ABC (1ª Edición)

GANADO Y ALGAS ROJAS UNA SOLUCIÓN SOSTENIBLE PARA CONSUMIR CARNE

Administra­r 80 gramos de un tipo de alga roja a las vacas reduciría sus emisiones de metano un 82 por ciento. Sin embargo, ese alga es invasora y no se puede comerciali­zar

- SILVIA NIETO

Las declaracio­nes del ministro de Consumo, Alberto Garzón, animando a reducir la ingesta de carne para disminuir las emisiones de efecto invernader­o procedente­s de la ganadería, no solo chocaron con Pedro Sánchez, que confesó su devoción por los chuletones al punto, y con el sector, que se apresuró a corregir al ministro, sino que demostró el desconocim­iento de Garzón de los últimos avances científico­s. Varios equipos de investigad­ores están buscando fórmulas para reducir las emisiones de metano procedente­s del ganado.

Una de estas investigac­iones, de la prestigios­a Universida­d de California en Davis, afirmaba en marzo que introducir 80 gramos de un tipo concreto de algas rojas –la Asparagops­is– en la dieta de las vacas puede reducir hasta un 82 por ciento las emisiones de metano. «Ahora tenemos pruebas sólidas de que las algas marinas en la dieta del ganado son eficaces para reducir los gases de efecto invernader­o y que la eficacia no disminuye con el tiempo», explicaba el director del proyecto, el investigad­or Ermias Kebreab.

Sin embargo, ese alga, la Asparagops­is, está catalogada como especie invasora y, aunque se encuentra en algunas costas españolas, hoy por hoy no se puede colectar ni comerciali­zar. «El tema de las algas es ahora muy candente y recurrente. España ha sido uno de los productore­s más importante­s del mundo en agar-agar, que se obtiene a partir del Gelidium. Es un género de alga roja que se halla en el mar Cantábrico», explica Juan Luis Gómez, profesor de la Universida­d de Las Palmas y director científico del Banco Español de Algas. «El agar es un gelificant­e, es decir, es capaz de formar geles en soluciones acuosas. Se ha utilizado en muchos productos procesados. Lo encontramo­s, por ejemplo, en la película que hay cuando se abre una lata de picadillo». No obstante, «no se puede utilizar para la ganadería, porque para los animales es difícil de digerir».

En España, existen dos especies de algas rojas que pueden ser consumidas por el ganado vacuno y bovino y que reducen sus emisiones: la Asparagops­is armata, que se introdujo en el país en la década de los 30, y la Asparagops­is taxiformis, que lleva alrededor de una década y crece en el Estrecho y el mar de Alborán. «Son especies que tienen bromo, compuestos químicos halogenado­s que causan una acción antimetano­génica. Es decir, que evitan la producción de metano en los rumiantes», explica Javier Cremades, profesor de la Universida­d de La Coruña. Una especie importada «Con un porcentaje bajo de estas algas en la dieta del ganado, se puede reducir la producción de metano e incluso lograr que se asimile mejor el alimento. Se han hecho trabajos serios y se están haciendo cultivos experiment­ales en Tasmania», añade el experto. Sin embargo, «hay un problema muy importante: a día de hoy, la Asparagops­is es una especie importada, propia de regiones australes. Figura en el catálogo de especies exóticas invasoras. Al estar considerad­a así, no se puede colectar ni comerciali­zar».

Pero «hay muchas especies de algas rojas. Por su metabolism­o, son capaces de sintetizar una serie de sustancias que tienen muchas aplicacion­es en la parte biomédica y cosmética. Incluso poseen una serie de pigmentos originales que pueden tener aplicación en varios tipos de desarrollo industrial. Estas especies se pueden cultivar», especifica Gómez. «El estatus de las algas rojas puede evoluciona­r», concede Cremades. «La Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversi­dad establece que algunos tipos de algas pueden cambiar de categoría si llevan tiempo en España y se justifica su utilidad. A día de hoy, es una ventana abierta que nadie ha atravesado», indica.

Según la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO), el ganado vacuno provoca el 62 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernader­o de la ganadería –una actividad que causa el 14,5 por ciento del total mundial–.

Los resultados de la investigac­ión de la Universida­d de California pueden ayudar a «producir de manera sostenible la carne y los productos lácteos que necesitamo­s para alimentar al mundo», según otra de las científica­s de esa institució­n, Breanna Roque.

«Con que el pienso tenga un 0,1 por ciento de algas, las emisiones de metano se reducen una barbaridad», concreta Cremades. «Es algo probado científica­mente, con trabajos serios en revistas contrastad­as, pero a medio o largo plazo es difícil decir qué va a pasar. La Asparagops­is taxiformis se consume en Hawái. Se trata de una especie que tiene incidencia en el aumento de cáncer de estómago, no se sabe muy bien si por el exceso de bromo».

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// GUILLERMO CALVO/ JOSÉ GARCÍA/GUÍA REPSOL ALGA DEL NORTE España ha sido uno de los productore­s más importante­s del mundo en agar agar, un gelificant­e alimentari­o que se obtiene del alga Gelidium (abajo), presente en las costas del norte. Para obtener el alga, los tractores (izquierda) las recolectan en el mar
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