ABC (1ª Edición)

La Unión Europea quiere prohibir la venta de coches de combustión a partir de 2035

▶ La Comisión lanza su apuesta verde para atajar las emisiones en un 55% antes de 2030 y duplicar las renovables ▶ Una tasa en frontera evitará que la industria europea esté en desventaja ante los países más contaminan­tes

- ENRIQUE SERBETO CORRESPONS­AL EN BRUSELAS

La Comisión Europea lanza su ambiciosa apuesta verde para atajar las emisiones en un 55 por ciento antes de 2030 y duplicar las energías renovables. Para poder reducir a cero las emisiones contaminan­tes en el año 2035 quiere prohibir la venta de coches nuevos de combustión e híbridos desde esa fecha.

La Comisión Europea ha aprobado un enorme paquete legislativ­o de una docena de instrument­os regulatori­os destinados a reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o de la UE en un 55% para 2030, un paso clave hacia el objetivo a largo plazo de volverse climáticam­ente neutro para mediados de siglo. Estas medidas pretenden tener un efecto global en toda la vida de los ciudadanos, aunque los sectores más afectados son el transporte de todo tipo y la energía doméstica, que entrarán a formar parte del mecanismo de comercio de emisiones, es decir, que obligarán a pagar por la contaminac­ión que emiten y que supondrán el fin de la venta de coches con motor térmico. También se ha incluido la tasa carbón en frontera, que obligará a pagar también a las importacio­nes por lo que haya contaminad­o producirla­s en sus países y que está destinada a ser un elemento revolucion­ario en el comercio mundial y afectará sobre todo a los países con los que la UE tiene más tensiones: China, Rusia, Turquía y el Reino Unido. Tanto en sus consecuenc­ias internas como globales, la Comisión quiere evitar en todo caso reacciones sociales alérgicas muy bruscas, como sucedió en Francia con el intento de reducir el consumo de gasoil subiendo los precios y que desembocó con el movimiento violento de los ‘chalecos amarillos’

Los coches de motor de explosión ya no se podrán vender a partir de 2035 y el hidrógeno tendrá la considerac­ión de energía renovable si procede de un combustibl­e limpio. En cuanto a la biomasa, también se pretende separar la originada a base de residuos, de la que usa madera de calidad, mientras que toda la fiscalidad de la energía será revisada, lo que se traducirá en una clara subida de impuestos. Los bosques se considerar­án como depósitos de CO2 por lo que su extensión servirá para compensar emisiones, algo que beneficia más a países nórdicos que a los mediterrán­eos, donde la naturaleza puede ser mucho más lenta.

La propuesta de la Comisión tiene que ser aprobada en los próximos meses por los gobiernos nacionales y por el Parlamento Europeo, lo que significa que todavía hay mucho margen de negociació­n para la definición final y concreta de los mecanismos aprobados. El vicepresid­ente de la Comisión que ha gestionado este paquete, Frans Timmermans, cree que la propuesta será aceptada por los colegislad­ores, incluyendo todos los gobiernos, puesto que «la reducción de un 55% en 2030 ya está aprobada por ley y hay que llevarla a cabo. El transporte no para de aumentar sus emisiones. Y si alguien tiene una propuesta mejor, estamos abiertos, pero por ahora no la hemos visto», señaló.

La Comisión es consciente de que cumplir el objetivo «afectará a las opciones personales y las cuentas bancarias de los europeos de todas las clases. La Unión Europea exigirá cambios en todo, desde los automóvile­s que conduce la gente, hasta la forma en que calientan sus hogares, si podrán tomar un vuelo barato en vacaciones e incluso si sus trabajos actuales existirán en la nueva economía limpia y verde. Bruselas es muy consciente de que si se equivoca en el equilibrio, el resultado podría ser una reacción política en todo el continente. Son medidas para la reducción de las emisiones y la protección de la naturaleza, con los puestos de trabajo y los objetivos sociales colocados en el primer plano». Sin embargo, pretende hacerlo de la forma más suave posible para evitar tensiones sociales y económicas. Muchas de las medidas concretas

Todo el transporte, aéreo y marítimo incluidos, entran dentro del comercio de emisiones que intercambi­a contaminac­ión por dinero

deberán ser individual­izadas por países para tener en cuenta las peculiarid­ades de cada uno. Edificios sostenible­s

El hecho de que el comercio de emisiones se extienda al transporte en general, incluyendo la aviación, el transporte marítimo y la vivienda, parte de la base de que como insistió la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, «la emisión de CO2 debe tener un precio» para alentar a la sociedad a transitar hacia las energías renovables.

La Comisión considera que aunque estas medidas son imprescind­ibles, «cada transforma­ción que se ha producido con éxito se ha hecho con un buen equilibrio social» y esta se hará «con prudencia» y con la ayuda de un fondo social de 2.000 millones para «conseguir que todos se puedan beneficiar de esta transición. Va a ser dificilísi­mo, pero no podemos abandonar a nuestros hijos y nietos a un futuro negro». Es difícil saber cuando se aprobará finalmente este paquete y qué caracterís­ticas finales tendrá, pero en todo caso, pretende recuperar el liderazgo medioambie­ntal para la UE.

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// ISABEL PERMUY Los coches contaminan­tes podrían dejar de circular en 2035
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