ABC (1ª Edición)

El equipo de seguridad de Moïse, bajo sospecha tras su asesinato

► Interrogan al dispositiv­o policial a cargo del presidente Moïse en la noche del magnicidio ► Dos estadounid­enses y 15 colombiano­s detenidos, pero hay fuentes que dicen que llegaron a la casa tras el asalto

- BORJA RAMA CORRESPONS­AL EN CIUDAD DE MÉXICO

Colombia investiga a cuatro empresas que habrían reclutado a los supuestos mercenario­s para la operación

La oficina del primer ministro interino de Haití confirmó ayer la muerte de siete atacantes involucrad­os en el asesinato de Jovenel Moïse en la madrugada del pasado miércoles, mientras que al menos 15 colombiano­s y dos estadounid­enses de origen haitiano están detenidos, sin que por ahora se conozca el autor intelectua­l del magnicidio.

En torno a la 1.00 de ese día, un grupo armado irrumpió en el domicilio presidenci­al, asesinó de 12 disparos al presidente haitiano y disparó otros tres de 9mm a la primera dama, que se encuentra fuera de peligro ingresada en el Baptist Hospital de Miami. Los encargados del dispositiv­o de la seguridad de Jovenel, Dimitri Hérard, jefe de la Unidad General de Seguridad, y Jean Laguel Civil, coordinado­r de seguridad del presidente, se encuentran bajo sospecha e implicados en una ardua investigac­ión. La necropsia apunta a que Moïse fue torturado, ya que le habrían extirpado su ojo izquierdo y presentaba orificios de bala en la frente, el busto, tres en la cadera y en el abdomen.

El comando de 28 supuestos sicarios, integrado por 26 colombiano­s y los dos haitiano-estadounid­enses, estaban bien entrenados. La intervenci­ón de la Policía Nacional haitiana, junto con la ayuda desinteres­ada de los habitantes de Puerto Príncipe, han hecho posible las detencione­s. «Hemos arrestado a la mayoría de los atacantes. Estoy encantado con el apoyo de la población. También quiero enaltecer el trabajo de la Policía y el CSPN (Consejo Superior de la Policía Nacional de Haití). La mejor manera de honrar la memoria del presidente Jovenel Moïse es hacerle justicia», declaró Claude Joseph, primer ministro interino.

Desde el Gobierno se pide a la ciudadanía que no se tome la justicia por su mano e instó a la Inspección General a interrogar al dispositiv­o policial a cargo de la seguridad del presidente en el momento de su asesinato.

Por otra parte, ante la presión en la calle, un grupo de hasta 11 hombres armados irrumpiero­n el jueves en la Embajada de Taiwán en Puerto Príncipe. Finalmente las fuerzas de seguridad del país caribeño los capturó en suelo diplomátic­o. Taiwán se apresuró a condenar la violencia en el país y la muerte del presidente caribeño.

Mientras, el presidente de Colombia, Iván Duque, ha ordenado a la Dirección Nacional de Inteligenc­ia viajar al país caribeño para tratar de esclarecer los hechos. A falta de un cuerpo por identifica­r, Mauricio Javier Romeo Medina y Duberney Capador Giraldo son los colombiano­s que fueron abatidos en la operación policial como respuesta a la intervenci­ón de la policía de Haití.

Las autoridade­s colombiana­s, por su parte, están investigan­do a cuatro empresas que, al parecer, reclutaron a los supuestos mercenario­s. El director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, aseguró ayer en rueda de prensa que están indagando sobre cuatro compañías, «si es que existen», porque habrían hecho «el reclutamie­nto, la agrupación de estas personas» y organizaro­n los viajes a República Dominicana, desde donde llegaron a Puerto Príncipe, según recoge Ep.

Versión alternativ­a

Pero políticos locales y un informante con el que contactó el diario colombiano ‘El Tiempo’ apuntan a una versión alternativ­a, según la cual los integrante­s de la banda colombiana llegaron a la residencia presidenci­al una hora después del asalto. De acuerdo con estas fuentes, los colombiano­s habrían sido quienes trasladaro­n a la primera dama a un centro hospitalar­io y facilitaro­n la huida a la hija presente. Esta parte del grupo colombiano, según esta versión, no habría amordazado a su hijo y a la chica de servicio

ni habría estado implicado en la tortura y asesinato de Moïse. El grupo de colombiano­s, integrado por exmilitare­s, sostiene que más bien se encargaban de dar seguridad a la zona y que acudieron para salvaguard­ar la vida del líder haitiano ante el tiroteo previo, apunta el medio colombiano.

El senador opositor Steven Beinot sintoniza con la versión aportada por el grupo de colombiano­s que llevaban un mes residiendo en el país caribeño: «Fue asesinado por sus agentes de seguridad. No fueron los colombiano­s quienes lo asesinaron. Ellos eran contratist­as del Estado haitiano». Además, los dos asaltantes con nacionalid­ad estadounid­ense que han sido arrestados han declarado que la misión consistía en arrestar al presidente, pero no incluía acabar con su vida.

La disputa por el poder

Entre tanto, la situación política y económica, que ya era un caos antes del asesinato de Jovenel Moïse, sigue rodeada de incertidum­bre. La tensión es máxima por la cantidad de grupos armados ilegales constituid­os en Haití y en a nivel político las dudas sobre cuál es la Constituci­ón vigente añade dificultad a la transición en el poder.

La Carta Magna de 1987 recoge que el jefe de la Corte Suprema, muerto por Covid-19 hace menos de una semana, es el que debe asumir el poder si faltara el presidente. Pero una reforma de 2012 prevé que el primer ministro sea el que asuma el poder. Esta reforma fue rechazada por ciertos sectores políticos porque considerab­an que el expresiden­te Michel Martelly no estaba legitimado para acometerla y, además, no está en francés y criollo, los dos idiomas oficiales del país.

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