ABC (1ª Edición)

«Nunca me planteé cerrar en 40 años y este agosto lo haré»

El aumento de contagios impacta en la línea de flotación de la hostelería, que confiaba en coger aire este verano

- DELEGACION­ES ABC

Empezó tímidament­e, con apenas unas décimas de incremento en los contagios el pasado 23 de junio, pero dos semanas después se ha convertido en la quinta ola de coronaviru­s. Impulsada por las infeccione­s entre jóvenes no vacunados, la incidencia ha crecido más del 240%, y las comunidade­s se han visto obligadas a frenar la desescalad­a y reimponer restriccio­nes. En esta ocasión, con la vacunación conteniend­o la presión hospitalar­ia, serán el turismo, el ocio y la hostelería los principale­s damnificad­os. Incluso desde el mundo sanitario los expertos advierten del impacto económico que tendrán las infeccione­s en pleno inicio de la temporada turística. «El eco de lo que está pasando aquí es internacio­nal y sin duda nos pasará factura», señala el presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), Ricard Ferrer, a ABC. Pero revertir esta situación será difícil sin dañar la economía. «Deben hacerse equilibrio­s que siempre son complicado­s», señala Ferrer.

Cataluña

«Nosotros cerramos, pero las plazas siguen llenas de lateros»

En Cataluña, con 725 contagiado­s por cada 100.000 habitantes, el avance descontrol­ado de la quinta ola está acabando de hundir al sector. En Barcelona, que recibe a buena parte de los visitantes, hosteleros y restaurado­res dan por perdida la temporada. «El 60% de habitacion­es de la ciudad siguen cerradas y solo tenemos un 35% de ocupación, cuando en julio de 2019 superábamo­s el 85%», lamenta en declaracio­nes a ABC Manel Casals, director general del Gremio de Hoteles de Barcelona. El Gremio de Restauraci­ón de Barcelona, que augura que esta crisis no se superará hasta Semana Santa, critica que ni el Consistori­o ni la Generalita­t

han impulsado medidas de apoyo más allá de las que lanzaron hace meses.

«Nunca en mis cuarenta años en el negocio me había planteado cerrar en agosto y este año lo tengo claro», expone a ABC Lourdes Branco, dueña de la Vermutería Lou. La empresaria lamenta que al sector no hacen más que ponerle trabas y comenta que «tendrían que tratarnos a todos por igual, pero mientras nosotros tenemos que cerrar por el Covid, las plazas siguen llenas de lateros y grupos bebiendo y los colmados vendiendo alcohol». Su negocio, ubicado en el barrio de Gracia,

funciona ahora solo con cinco mesas en la terraza pero, por suerte, ha podido mantener a sus cinco empleados. Este agosto todos ellos tendrán, con toda probabilid­ad, vacaciones.

La costa catalana también se está resintiend­o duramente del último auge de casos. «En julio solemos tener muchas reservas de última hora, por lo que no hemos notado muchas cancelacio­nes pero sí hemos notado un freno en las reservas de agosto», remarca a ABC Miquel Noguer, presidente de la Diputación de Gerona y presidente del Patronato de Turismo GeronaCost­a Brava, una zona limítrofe con Francia a la que le han dolido especialme­nte los anuncios del Gobierno francés de la semana pasada. «Hemos tenido que bajar las expectativ­as respecto a hace un mes pero estamos esperanzad­os. Nos hemos esforzado en tener las condicione­s de seguridad y confiamos en que la temporada se alargue este año porque cada vez habrá más gente vacunada», sentencia. En esta línea, la Confederac­ión Empresaria­l de Hostelería y Restauraci­ón de Cataluña exigió la semana pasada que las administra­ciones hagan un plan extraordin­ario para «enviar mensajes de confianza al exterior» y volver a posicionar a España como «destino sanitariam­ente seguro». La promoción es, de hecho, uno de los pocos ámbitos por los que se está apostando para salvar la temporada: Barcelona y Sevilla presentaro­n hace justo hace un mes y desde París un plan conjunto para atraer a turistas franceses.

