Muere un observador del SVA al caer al mar su helicóptero en una persecución al narco
► Intentaba detener una narcolancha frente a Sotogrande; el piloto y el copiloto lograron salvar la vida
La persecución, de madrugada, era como las que tantas veces se han visto en las películas. Una narcolancha huía a enorme velocidad por aguas del Estrecho de una embarcación y un helicóptero del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), cuyos funcionarios, otra noche más, se jugaban literalmente la vida para detenerla y poner fuera de la circulación a los traficantes de droga; también, claro, su mercancía de muerte.
Escenas como estas son frecuentes en la zona, pero la preparación de los funcionarios, en este caso del SVA pero en otros muchos de la Policía y la Guardia Civil, hace que la mayoría de las veces tengan final feliz. En esta ocasión no fue así; el observador de la aeronave José Luis Domínguez Iborra, de 61 años, con una dilatada trayectoria en el SVA, murió tras caer al mar el helicóptero por causas que por el momento se desconocen.
Viento de Levante
La noche era bastante movida. El viento de Levante en la zona había animado a varios narcos a intentar alijar la mercancía en distintos puntos de la costa. Desde Estepona (Málaga) hasta Algeciras se contabilizaron al menos cinco narcolanchas y siete ‘petaqueras,’ las naves de menor tamaño que les suministran gasolina en alta mar. Por tanto, las persecuciones se sucedían a medida que eran detectadas las embarcaciones sospechosas.
La tragedia se desató pasadas las dos de la madrugada. La ‘narcolancha’ implicada trataba de burlar a sus perseguidores, un patrullero del SVA, el Águila IV, y el helicóptero Argos I. De pronto, la aeronave empezó a perder altura y cayó al mar. En ese momento volaba frente a la costa de Sotogrande, en San Roque (Cádiz), a unas 30 millas de Punta Europa.
El piloto y el copiloto, que resultaron heridos, consiguieron salir del aparato por sus propios medios... Segundos después, sus compañeros de la embarcación del SVA estaban ya en la zona del impacto tras tomar de inmediato la decisión de abandonar la persecución. Tanto los supervivientes como tripulantes de la patrullera que se habían lanzado al agua intentaron socorrer a José Luis Domínguez; es más, pudieron sacarlo aún con vida del helicóptero, aunque muy grave.
Los supervivientes y varios compañeros de una patrullera que también participaba en la operación lo rescataron aún con vida
El trayecto a bordo de la patrullera de Vigilancia Aduanera hasta el puerto de Sotogrande fue angustioso. A pesar de todos los esfuerzos –en el muelle esperaba una UVI móvil cuyos facultativos trabajaron sin descanso– fue imposible reanimarlo. A las 4.22 horas, el servicio médico confirmó el fallecimiento.
El cuerpo fue trasladado al tanatorio de Los Pinos, en Algeciras, para la autopsia. Paralelamente comenzaba la búsqueda del helicóptero, que horas después fue sacado a flote. Se espera que las cajas negras y el testimonio de los supervivientes –aún no han declarado, al estar no solo heridos, sino muy afectados psicológicamente– puedan aportar luz sobre las causas del accidente.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el entonces aún titular de Justicia, Juan Carlos Campo, se habían reunido el viernes pasado en Algeciras con los mandos de las Fuerzas de Seguridad, Vigilancia Aduanera, jueces y fiscales de la zona para analizar la marcha del Plan Especial para el Campo de Gibraltar. Había satisfacción, porque entre julio de 2020 y mayo de 2021 se habían llevado a cabo 4.745 operaciones policiales, un 51 por ciento más que en el anterior periodo equivalente. Detrás de esas cifras de éxito –muchas veces la sociedad lo olvida– está el inagotable trabajo de funcionarios como José Luis Domínguez, que se juegan el pellejo por acabar con esta lacra. Es el tercero que ha caído: antes que él murieron un policía local en La Línea y un guardia civil. Sangre derramada por la seguridad de todos.