BORIS JOHNSON ¿QUÉ TIENE QUE DECIR EL PRIMER MINISTRO DE SHAKESPEARE?
Los expertos dudan de que su próximo libro, terminado con un retraso de cuatro años en medio de la pandemia, cambie la visión del genial escritor. Pero parece que sí le ha permitido cubrir sus deudas
Desde que asumió como primer ministro británico el 24 de julio de 2019, Boris Johnson está todos los días en las noticias. Y es que su vida va de titular en titular, por un lado por sus circunstancias personales y, por otro, debido al contexto sociopolítico del país, entre el Brexit y la pandemia. Navegando este océano va el barco del Ejecutivo de Johnson, que ha sufrido también sus propios naufragios: la salida el pasado noviembre de Dominic Cummings, quien fuera la mano derecha del ‘premier’, su asesor principal y ‘arquitecto’ del Brexit, debido a rencillas internas, y la renuncia, hace solo unos días, de Matt Hancock, ministro de Sanidad, tras haber roto las leyes de distanciamiento social al mantener una relación extramatrimonial con una asesora.
A todo esto se suma el ámbito personal del primer ministro: desde las acusaciones contra su mediático padre, Stanley Johnson, por saltarse el primer confinamiento para irse a Grecia, hasta el nacimiento en junio del año pasado de su hijo, Wilfred Lawrie Nicholas. El tercer nombre se lo pusieron él y su pareja, Carrie Symonds, en honor a los médicos llamados así que trataron a Johnson cuando estuvo ingresado en el hospital por complicaciones relacionadas con el Covid-19. Acabó en la UCI y vivió para contarlo.
Él y Symonds levantaron algunas ampollas por ser la primera pareja que vivía en Downing Street sin estar casados, un problema menor al que se puso punto y final contrayendo matrimonio en mayo en una ceremonia secreta en la Catedral de Westminster, el primer casamiento de Johnson por el rito católico, religión que profesa su tercera esposa. Symonds ejerció de ‘primera dama’ en la cumbre del G-7 que se celebró en la localidad inglesa de Cornwall a mediados de junio y cuyo anfitrión fue su marido. Antes, Johnson tuvo que divorciarse de su segunda mujer, la abogada Marina Wheeler, con quien estuvo casado un cuarto de siglo y tuvo cuatro de sus hijos. La pareja rompió en 2018, pero firmaron los papeles en febrero de 2020. Antes, Johnson estuvo casado tres años con Allegra Mostyn-Owen.
Elevado nivel de gastos
Y en medio de toda esta ola que le ha tocado surfear, se ha sabido lo de su próximo libro, una obra sobre William Shakespeare que ha despertado mucha curiosidad porque pocos sabían que el primer ministro fuera un experto en el genial bardo británico. Fue Dominic Cummings, una vez convertido en enemigo, quien contó que Johnson se ausentó del ojo
Emma Smith, experta de la Universidad de Oxford
«PROBABLEMENTE JOHNSON SUGIERA QUE SHAKESPEARE ES UNA ESPECIE DE HÉROE CONSERVADOR NACIONAL COMO CHURCHILL»
público en un momento crítico de la pandemia para poder terminar el libro, porque necesitaba el dinero para pagar su divorcio de Wheeler.
Las críticas al tren de gastos del primer ministro incluso se han materializado en la Cámara de los Comunes, provocando alguno de sus contados enfados en público. El que más, en abril, justo antes de las elecciones locales del 6 de mayo, cuando en la jornada de preguntas y respuestas de los parlamentarios se habló del ‘escándalo de las cortinas’ y Johnson estalló. La Comisión Electoral británica anunció la apertura de una investigación sobre la financiación de las obras de su apartamento en Downing Street, en la que vio indicios de delito, y que costó, según la prensa local, unas 200.000 libras esterlinas (alrededor de 230.000 euros). Johnson insistió en que todo lo pagó de su bolsillo.
Bien es sabido que el ‘premier’ nació en el seno de una familia donde las penurias económicas no fueron una de sus preocupaciones. Sin embargo, la manutención de sus hijos –oficialmente tiene seis, aunque él mismo se ha negado a decir si son más–, la remodelación del piso –si es que la pagó él– y el último divorcio, parece que han hecho mella en su cuenta bancaria. De ahí que además de su nuevo matrimonio y su nuevo hijo, Johnson tenga en la agenda publicar este nuevo libro, por el que le habrían pagado un jugoso adelanto de cinco o seis cifras.
El libro, que es nada más y nada menos que una biografía de Shakespeare, debió ser publicado en 2016, coincidiendo con el 400 aniversario del fallecimiento del escritor, pero fue pospuesto. No es casual que a algunos se le queden los ojos como platos al saber que Johnson ya publicó anteriormente ‘El factor Churchill’, con motivo del cincuentenario de la muerte del famoso ex primer ministro británico, una figura fundamental para entender el siglo XX e ídolo político del exalcalde de Londres.
Esta nueva publicación, que podría ver la luz el próximo año, pone sobre la mesa una faceta del político, de 57 años, menos conocida por el público: la de «intelectual», como le llama el escritor Tom Bower, autor de ‘Boris Johnson: The Gambler’, que rechaza tajante
mente que su figura sea equiparable a la de Donald Trump, como algunos se empeñaron en comparar. De hecho, hay analistas que creen que su estilo populista e incluso su cabello despeinado son parte de un cuidadoso cálculo para captar la atención del público y contrarrestar su elitista educación (en Eton y en Oxford). Su figura es indudablemente controvertida.
