ABC (1ª Edición)

Merkel llama a luchar contra el cambio climático

Las intensas lluvias han dejado más de 200 muertos en Europa occidental y aún hay decenas de desapareci­dos

- ENRIQUE SERBETO CORRESPONS­AL EN BRUSELAS

Con los primeros dos días sin lluvias en todo el mes, la zona que sufrió las inundacion­es del jueves en Centroeuro­pa ha empezado a despertar de la pesadilla para ver la magnitud de la catástrofe. Solo en Alemania se cuentan 183 muertos y decenas de desapareci­dos. La canciller alemana Angela Merkel visitó ayer las áreas devastadas para examinar los daños y reunirse con los sobrevivie­ntes. En Bélgica, el número de víctimas por las mortíferas inundacion­es ha sido elevado hasta 31 muertos y 163 personas desapareci­das, según una nueva evaluación del centro de crisis que pedía a los ciudadanos que aún no han tenido contacto con sus familiares a que se presenten a los servicios de emergencia lo antes posible para intentar esclarecer su paradero.

Merkel, que se encontraba en Estados Unidos en viaje oficial cuando los ríos de la zona se desbordaro­n, visitó ayer el estado de Renania-Palatinado, una de las dos regiones más afectadas en el oeste de Alemania, donde el río Ahr arrasó casas y dejó todo tipo de escombros amontonado­s en las calles. «Estamos a su lado», dijo Merkel a los residentes de la pequeña ciudad de Adenau, calificand­o la situación de «aterradora». La canciller afirmó que estaba impresiona­da por la devastació­n «surrealist­a y misteriosa» que había visto. «Es impactante, casi puedo decir que el idioma alemán no tiene palabras para la destrucció­n que se ha desatado». El Gobierno ha dicho que está trabajando para establecer un fondo de ayuda especial, y se espera que el coste de los daños alcance varios miles de millones de euros. La escala del impacto de las inundacion­es se estaba aclarando gradualmen­te

«Es impactante, casi puedo decir que el idioma alemán no tiene palabras para la destrucció­n que se ha desatado», dijo Merkel

en Alemania, con la evaluación de los edificios dañados, muchos de los cuales tendrán que ser demolidos, y se están realizando esfuerzos para restaurar los servicios de gas, electricid­ad y teléfono. En ciertas zonas, los soldados utilizaron vehículos blindados para limpiar las calles obstruidas por los escombros. En Renania del Norte-Westfalia, se envió a buzos para registrar casas y vehículos sumergidos. Las autoridade­s locales en la vecina Renania-Palatinado dijeron que decenas de personas siguen desapareci­das en ambos estados. Sin embargo, han subrayado que la interrupci­ón de las redes de comunicaci­ón dificultab­a una evaluación precisa y que el número real de desapareci­dos podría ser menor.

Ha pasado lo peor

En la zona del oeste de Alemania y el este de Bélgica había estado lloviendo prácticame­nte sin parar durante todo lo que llevamos de mes de julio y la brusca descarga del jueves no pudo ser absorbida por la tierra y los ríos que ya estaban saturados. Las autoridade­s belgas consideran que desde el punto de vista meteorológ­ico ya ha pasado lo peor, pero están dando instruccio­nes. En la actualidad, el peligro ya no es inminente en las zonas afectadas y se han dado por terminadas las operacione­s de rescate, pero aún se están buscando desapareci­dos en distintas zonas mientras se llevan a cabo las principale­s operacione­s de limpieza y la estimación de daños materiales. El centro de crisis también está brindando una serie de consejos para las víctimas que quieran intentar regresar a sus hogares. Les piden que no entren en el edificio a menos que haya suficiente luz del día y que usen botas de goma si hay más de cuatro centímetro­s de agua en el suelo para evitar el riesgo de descargas eléctricas o cortes y que se alejen del área si huele a gas.

En Alemania, las inundacion­es podrían tener efectos políticos, ya que en septiembre habrá elecciones generales. Merkel, que ya ha anunciado que no se presentará, prometió ayer que el Gobierno aprobará un programa de ayuda a corto plazo en su reunión del miércoles, entre otras medidas que tienen que ver con la transición energética y la lucha contra el calentamie­nto global, tal como impulsa por su parte la Comisión Europea. «Debemos apurarnos. Debemos ser más rápidos en la lucha contra el cambio climático», dijo Merkel.

El ministro de Finanzas, Olaf Scholz, explicó que propondrá un paquete de ayuda inmediata que en una primera fase ascenderá a más de 300 millones de euros y dijo que los funcionari­os deben comenzar a establecer un programa de reconstruc­ción que, por experienci­a con inundacion­es anteriores, será de miles de millones de euros. En todo caso, el debate sobre los fenómenos meteorológ­icos y el cambio climático va a ser aún más importante en al campaña de lo que se creía antes de las inundacion­es del jueves pasado. En Alemania, en 2002 el entonces candidato socialdemó­crata Gerhard Schroeder, remontó una situación muy desfavorab­le en las encuestas precisamen­te gracias a su buena gestión en las inundacion­es que tuvieron lugar poco antes del voto en la zona oriental de Alemania.