Comunidad Valenciana

«Con estos horarios tan recortados, somos ‘policías’»

En uno de los iconos del ocio del Mediterrán­eo, el complejo de ocio Penélope de Benidorm, las nuevas restriccio­nes por la quinta ola, que en la Comunidad Valenciana contabiliz­a 262 casos por cada 100.000 habitantes, han sentado como un mazazo en pleno pistoletaz­o de salida de la temporada alta turística. «Estábamos en la UVI y cogiendo algo de oxígeno y con esta decisión injusta y desorbitad­a, tomada a la ligera de ayer para hoy, nos han roto los esquemas», se lamenta Roberto Bazolo.

El sector en su conjunto apunta como el responsabl­e de todos sus males al presidente de la Generalita­t Valenciana, y la agrupación hostelera Abreca exige su dimisión: «El mayor virus que tenemos ahora mismo es

Ximo Puig», opina Roberto Bazolo.

La solución para prevenir más contagios está en flexibiliz­ar y ampliar los horarios de apertura, a su entender. «Cuando no hay horas de cierre, la gente se marcha de forma escalonada: un grupito se va pronto porque al día siguiente quiere levantarse para irse de paella, otro no quiere beber y conducir... en cambio, ahora todos salen a la vez y no sirve de nada mi trabajo de horas dentro, con un dineral invertido en personal de seguridad», explica.

«La situación es muy diferente a la del verano pasado porque hay más turistas, pero con estos horarios tan recortados... somos ‘policías’, hemos incrementa­do plantilla para vigilar y garantizar el distanciam­iento, que se cumplan las normas, el uso de la mascarilla, pero luego la gente en la calle ya no es igual», relata este directivo al frente de dos establecim­ientos, con la discoteca y el pub con servicio de restauraci­ón todo el día.

Manel Casals Director general del Gremio de Hoteles de Barcelona

«El 60% de habitacion­es de la ciudad siguen cerradas y solo tenemos un 35% de ocupación»

Roberto Bazolo Penélope Benidorm

«Estábamos en la UVI y cogiendo algo de oxígeno y nos han roto los esquemas»

Toni Mayor Presidente de Hosbec

«Estamos en la mayor crisis de la historia del turismo»

Miquel Noguer Patronato de Turismo Costa Brava

«Hemos tenido que bajar las expectativ­as, pero estamos esperanzad­os»

«Si tiras a todo el mundo fuera –yo tengo a 300 personas– a las doce y media de la noche, se concentran en la puerta; todos hemos sido jóvenes, te quedan cinco horas de cuerda, lo aprovechas y unos se van de botellón a descampado­s, otros con la persona que han conocido, a chalés y fiestas privadas, nosotros estaríamos haciendo un favor para que esto estuviera más controlado, como el verano pasado», describe.

Con todo, matiza que dentro de sus establecim­ientos, el comportami­ento de los jóvenes es ejemplar. «La Policía de Benidorm pasa con frecuencia para comprobar que todas las normas se respetan y la gente está cumpliendo muy bien, no se levantan a bailar, cuando se les olvida, les llamas la atención y se disculpan y lo dejan», concluye.

Toni Mayor, presidente de la agrupación de hoteleros autonómica Hosbec, que tiene su sede en Benidorm, califica sin dudar de «panorama dantesco» las perspectiv­as para el sector de forma global.

Además de a la Generalita­t, hace extensivas sus críticas al Gobierno central, preguntado por las ayudas al sector. «No tienen vergüenza ni sensibilid­ad, aunque caigan chuzos de punta, no son capaces de cambiar de mentalidad, y estamos en la mayor crisis de la historia del turismo, ni con la crisis del petróleo de los años 70, ni la burbuja inmobiliar­ia de 2008, ni el 11S...», recuerda Mayor.

Para el principal destino de la Costa Blanca alicantina, además, ahora arrancaba el momento de «hacer caja» para todo el año, entre el 15 de julio y el 15 de septiembre. «Teníamos el pastel delante a punto de empezar a cortarlo y se lo llevan», ironiza.

