ABC (1ª Edición)

Gran Polonesa

Ella estaba casada y tenía tres hijos cuando se conocieron en París. Decidieron pasar el invierno en Mallorca tras convertirs­e en amantes

- PEDRO GARCÍA CUARTANGO

Quien quiera entender la naturaleza de la relación que unió a Federico Chopin y Georges Sand no tiene más que escuchar la Polonesa opus 53, conocida como ‘Heroica’. Fue compuesta en 1842 cuando el idilio entre ambos atravesaba una profunda crisis. Todavía quedaban los rescoldos de una gran pasión, como se puede intuir al escuchar esta pieza del pianista y compositor.

Sigue siendo un misterio la atracción que sintieron estos dos personajes de carácter opuesto e incluso incompatib­le. Tal vez fue eso lo que les ató. Aurore Lucile Dupin, baronesa de Dudevant, era una mujer fuerte, una feminista ‘avant la lettre’ que fumaba y vestía de hombre. Sentía un profundo hastío por la vida conyugal. Más conocida como Georges Sand, pseudónimo con el que firmaba sus libros, era un personaje de los cenáculos literarios parisinos y tenía vínculos con Balzac y Victor Hugo.

Federico Chopin era hijo de un profesor de música de origen francés, que se había refugiado en Polonia. Chopin nació en una aldea cerca de Varsovia en 1810 y a los ocho años ya tocaba conciertos de piano en público. El niño prodigio se convirtió en un pianista afamado que recorría las grandes ciudades centroeuro­peas, provocando asombro por su virtuosism­o.

Los caminos de Chopin y Sand se cruzaron en el verano de 1838 en París. Él tenía 28 años y ella había cumplido los 34. Se conocieron en una fiesta organizada por Franz Listz y su esposa en el Hotel France. Fueron presentado­s por un amigo común. Ambos dejaron constancia de sus impresione­s en ese primer encuentro.

«Hoy he conocido a una celebridad, llamada Georges Sand. Su apariencia no es agradable. De hecho, hay en ella algo que me repele. No sé si es realmente una mujer. Me atrevo a dudarlo», escribió el compositor. Ella mostró una decepción similar: «Ese señor Chopin me parece una niña».

El músico polaco estaba atravesand­o una crisis sentimenta­l, ya que su prometida, Maria Wodzinska, había roto la relación hacía pocos meses, alegando la quebradiza salud del genio. Georges Sand había abandonado a su marido, el barón de Dudevant, que se quedó a cargo de los tres hijos comunes. En ese momento, tenía un amante, que era el escritor Felicien Mallefille.

Federico y Georges superaron esos recelos iniciales y comenzaron su relación en el otoño de 1838. Pocas semanas después, decidieron pasar el invierno en Valdemossa (Mallorca), buscando un clima mediterrán­eo. Chopin padecía tuberculos­is. Tres médicos confirmaro­n el diagnóstic­o durante su estancia en la isla. «Uno me dijo que estaba muerto, otro que me estaba muriendo y otro que me iba a morir muy pronto», comentó a un amigo.

La pareja alquiló una celda en la cartuja de Valdemossa, un paraje natural de extraordin­aria belleza. Tuvieron mala suerte porque ese invierno hizo un tiempo lluvioso y desapacibl­e. Pese a ello, Chopin se sintió inspirado y compuso sus Preludios y dos Polonesas. A finales de febrero de 1839, decidieron volver a París tras vender su piano Pleyel a un matrimonio del lugar.

Es en esa época cuando el pintor Eugéne Delacroix, cercano a ambos, les retrata. Él está sentado tocando el piano, mientras ella le mira. Sand anotó en un cuaderno que Federico era un amante difícil y con tics autoritari­os que rozaban los malos tratos. Se convirtió en su madre y cuidadora, un papel que se fue acrecentan­do con el transcurso de los años.

Tras pasar por Barcelona y Marsella, la pareja viajó a París. Allí alquilaron dos apartament­os contiguos. Ella se llevó a sus tres hijos. Con frecuencia, pasaban temporadas en la finca de Nohant, propiedad de la escritora. Las ausencias de Chopin, ocupado en sus conciertos por toda Europa, empezaron a hacerse más largas y la relación se resintió.

A partir de 1843, cinco años después de conocerse, nada quedaba de la pasión inicial. El detonante de la ruptura fue la toma de posición de Chopin a favor de Solange, la hija de Sand, que había decidido casarse con un hombre que tenía 14 años más que ella. La madre se opuso al enlace y ella se marchó de casa. Federico apoyó su decisión, lo que encolerizó a Sand.

Otro hecho que deterioró la relación fue una novela de Georges en la que describía a Chopin como un príncipe caprichoso, mimado por su mujer y sin fuerza de voluntad. Sus amigos como Victor Hugo se dieron cuenta de que era una descripció­n de la vida en común de ambos, lo cual fue negado por la autora. En 1847, la relación quedó definitiva­mente rota. «Ya no me amaba», confesó la escritora. La enfermedad de Chopin se había agravado en los últimos meses. Murió en octubre de 1849 en su casa de París a la edad de 39 años. Cuando el músico estaba agonizando, Georges se acercó para despedirse, pero la hermana de Federico vetó su entrada. Ella sobrevivió al compositor 27 años, lo que acrecentó una leyenda que no se ha extinguido con el paso del tiempo.

Ella sobrevivió al compositor 27 años, lo que acrecentó la leyenda

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// ZUMA Federico Chopin y Georges Sand.
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