Barbacoas y béisbol
Nuestro ministro carnófobo necesita una barbacoa inteligente para recuperar la sensatez
En pleno fandango de holocausto carnívoro, con siete ministros fulminados, me deleita el maravilloso anuncio de una barbacoa. De barbacoas, uno recuerda la gama que promocionaba George Foreman, el antaño campeón de los pesos pesados que se recicló con la biblia en una mano y la barbacoa de teletienda en la otra. Pero esta nueva barbacoa que irrumpe fuerte para alegrar las noches veraniegas en el chalé no es una barbacoa cualquiera. Es inteligente. Puede conectarse a su telefonillo móvil y así este, por si acaso se descuida de palique con los amigachos, le avisa del punto de la carne, imbatible o no, y de otros detalles que le permitirán triunfar como cocinitas veraniego. Si ya luego desenfunda una guitarra y cuando los postres entona ‘Imagine’, la velada resultará inolvidable. Garantizado.
Lo malo es que, según avanza la inteligencia de los chismes, sospechamos que aumenta el atolondramiento general pues nuestra sesera se torna pulpa perezosa al achicarse sin remedio. A este paso, desde luego, si nos dan a elegir entre la inteligencia de ciertos ministros apuntados a los juegos florales de jarrón chino y esas barbacoas enchufadas al móvil que vigilan desde su inteligencia matemática, científica, escogeremos la barbacoa porque con ella no soportaremos disparates y además resultará menos lesiva al erario público. Inolvidable el diálogo de ‘Heat’ entre el pasma interpretado por Al Pacino y el atracador encarnado por Robert de Niro. «¿No has pensado en llevar una vida normal?», pregunta el poli. «¿Una vida normal, eso qué es, barbacoas y partidos de béisbol los domingos?», contesta el mangui. A un ladrón de esa profesionalidad le regalas una barbacoa inteligente y deja de cavilar palos formidables porque le anulas la actitud, el estilo, el colmillo, la sangre fría. Nuestro ministro carnófobo necesita una barbacoa inteligente para recuperar la sensatez. Que la contrate de asesora a tiempo parcial. El cursillo de guitarra, más adelante, tampoco vamos a empacharnos así de repente.