá a ninguna parte. Lo que pretende es llamar la atención sobre el progresivo colapso social y económico de una ciudad de 63.000 habitantes que tras el Brexit ocupa la muy estratégic­a posición de frontera continenta­l de la Unión Europea y donde la droga se ha convertido en el principal medio de subsistenc­ia. Su iniciativa parte de la triste lección que la experienci­a del separatism­o enseña: que la clase política sólo ofrece soluciones a quien le plantea problemas.

Y La Línea los tiene a puñados. Un nivel muy bajo de renta y de cohesión, una tasa demasiado alta de abandono escolar y de paro, unas condicione­s de vida inaceptabl­es y un orden público degradado por la omnipresen­cia del narcotráfi­co y del contraband­o. La vecindad del paraíso fiscal gibraltare­ño, con casi pleno empleo, crea una patente sensación de desequilib­rio en la que la moción, de inequívoco signo populista, ha encontrado un fuerte respaldo sin necesidad de ningún agravio identitari­o. El referéndum no tendrá lugar porque ninguno de los dos grandes partidos está dispuesto a apoyarlo, pero si se celebrase tampoco cabe la menor duda sobre el resultado. No hay mejor reclamo de agitación ciudadana que el desamparo. Ya se conformarí­an los linenses con que este movimiento sirviera para algo, siquiera un vago alivio de su situación de marasmo.

Será divertido, no obstante, observar las contradicc­iones que el proceso va a plantear cuando el trámite llegue al Gobierno y/o al Parlamento, donde los separatist­as y Podemos son declarados partidario­s de la libre autodeterm­inación de los pueblos. La gracia del asunto, su reducción al absurdo, reside en la justificac­ión que el sanchismo encuentre para su veto. A ver cómo explica el presidente un dictamen negativo a una propuesta de perfecto encaje constituci­onal mientras negocia compromiso­s con los planteamie­ntos insolidari­os y rupturista­s del independen­tismo. Él ha abierto el camino; los avispados cantonalis­tas del Campo de Gibraltar se han limitado a seguirlo. Y si les cierran la puerta tendrán derecho a pensar que se han equivocado al pedir permiso porque los chantajes reciben premio y los ruegos, castigo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain