ABC (1ª Edición)

Su propio verdugo

Si lo que ha hecho Sánchez es deshacerse de los sanchistas más destacados, ¿por qué ha mantenido a los cinco podemitas habiéndole causado problemas?

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

FINALMENTE hay acuerdo entre los analistas políticos: con el cambio de Gobierno, Sánchez intenta detener el desgaste del mismo. Las diferencia­s están en las prediccion­es: para quienes han venido aplaudiénd­ole y encubriénd­ole, tiene posibilida­des de salir a flote, al ganar tiempo. Para el resto, está condenado porque el problema es él, no su equipo. O sea, se ha enterrado más de lo que estaba.

Hay un par de detalles sobre los que existen dudas: si lo que ha hecho Sánchez es deshacerse de los sanchistas más destacados, ¿por qué ha mantenido a los cinco podemitas, que a izquierdis­tas les ganan, habiéndole causado problemas y pueden causarle más? Mi respuesta es: porque todavía necesita sus votos, que serían cruciales si surge una moción de censura, algo hoy remoto, pero posible dados los nubarrones en el cielo. Mejor tenerlos contentos, pues los votos catalanes, visto lo visto, están todo menos seguros.

Algo parecido le ocurre con su partido. Las relaciones con él han sido distantes y tras los indultos, incluso tensas. Pedro Sánchez lo sabe y aunque no es una lumbrera, si lo fuese no estaría en la situación que está, tampoco es tonto y ha tendido puentes hacia él con gentes del aparato, como Óscar López, que será su jefe de Gabinete, pese a haber apostado por Patxi López en la primarias de 2017. También que haya elegido a Isabel Rodríguez, coordinado­ra de Susana Díaz en Castilla-La Mancha, al frente de la Política Territoria­l, que llevaba Iceta, indica su inquietud y que quiere tener cubiertos flancos y espalda.

Conviene no olvidar la personalid­ad de Sánchez, no frecuente en política pero abundante en España. Todos hemos conocido o sabido de alguien joven, atractivo, sonriente, que sin ser una lumbrera se gana la simpatía de su entorno no por lo que dice o hace sino por la ‘charm’ que irradia. Cae bien especialme­nte entre las mujeres de mediana edad, que conservan buena parte de su belleza dispuestas a defenderle de cualquier ataque.

Podía haberse ahorrado lo de ‘rejuveneci­miento’, pero es entre las que se siente más seguro y su nuevo gobierno, más que ‘social, verde y digital’ es feminista, con el doble de ministras que ministros. O sea, está en su ambiente. Que tres de ellas hayan sido alcaldesas le viene bien, pues como presidente ha perdido el contacto con la calle y cualquier día sale desnudo de casa sin darse cuenta. Las tres pueden ponerle al corriente de cómo está el patio. Y aunque no creo lleguen a decirle lo que le dijo Díaz Ayuso el viernes, le harían un favor informándo­le de lo que se dice de él.

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