ABC (1ª Edición)

Melena al viento y alma de poeta

El murciano superó en Mónaco el histórico récord de España de 1.500, propiedad de Fermín Cacho desde 1997

- JAVIER ASPRÓN

Su plan B de ser bombero, por si lo del atletismo no cuajaba, parece que continuará aparcado un tiempo más. Mohamed Katir sigue sin encontrar sus límites y desde el viernes por la noche es el nuevo plusmarqui­sta español del 1.500, un récord que suma al que logró en el 5.000 hace justo un mes y que le convierte en la gran sensación del atletismo español y en una de las grandes esperanzas de medalla en los próximos Juegos Olímpicos.

Katir logró el nuevo tope en la reunión de Mónaco de la Diamond League, escenario emblemátic­o donde acabó segundo, tras el keniata Timothy Cheruiyot, actual campeón del mundo. El español sirvió una actuación estelar para detener el cronómetro en un estratosfé­rico 3:28.76, 19 centésimas inferior al logrado por Fermín Cacho en la reunión de Zúrich de 1997 (3:28.95). El récord del ‘milqui’ era uno de los más antiguos, casi 24 años, y también el de mayor solera, pero nada parece ser suficiente para Katir, 23 años, que lleva una temporada asombrosa tanto en pista cubierta como al aire libre, un año que espera coronar en Tokio con un metal. Allí correrá el 5.000, su prueba estrella, donde también posee el récord de España (12:50.79) tras arrebatárs­elo el pasado 10 de junio en Florencia a Alemayehu Bezabeh.

Katir corrió en el estadio Louis II con el manual de los grandes especialis­tas. Aguantó al fondo del grupo en los primeros 800 metros mientras el polaco Sowinski imprimía un ritmo feroz (se pasó en 1:50 por ese punto). Después, se pegó a Jakob Ingebrigts­en y fue escalando posiciones para afrontar con garantías la última vuelta. A falta de 300 metros superó al noruego y se lanzó a por Cheruiyot. En la última curva pareció que podía hacerse con la victoria, pero el último acelerón del africano fue demasiado para él. Pese a no ganar cruzó la meta mirando ya al cronómetro, pues sabía que su marca era buena. Al ver los números en la pantalla se llevó las manos a la cabeza y sonrió. Su registro supone también la segunda mejor marca europea de todos los tiempos. Por detrás de él llegaron atletas tan poderosos como el australian­o Stewart McSweyn, el polaco Marcin Lewandowsk­i o el etíope Samuel Tefera. También el mayor de los Ingebrigts­en, Filip.

Katir (Alcazarqui­vir, 1998) nació en Marruecos, pero vive en la localidad murciana de Mula desde los cinco años. Empezó a ser objetivo de los focos al inicio de este año, cuando llegó al Europeo en pista cubierta con la mejor marca en los 3.000. En ese campeonato acabó cuarto, pero no dejó que la frustració­n se apoderara de él. Desde entonces comenzó a trabajar «como un maldito animal» en el CAR de Sierra Nevada, donde siguen alucinando con su progresión. «No es magia ni fe», asegura él. «Es solo trabajo diario. Gracias a eso puedo creer que soy uno de los mejores del mundo».

Le gusta escribir poesía y su melena negra luce en el porfolio de una agencia de modelos donde también hace sus pinitos. Dice que el atletismo llegó en el momento justo a su vida, cuando el fútbol empezaba a aburrirle y la calle ofrecía otras distraccio­nes. Desde entonces ha hecho del sacrificio su principal bandera.

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