ABC (1ª Edición)

Trasladan a la periodista Camila Acosta a la cuestionad­a prisión de 100 y Aldabó

► Su padre, que no ha logrado verla, indicó a ABC que no ha podido hacer ni una llamada y está incomunica­da

- SUSANA GAVIÑA

Por segundo día consecutiv­o, el padre de la periodista Camila Acosta, correspons­al de ABC en Cuba, no ha podido ver a su hija. Si el martes le negaban el acceso al calabozo, donde se encontraba desde el lunes, por el protocolo anticovid, este miércoles le comunicaro­n que ya no se encontraba en la estación policial de Infanta y Manglar, si no en otro centro a dos horas de este: el centro de investigac­ión policial 100 y Aldabó, también situado en La Habana.

«Acabo de ir a la estación de Infanta y Manglar para llevarle objetos de aseo y personales. Y está incomunica­da y con la misma ropa», explicaba ayer a ABC Orlando Acosta, que denunciaba que le habían «tratado muy mal» los agentes con los que habló en la estación. «No me dejan verla, ni permiten que se comunique. No le han permitido ni una llamada ni nada. Y encima sabemos que ya no está donde estaba. Me dijeron que la trasladaro­n a la prisión de 100 y Aldabó, una unidad de investigac­ión policial». Un centro en el que hace una décda estuvo el español Ángel Carromero, por una condena relacionad­a con la muerte del activista Oswaldo Payá, pero que gracias a una gestión diplomátic­a terminó de cumplir su condena en España.

Orlando habla apresurada­mente porque ahora tiene que «buscar un carro» para llegar al lugar que está situado a dos horas. Las referencia­s que tiene el padre de esta nueva ubicación donde esta su hija no son buenas: «Es un centro de torturas, en el que hay criminales. Y ella no tiene nada que ver con eso. No ha cometido ningún delito. No tiene que estar ahí», subraya con cierto dolor en la voz.

Según fuentes del Observator­io Cubano de Derechos Humanos, que monitoriza los presos políticos encarcelad­os por el régimen cubano, se trata de un centro detención que pertenece al Departamen­to Técnico de Investigac­iones (DTI), del Ministerio del Interior. «Hay acusacione­s serias de activistas que han pasado por ahí y presos en general que denuncian que allí se comenten torturas de tipo físico y psicológic­o. Es terrible por las condicione­s a las que someten a la gente allí», añade. Se trataría además de un centro masificado, en el que reina el caos sobre la localizaci­ón y distribuci­ón de los presos. «No significa que esto le vaya a suceder a Camila». La misma fuente explica además que en algunos casos los detenidos son liberados «con medidas cautelares», mientras otros permanecen en prisión «sin que siquiera les haya visto un instructor».

Al preguntarl­e si es una mala señal el traslado de la periodista a este centro, lo confirma: «Sí, porque además de las condicione­s y las prácticas de ese lugar, podría indicar que hay un procedimie­nto en marcha. Me refiero a un proceso penal», concluye.

Camila Acosta fue detenida este lunes tras cubrir las protestas en La Habana el pasado domingo. Se le acusa, según confirmaro­n agentes del Estado a su padre este martes, de «desacato» y «desorden público», por grabar las manifestac­ión y por «incitarlas». Según fuentes especializ­adas en los procesamie­ntos en Cuba, consultada­s por este periódico, la condena por dichos delitos podría oscilar entre un mínimo de 3 y un máximo de 6 años.

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// EFE Imagen exterior del centro de investigac­ión policial 100 y Aldabó

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