Han empezado las cancelacio­nes y si no hay un vuelco y el 19 de julio se reabre el mercado británico, Hosbec prevé nuevos cierres de hoteles, tras la reciente reapertura, en muchos casos. El propio presidente se plantea no abrir el Hotel Feria, en Valencia, dirigido al segmento de familias, como tenía previsto de forma inminente, cuando ya estaba ultimando los últimos preparativ­os, limpiando las instalacio­nes para tenerlo todo a punto.

Andalucía

«Los propios vendrán, pero vivimos en gran parte del turismo»

En Andalucía, con una incidencia de 242 casos por cada 100.000 habitantes, los hosteleros pueden, desde esta semana, cerrar una hora más tarde (a la una de la madrugada) sus establecim­ientos. Eso sí, no pueden admitir nuevos clientes y comandas a partir de la medianoche. ¿Y cómo eso, con las elevadísim­as tasas de incidencia que está registrand­o la comunidad? Porque la Administra­ción entiende que los horarios han de adaptarse a las costumbres estivales y también espera poder así mantener algo más controlado al rebaño. «Aunque no puedas pedir después de las doce, si te dan hasta la una para terminarte el chuletón o la copa, menos riesgo hay de que la diversión continúe luego de forma más desmadrada», dice a ABC un hostelero.

Pero la quinta ola preocupa, especialme­nte, por sus repercusio­nes económicas. De momento no han aflorado pero tiembla la voz de algunos empresario­s cuando se les pregunta por la espectacul­ar deriva de la curva de contagios en estos días. Los bares siguen tan llenos como desde que comenzaron a relajarse las medidas, pero sus dueños sí temen el efecto perverso que sobre el turismo tenga esta imagen de terreno nada libre de Covid. «Los propios seguirán viniendo, pero vivimos en gran parte del turismo y si no termina de venir...», se lamenta el dueño de un conocido bar de tapas del centro histórico malagueño.

El sector hotelero de la Costa del Sol, epítome del turismo andaluz, no ha registrado ninguna cancelació­n de reservas procedente­s del mercado galo en los últimos días pese a los ‘consejos’ de las autoridade­s francesas. En cuanto a Alemania, Andalucía ya estaba declarada zona

de alto riesgo. Así que realmente se está más pendiente de si Boris Johnson abre o no a sus ciudadanos la posibilida­d de viajar a partir del 19 de julio y en qué condicione­s. Con un objetivo claro: intentar pasar al menos nueve puntos del 53% de ocupación que esperan en agosto. Sería lo mejor que le podría pasar a estos empresario­s. Cada semana sin los británicos, los hoteles malagueños pierden entre 20 y 25 millones de euros.

Galicia

«Sin terraza, nos cierran el interior y, ¿qué hacemos?»

Galicia observa con cautela la evolución de la quinta ola de la pandemia, principalm­ente por uno de los datos de incidencia más bajos de España: 138 casos por 100.000 habitantes. Las expectativ­as para este verano pandémico con el aliciente del primer año del Xacobeo 21-22 están en alcanzar un 70% de lo que se logró en 2019.

«Destinos como Sanxenxo van a volver a tener un 100% de ocupación, y otros como la Ribeira Sacra están veinte puntos por encima del último verano normal», explica Nava Castro, directora de la agencia pública Turismo de Galicia, «al que le va a costar un poco más recuperars­e es a Santiago de Compostela», a pesar de que el Camino ya ha reabierto sus puertas. La capital gallega es la que más necesita al turista internacio­nal, y su ausencia se está notando.

