ABC (1ª Edición)

Espectácul­o total de Diego Ventura y Leonardo

- ROSARIO PÉREZ SORIA

«¡Rabo, rabo, rabo!», gritaba la plaza enfebrecid­a cuando Diego Ventura enterró un rejón fulminante al quinto de Capea. Aquel eco retumbaba como minutos antes la tormenta perfecta desatada, con truenos y rayos que no cesaban. Pero nadie abandonó el escenario: Soria era testigo del espectácul­o total a caballo.

Después de la gloria de Leonardo, al que brindó, Ventura salió espoleado en el último de su lote. Qué manera de encelar al toro con ‘Guadalquiv­ir’ tras el arpón al estribo. Hubo alguna pasada en falso con ‘Fabuloso’, pero luego formó un auténtico ‘Lío’ con un par superior a dos manos y otro más al quiebro. El coso era un manicomio cuando quitó la cabezada a ‘Bronce’: solo un caballo de sangre muy torera se encara con tal expresión a su rival. A dos manos el par y a dos manos se rompía la afición las palmas. Un carrusel y el teléfono contuvo el epílogo sobre ‘Guadiana’, que se arrodilló antes de las cortas. Si pinchó a su anterior sobrero –en el que sorprendió al descabella­r sin echar pie a tierra–, ahora cazó a ‘Vichanero’ a la primera y se embolsó los máximos trofeos: dos orejas y rabo, con una gran ovación en el arrastre al ejemplar.

Con el que estrenó la tarde, el número uno había dibujado el más bello y puro toreo ecuestre a lomos de ‘Sueño’, el caballo soñado por cualquier grande. A dos pistas imantó al animal y templó para colocar luego banderilla­s como dictan los cánones, con una al quiebro sensaciona­l. Torerísimo, arriesgó con ‘Lío’ frente al buen ‘Canastito’. Las cortas al violín pusieron la guinda mientras se avecinaba la tormenta. Ni el pinchazo previo al rejonazo le robó la oreja.

Buena corrida de Capea

Pura fibra, Leonardo apostó con ‘Enamorado’, que trazó hermosinas en la cara del segundo, al que arrancó una oreja. Clavó al estribo con un albino y se amarró las riendas para coronar un par a dos manos. Con raza superior, continuó con violinazos y una rosa unida a una conferenci­a telefónica. Un vendaval se levantó en el cuarto –de arreones entre las embestidas–, en el que buscó la conexión con el público sobre ‘Calimocho’ y en las piruetas de ‘Eco’, aunque fue con un tordo de lazos rojos y gualdas con el que partió la pana hasta lograr el doble trofeo. Crecidísim­o en el sexto, derrochó entrega de principio a fin y sobresalió a lomos de ‘Sol’, el corcel dorado de su cuadra, y obtuvo dos orejas más. Tuvo el detalle de dar la vuelta al ruedo con el Niño de la Capea, que lidió una notable corrida, propicia para el triunfo.

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