Un laboratorio chino filtra millones de analíticas prenatales
► Una investigación destapa que la información genética va a parar al Ejército
La empresa genética china BGI Group, que vende pruebas prenatales en todo el mundo, está utilizando estos test para recopilar datos genéticos de millones de mujeres y realizar investigaciones exhaustivas sobre los rasgos de las poblaciones en colaboración con el Ejército chino, según ha destapado Reuters en una investigación. Se trata de análisis de sangre que se le realizan a la madre y que permiten detectar anomalías cromosómicas como el síndrome de Down en el feto, conocidos como Nifty por las siglas de ‘Non-Invasive Fetal TrisomY’ (Trisomía Fetal No Invasiva) y se utilizan en 52 países, incluido España.
La agencia de noticias internacional advierte que el test prenatal de BGI es una fuente de datos genéticos para la empresa, que ha trabajado con el Ejército chino para mejorar la «calidad de la población» en una investigación genética para combatir la pérdida de audición y el mal de altura en los soldados. Según la investigación, BGI almacena y reanaliza las muestras de sangre sobrantes y los datos genéticos de las pruebas prenatales y también recogen información genética sobre la madre, así como datos personales como su país, altura y peso, pero no su nombre. Hasta ahora, más de ocho millones de mujeres se han sometido a las pruebas prenatales de BGI en todo el mundo. La empresa no ha dicho cuántas de las mujeres se hicieron la prueba en el extranjero, y dijo que sólo almacena los datos de localización de las mujeres en la China continental. No obstante, Reuters señala que también lo hace con pacientes de todo el mundo.
Seguridad nacional
La mayoría de estas mujeres explicaron que firmaron una cláusula de consentimiento para ceder sus datos de cara a la investigación científica y la propia política de privacidad de Nifty indica que los datos recopilados pueden ser compartidos cuando son «directamente relevantes para la seguridad nacional o la seguridad de la defensa nacional» en China. De hecho, Pekín dejó claro en una normativa de 2019 que los datos genéticos pueden ser un asunto de seguridad nacional, y desde 2015 ha restringido a los investigadores extranjeros el acceso a los datos genéticos de los chinos. En cambio, países como Estados Unidos y Gran Bretaña permiten a los investigadores extranjeros acceder a los datos genéticos como parte de las políticas de ciencia abierta.
Los asesores del Gobierno de Estados Unidos advirtieron en marzo que el banco de datos genómicos que la empresa está acumulando y analizando con inteligencia artificial podría dar a China una vía de ventaja económica y militar. Los estadounidenses alertaron además de que esta tecnología podría impulsar a China a dominar los productos farmacéuticos a nivel mundial y también podría dar lugar a soldados mejorados genéticamente o a patógenos diseñados para atacar a la población mundial o al suministro de alimentos.