«Estoy tan bien que no me acuerdo ni de enamorarme ni de buscar pareja»
▶ Afronta un verano lleno de compromisos entre el rodaje de una película y una obra de teatro
Lo que prometía ser un verano sembrado, se ha teñido de gris a raíz de la muerte de la que fue su gran amiga y compañera, la gran Raffaella Carrá, y es que son muchos los recuerdos que
Loles León tiene para hablar de la italiana. Lleva varios días llorando su marcha y casi no puede ni hablar de ella. Días atrás estrenó en Galicia el espectáculo que le ha escrito su buen amigo Juan Luis Iborra,
‘Una noche con ella’, donde hace un repaso a sus 70 años de existencia, funciones que retomará cuando termine el rodaje de la película que está rodando en Granada.
—Una película, una obra donde la conoceremos y disfrutaremos al tiempo y una pérdida que le ha dejado en shock. Sé que Raffaella Carrá era algo más que una compañera...
—No era una compañera de trabajo ni alguien que pasó por mi carrera. Era mi familia, mi hermana mayor, mi guía, la persona con la que me desahogaba. Me atendía, entendía y protegía y siempre me acompañaba en todas las ocasiones. Durante años trabajábamos muy duro de lunes a viernes y luego disfrutábamos en su casa de Roma o en la del Argentario. No sabía que estaba mala y me da mucha pena que se haya ido. Mi consuelo es que siempre ha sabido todo lo que la quería, que era muchísimo. Se preocupó por mí, nos llamábamos muchas veces. Por eso te aseguro que no era simplemente una persona con la que trabajé. No. Me enseñó el lado humano de todo, el alma. Respetaba profundamente a quien tenía a su lado, aunque fuera su rival, a todo el mundo. Repito que era humana, muy humana. Estoy rodando y no puedo ir a despedirla, pero me quedo con que las dos siempre hemos sabido lo que éramos la una para la otra.
—Sin duda Carrá forma parte de su biografía, que ha servido de inspiración a Iborra para la función ‘Una noche con ella’.
—Estrené hace unos días pero será cuando acabe la película que estoy rodando a finales de este mes cuando salga de gira con la función. Empiezo el 6 de agosto en Vitoria y luego San Sebastián, Coruña, Zaragoza… Iborra la escribió durante el confinamiento y es que piensa que nos conocemos desde hace más de 30 años cuando coincidimos en un programa de televisión a finales de los 80. Creo que es el único que sabe tanto de mí. No olvides que la película ‘Amor de hombre’ también la escribió pensando en mí.
—Esta vez se desnuda pero no precisamente quitándose ropa. ¿Cuesta más despojarse de sus vivencias ante
el público?
—Hombre algo cuesta, pero te diré que mezclamos la verdad con ciertas fantasías. La parte emocional reconozco que la ha escrito para mí y es que llega el momento de explicar algunas cosas.
—¿Ha tenido momentos complicados que recordar?
—Bueno lo más difícil ha sido tocar algunos puntos que considero más íntimos o familiares y es ahí donde hemos trabajado a fondo, pero estoy contenta con el resultado. Hay un trabajo fuerte porque es una comedia musical dramatizada y nos exponemos mucho con canciones de alto nivel y bailes complicados. No es un montaje pretencioso sino muy yo, muy popular. Solo espero que se vayan ampliando los aforos porque la respuesta está siendo muy buena.
—Puestos a bucear en el pasado ¿qué le ha resultado lo más amargo o placentero de su vida?
—Las pérdidas son lo más amargo. Con la pandemia he vivido momentos muy tristes. He estado sola en Madrid y con mucha impotencia. Se me han ido familiares queridos a los que no he podido despedir y hoy lo más duro es poder consolar a los que se han quedado. Joaquín Barreiros me mandó hace días un relato de un amor en un geriátrico y lo que habían vivido esos mayores abandonados. Lo que hemos pasado supera a todo lo que hayamos vivido antes. En cuanto a lo más placentero confieso que es estar con mi nieto que me llena la vida, y también mi trabajo que me encanta. Esta obra me está reconciliando con muchas cosas y solo deseo recorrerme todos los teatros de España.
—¿Y hoy con quién pasaría una noche?
—Conmigo. Iría a verme porque es un espectáculo tan mono y único que me gustaría poder verme desde la butaca.
—¿Los amores han llegado a su vida o habrá que esperar sorpresas en las próximas fechas?
—Las sorpresas creo que han pasado y no me he enterado (risas). Te aseguro que hoy estoy tan bien que no me acuerdo ni de enamorarme ni de buscar una pareja. Me encuentro muy plena.
—¿Ni siquiera aunque sea un desfogue?
—Pues mira si surge pues sí, pero ni está en mis prioridades ni lo pienso. Disfruto con mi trabajo y prefiero decir aquello de «Virgencita que me quede como estoy».
—¿De qué recuerdos se siente más orgullosa?
—Mis recuerdos de la infancia, en la Barceloneta, que por entonces era un barrio de pescadores. Era cuando se hacía vida en la calle y podía ver todo tipo de gente. Aunque se haya hecho más comercial, el barrio no ha perdido ese carácter solidario que se preocupa por sus vecinos.
«Raffaella Carrá era mi familia, mi hermana, mi guía y la persona con la que me desahogaba» Sus pasiones
«Lo que más me llena en la vida confieso que es estar con mi nieto y mi trabajo, que me encanta»