Los entresijos de su vida personal, que han llenado páginas del papel cuché, y los términos peyorativos con los que sus detractores se refieren a él –payaso, charlatán, oportunista–, contrastan con su otra cara: la de un tipo solitario, de pocos amigos, lector voraz, capaz de recitar de memoria fragmentos de ‘La Ilíada’ en griego y que alguien que conoce a su familia define a ABC como «la persona con más encanto del mundo en las distancias cortas, incluso si antes de conocerle creías que le odiabas».
Ha publicado media docena de libros, entre ellos uno curioso, sobre paternidad, ‘The Perils of the Pushy Parents’ (que podría traducirse en español como ‘el peligro de los padres muy exigentes’), que él mismo ilustró. Sin duda, un hombre polifacético. Cabe recordar que su prestigio intelectual es ambivalente, tras haber sido despedido del diario ‘The Times’ por inventarse una cita en un artículo. Pero, ¿a qué viene que ahora Alexander Boris de Pfeffel Johnson hable sobre Shakespeare? ¿Está cualificado para ello?
Michael Dobson, catedrático de estudios de Shakespeare en la Universidad de Birmingham y director del Shakespeare Institute, explica a este diario que «Johnson tiene mucho talento retórico, pero se necesita mucho más que eso para escribir bien sobre Shakespeare». «La mayoría de las biografías de Shakespeare no son muy buenas y no creo que él estuviera muy interesado en su propia vida. Ya sabe, vivió una vida isabelina de clase media relativamente común y corriente, y estaba mucho más interesado en Hamlet y Macbeth», afirma.
La trascendencia política del texto sí que llama la atención: «Me temo que el señor Johnson querrá convertir a Shakespeare en una especie de nacionalista inglés, un tipo de héroe patriótico conservador. Y creo que eso es anacrónico», además de que «claramente va a hacer una especie de sinopsis de las biografías de Shakespeare de otras personas, que ya son bastante aburridas… realmente no veo que tenga mucho que aportar». Sobre si vale la pena lo que supuestamente le pagaron, considera que «eso se basará en una estimación de los editores según las copias que vendan. Y, por supuesto, los libros de personajes famosos se venden a menudo en grandes cantidades, incluso a personas que en realidad no los leen. El libro de Johnson sobre Churchill vendió muchas copias. La suposición es que si escribe otro libro sobre una figura famosa, venderá números comparables», señala, y añade que «Shakespeare es muy popular, hay mucha retórica nacionalista muy pasada de moda que no se ha aplicado abiertamente a Shakespeare durante mucho tiempo y odiaría que volviera a ponerse de moda».
En esto coincide con Emma Smith, profesora de estudios de Shakespeare en la Universidad de Oxford y miembro del Hertford College, quien cree «que lo que Johnson probablemente nos dará es un recuento de algunos mitos conocidos sobre Shakespeare» y probablemente «sugiera que es una especie de héroe conservador nacional como Churchill. Creo que reproducirá una visión muy conservadora y muy patriótica», dice, y se pregunta: «Churchill, luego Shakespeare, es un poco Brexit, ¿no?».
Reinventar a Shakespeare
«No creo que tengas que estar empapado de Shakespeare para escribir sobre él. Y creo que alguien como Bill Bryson, por ejemplo, escribió un buen libro. No es un experto, pero es una persona inteligente y se comunica de manera realmente brillante», dice Smith. Sin embargo, no cree lo mismo de Johnson, y se atreve a cuestionar si realmente el libro lo ha escrito él. «No quiero comprarlo, pero quiero leerlo, porque me interesa conocer cómo reinventamos a Shakespeare. La razón por la que seguimos escribiendo biografías. No es porque haya evidencia nueva, es porque seguimos reinventándolo para satisfacer nuestras necesidades o intereses actuales».
En este caso, matiza que hay gente «fascinada con el uso de Shakespeare en la esfera pública, les encanta hacer apropiaciones de Shakespeare por razones políticas», y agrega: «No es una coincidencia que Johnson escriba sobre Churchill y luego sobre Shakespeare, figuras asociadas a lo británico, e incluso más: a lo inglés». Para Smith, «no le están pagando porque crean que el libro va a ser brillante. Le están pagando porque creen que se va a vender».
ABC logró contactar con un estudioso de Shakespeare que, bajo condición de anonimato, confirmó que hace unos años recibió una llamada con la propuesta de ayudar a Johnson a escribir su libro. «Rechacé la invitación. El primer ministro es un periodista perezoso, oportunista… no creo que nadie en el mundo de las ideas piense que es un gran pensador», aseveró y añadió, con retranca, que «como shakesperiano, me recuerda a Falstaff, ya sabes, mentiroso… que se hace el hazmerreír para ganarse la vida». Así que además de un biógrafo de Shakespeare, la vida de Boris Johnson podría servir de inspiración para uno de sus personajes.
Un estudioso de Shakespeare, invitado a colaborar
«RECHACÉ LA INVITACIÓN. EL PRIMER MINISTRO ES UN PERIODISTA PEREZOSO, OPORTUNISTA... NO CREO QUE NADIE PIENSE QUE ES UN GRAN PENSADOR»