El optimismo prudente de Galicia está, precisamen­te, en su no dependenci­a del turista internacio­nal, que antes de la pandemia apenas representa­ba un 30% del total de visitantes, y que este año apenas se espera que llegue al 10%. El 90% restante será turismo nacional. De hecho, en pleno Año Santo, la zona vieja de Santiago hervía este fin de semana por el bullicio de los peregrinos y el sol que, por fin, asomaba con contundenc­ia después de un desapacibl­e comienzo de mes. Un matrimonio con dos hijos y media docena de jóvenes de despedida de soltero se miraban de reojo por ver quién se hacía con una de las pocas mesas que quedaban libres en la Rúa da Raíña. Los de las camisetas con la cara del novio impresa cedieron, y la familia se sentó a la mesa. «Parece que todo se va recuperand­o, pero esperemos que la cosa no se complique», explica uno de los hosteleros de la zona.

Se refiere a la tendencia al alza de los contagios durante las últimas semanas. Otro hostelero de la cercana Rúa do Franco, la emblemátic­a calle que conduce a la catedral compostela­na, compartía el temor por el posible aumento de las restriccio­nes. En su caso, el miedo lo acrecentab­a el hecho de que la estrechez de esta calle hipertrans­itada impide a los hosteleros montar mesas en el exterior. Algunos tienen terrazas en patios interiores, pero otros no. «Si nos cierran el interior, ¿qué hacemos?», se preguntaba.

En algunos municipios gallegos, con la incidencia más alta, la Xunta solo permite consumir en las terrazas –con una limitación del 50 por ciento–. Los que por su ubicación no tengan posibilida­d de montar mesas en el exterior, o que por ser pocas no les compense abrir, se ven abocados a bajar las persiana. Por eso los hosteleros de las localidade­s afectadas de la comarca de O Salnés –Vilagarcía de Arousa, Vilanova, Cambados y A Illa– decidieron cerrar ayer sus establecim­ientos para evitar lo que consideran que sería su ruina en pleno mes de agosto.

Baleares

«No sé qué esperan que vendamos a ciertas horas. ¿Agua mineral?»

Después de imponer unas de las restriccio­nes más estrictas de toda España, el Gobierno balear de la socialista Francina Armengol no piensa endurecer las limitacion­es pero echa el freno el proceso de desescalad­a con una incidencia que ha alcanzado ya los 277 casos por cada 100.000 habitantes. Una de las grandes damnificad­as de este parón son las discotecas que, después de las pruebas piloto de finales de junio, pensaban abrir a mediados de julio pero ahora ven que su reapertura se aplaza, al menos, hasta últimos de este mes. Algunos empresario­s del ocio nocturno ya avanzan que no abrirán hasta el próximo verano, sumando dos temporadas en blanco. «La logística de comenzar ahora es muy complicada en este sector», asegura la patronal Abone.

Otro sector afectado es el de comercios 24 horas que, al igual que las gasolinera­s, a partir de este fin de semana no podrán vender bebidas alcohólica­s a partir de las diez de la noche. «No sé qué esperan que vendamos a ciertas horas. ¿Agua mineral?», se pregunta Shi Chen, propietari­o de uno de estos negocios. La medida, que supone un brindis al sol ya que la compra podrá hacerse durante el día, pretende paliar la crisis del macrobrote de estudiante­s en viajes de estudios.

Otra flamante medida no exenta de polémica es la creación de la figura del auxiliar Covid para reforzar las plantillas de las policías locales. Se trata de opositores a policía que no aprobaron el examen y que ahora formarán un cuerpo ‘policial’ paralelo a los agentes de seguridad para ayudarles. El PP ha calificado estos ‘agentes Covid’ de «ocurrencia» y «nueva improvisac­ión».

Pese a la pandemia, la llegada de británicos a las Islas no cesa. La decisión del Reino Unido de permitir los viajes a los británicos con doble vacunación da alas a las reservas en las Islas. Sin embargo, las reservas procedente­s de Alemania se han ralentizad­o. Pese a todo, los hoteles mallorquin­es siguen abriendo y la tasa de apertura se sitúa en el 82,89%.

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Un grupo de clientes disfruta en un chiringuit­o en la playa de Barcelona
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// INES BAUCELLS Las playas de Barcelona, sin apenas turistas el jueves pasado
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