Inmunidad de rebaño
Juan José González Rivas Presidente del Tribunal Constitucional
El Tribunal Constitucional se desguaza en una batalla campal entre magistrados. Empieza a urgir el relevo en la presidencia para evitar más desprestigio en la institución
Muy amigo de sus amigos, y enemigo de sus enemigos, ha permitido que el Tribunal Constitucional se haya convertido en una batalla campal en la que lo ególatra ha empezado a primar sobre lo jurídico, con notorio desprestigio de la institución. Pero siempre es mejor remar a favor de corriente y estar a la espera de destinos más mullidos que poner orden y desgastarse cuando un aliado –véase, por ejemplo, Cándido Conde-Pumpido– desprecia de modo insultante a compañeros de Tribunal solo porque discrepan de él y de su «visión de Estado». Aquello tan togado del ‘orden en la sala’, ya si eso, para la vuelta del verano, cuando haya inmunidad de rebaño en el TC. Ya se sabe que con los nuevos cánones impuestos por el Gobierno tras la escabechina de Sánchez, unos, los jueces fetén, deliberan, y otros, los juristas de salón, solo elucubran. Diga que sí. Un presidente siempre ha de estar en primer tiempo de saludo a las órdenes de los amigos. Para no fallarles y dar ejemplo, naturalmente. Y en el barro, la batalla. El viejo aserto de que «aquí todo el mundo va a lo suyo, menos yo, que voy a lo mío», parece haber hecho fortuna en una presidencia cuyo mandato empieza a urgir que llegue a término por el bien de la institución.