La presidenta de la Comisión, la alemana Ursula von der Leyen, y el primer ministro belga Alexander de Croo, visitaron juntos las zonas inundadas de Rochefort y Pepinster el sábado. Von der Leyen escribió después en redes sociales a los damnificad­os diciendo que «Europa está a vuestro lado» y que «es

tamos con ustedes de luto y estaremos con ustedes en la reconstruc­ción». En Lieja, la tercera ciudad más grande de Bélgica, el agua del río Mosa se desbordó el jueves por la noche hacia partes del centro de la ciudad por primera vez en muchos años, lo que llevó a los funcionari­os de la ciudad a pedir a miles de residentes que evacuaran el área.

Los aguaceros históricos también azotaron a zonas de Suiza, Luxemburgo y Holanda, aunque no con la intensidad con la que lo hicieron en la zona de la frontera entre Bélgica y Alemania. Se temía que los holandeses sufrieran los efectos de la crecida de los grandes ríos como el Mosa o el Rihn en su desembocad­ura, pero finalmente no ha habido consecuenc­ias nefastas. Aunque la lluvia ha cesado en las zonas más afectadas de Alemania y Bélgica, las tormentas y los aguaceros han persistido en otras partes de Europa occidental y central. Hubo inundacion­es el sábado por la noche en la zona fronteriza germano-checa y en el extremo sureste de Alemania y la frontera con Austria. En este último país, los trabajador­es de emergencia en las regiones de Salzburgo y Tirol estaban en alerta máxima por inundacion­es. El centro histórico de la ciudad de Hallein, cerca de la frontera alemana, estaba bajo el agua. «Las fuertes lluvias y tormentas desafortun­adamente están causando graves daños en varios lugares de Austria», dijo el canciller austriaco Sebastian Kurz en Twitter, pero en este caso el agua no ha causado grandes daños.

El Papa Francisco ofreció una oración por las víctimas de las inundacion­es y por el apoyo de los «esfuerzos de todos para ayudar a quienes sufrieron grandes daños». «Expreso mi cercanía a las poblacione­s de Alemania, Bélgica y Holanda, afectadas por catastrófi­cas inundacion­es», dijo en su primera aparición pública a los fieles en la Plaza de San Pedro después de una cirugía mayor. «Que el Señor reciba al difunto y consuele a los familiares», añadió.

Tanto en Bélgica como en Alemania se ha producido también una auténtica riada de solidarida­d hasta el punto de que desde las zonas afectadas se ha tenido que pedir que no se hicieran más donaciones por ahora porque como dijo la policía alemana, «la abrumadora voluntad de ayudar» ha dejado las instalacio­nes de almacenami­ento llenas de ropa y comida. En las redes sociales se multiplica­n las iniciativa­s para ayudar a los damnificad­os. En Bélgica han surgido decenas de grupos de Facebook. Por ejemplo, el que ha sido bautizado como «La solidarida­d inunda Lieja y sus alrededore­s» reúne a más de 25.000 miembros que se ofrecen a venir para ayudar en las tareas de limpieza o para albergar temporalme­nte a aquellos que se han quedado sin hogar. Los pueblos y comercios vecinos se ofrecen a actuar como centro de colecta para recoger donaciones. En Bruselas, una agencia inmobiliar­ia está organizand­o una recolecció­n de donaciones, apelando a su experienci­a en tareas de organizaci­ón.

Solidarida­d

Tanto en Alemania como en Bélgica, las donaciones se acumulan en centros de recogida que están relativame­nte lejos de las zonas inundadas, por lo que se necesitará­n camiones para transporta­rla. Y en los dos países, organizaci­ones como Cáritas han empezado a sugerir que las donaciones en forma de dinero pueden ser más operativas para ayudar a personas que lo han perdido todo bajo las aguas.

Estas han sido las peores inundacion­es en esta parte de Europa desde las que se produjeron en 1953 en la costa holandesa cuando una tormenta con vientos fuertes se sumó a los efectos de la marea alta y el Mar del Norte rompió los viejos diques en los Países Bajos lo que causó más de 2.100 muertos. Las autoridade­s holandesas construyer­on después sus impresiona­ntes diques y exclusas para administra­r tanto el empuje del agua del mar como para permitir la evacuación de las aguas de los ríos que desembocan en su territorio. El sistema sigue funcionand­o perfectame­nte y lo ha vuelto a demostrar en esta ocasión en la que han gestionado la riada sin mayor problema.

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La canciller alemana visitó ayer la localidad de Schuld, una de las más afectadas por las inundacion­es
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// EFE Vecinos de Schuld ayudan en las tareas de limpieza tras la tromba de agua que arrasó con la localidad

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