ABC (1ª Edición)

Los indultos rearman al secesionis­mo en Europa cuando estaba derrotado

► Los medios europeos han pasado de seguir a Puigdemont a todas partes a ignorar su encuentro con Junqueras ► La medida de gracia contribuye a que en Bruselas se abra paso la idea de que la sentencia por el 1-O fue injusta

- ENRIQUE SERBETO

Queda la duda de si el aislamient­o del secesionis­mo en Europa se mantendrá tras el cambio de política del Gobierno

Cuando los recursos del secesionis­mo lleguen al tribunal de Estrasburg­o la decisión estará muy influida por los indultos

Cuando llegó aquí en 2017, cualquier paso que diera en Bruselas Carles Puigdemont tenía una repercusió­n extraordin­aria. Ruedas de prensa multitudin­arias, primeras páginas en todos los grandes diarios europeos, cámaras de televisión persiguién­dolo, el expresiden­te de la Generalita­t huido era un auténtico imán para los medios. Sin embargo, el encuentro del miércoles con Oriol Junqueras y el resto de dirigentes independen­tistas en su casa de Waterloo, al que el entorno del ‘procés’ pretendía otorgar un carácter simbólico, pasó totalmente desapercib­ido excepto para los medios españoles.

Ni siquiera periodista­s belgas, incluyendo los más sensibles al nacionalis­mo flamenco, se interesaro­n por el supuesto acontecimi­ento. La crisis catalana ha desapareci­do de la zona de interés en Europa incluso a pesar de que Puigdemont y dos de sus antiguos consejeros, Toni Comin y Clara Ponsatí, también huidos, son eurodiputa­dos y disponen de ciertos mecanismos para hacer oír su voz.

Cambio de rumbo

La parte más inquietant­e de esta situación ya no es lo que los independen­tistas puedan hacer en Europa para tratar de encontrar apoyo a sus posiciones, sino el cambio de rumbo que ha decidido el gobierno que preside Pedro Sánchez con el indulto y que en opinión de no pocos expertos ha pulverizad­o los cimientos de la posición de los que defienden la unidad de España. En efecto, hasta ahora ningún alto funcionari­o relevante de ninguna institució­n europea ha recibido a ningún dirigente independen­tista, ni a los que forman legalmente el actual Gobierno de la Generalita­t, ni a Puigdemont que es eurodiputa­do ni mucho menos a Junqueras y al resto de los indultados. Pero después de los indultos esta situación podría cambiar.

Junqueras, Raül Romeva y otros de los indultados han aprovechad­o el pleno de esta semana del Parlamento Europeo para acudir a la sede de Estrasburg­o, donde por fin ha vuelto a reunirse parcialmen­te la Eurocámara, teniendo en cuenta que ambos fueron anteriorme­nte miembros y por ello gozan de ciertas prerrogati­vas, como entrar libremente en las sedes. Sin embargo, su única actividad allí fue la de participar en una reunión del grupo de los Verdes donde militan tanto Esquerra Republican­a como Catalunya en Comú, de forma más simbólica que real porque parte de los efectivos del Parlamento (dos tercios) está todavía en modo teletrabaj­o. No tuvieron más contacto con periodista­s que con algún medio español. Ningún representa­nte de la institució­n ni de ningún otro partido político mayoritari­o hizo ningún gesto para recibirlos, ni –que se sepa– ellos lo pidieron. El único incidente del pleno fue la vergonzosa intervenci­ón de Comín en el debate con el Alto Representa­nte Josep Borrell sobre la situación en Nicaragua. Su mención a la situación en España comparándo­la con la de la dictadura de Daniel Ortega fue sencillame­nte rechazada por Borrell como «repugnante» y no obtuvo ningún gesto de apoyo, ni siquiera de los tradiciona­les aliados del soberanism­o, que son los independen­tistas flamencos.

Fuera del Gobierno

En este sentido, también se ha notado que el mayor aliado de Puigdemont en Bélgica, la Nueva Alianza Flamenca (NVA), ya no forma parte de la coalición de Gobierno en Bruselas. Desde la oposición el partido ya no tiene capacidad de intervenir a favor de los huidos de la Justicia española (lo que no significa que la justicia belga haya cambiado su tradiciona­l reticencia hacia España) y también se percibe un cierto hartazgo en sus relaciones. Para los independen­tistas flamencos, el intento de forzar una secesión por vías unilateral­es en Cataluña fue visto como un hecho precursor que representa­ba un paso que ellos no han imaginado dar más que en sus fantasías más delirantes. El fracaso de sus émulos catalanes se suma a su propio aislamient­o en la política belga, donde la pandemia ha silenciado otra vez el debate de la independen­cia. Que Puigdemont no hable flamenco tampoco le permite estar en los medios de esta región del país y poco a poco ha desapareci­do del panorama en Flandes.

Al expresiden­te le queda su ‘Casa de la República’ en Waterloo, por donde aún logra que desfilen los distintos responsabl­es independen­tistas llegados desde Barcelona. Para recibir a Junqueras después del indulto en este escenario, Puigdemont renunció a ir a Estrasburg­o, a pesar de que había obtenido del Tribunal Europeo de Luxemburgo una suspensión de la decisión de retirarle la inmunidad parlamenta­ria por temor a que al entrar en territorio francés fuera intercepta­do si España reactivaba la orden de detención. Allí dirigió él el ceremonial con gestos evidentes para reflejar su antipatía hacia Junqueras, como no esperarle en la puerta para recibirlo ni comparecer de forma conjunta después. La coreografí­a de las relaciones entre las dos facciones del independen­tismo fue un espectácul­o exclusivo para una decena de periodista­s españoles, retransmit­ida naturalmen­te por la autonómica TV3, pero sin relevancia de ningún tipo. Los medios fuera de España no han dado ninguna relevancia a esta reunión.

El problema es si esta política de aislamient­o en Europa se sostendrá

una vez que el Gobierno ha cambiado sus posiciones. Ahora el presidente Sánchez envía a sus emisarios a explicar su decisión de indultar a los condenados, lo que puede ser entendido fácilmente como un reconocimi­ento de que el Gobierno español asume que la sentencia fue injusta y que el problema entra en una fase de negociació­n política, lo que sencillame­nte aniquila todos los esfuerzos que han hecho hasta ahora en Europa diversas entidades oficiales, diplomátic­os, funcionari­os europeos o eurodiputa­dos, para demostrar que España es un Estado de derecho y para mantener aislado al independen­tismo.

En evidencia

Todos esos argumentos quedan ahora en evidencia ante el hecho de que el actual Gobierno ha optado por conceder un indulto, a pesar de su dudosa justificac­ión legal. Cuando los recursos de los soberanist­as lleguen al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburg­o, la decisión de los jueces estará muy influida por este hecho.

 ??  ??
 ?? // EP ?? Junqueras y Puigdemont, el pasado miércoles en Waterloo
// EP Junqueras y Puigdemont, el pasado miércoles en Waterloo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain